La aldea maldita. Florián Rey, 1930.

Análisis de Alejandra Domínguez:

“La aldea maldita” es la obra maestra de Florián Rey, además se considera como la más representativa del cine mudo español. Se rodó en 1930, sin embargo, en 1942 su director hizo una nueva versión sonorizada.. Este director es de una importancia enorme en el panorama cinematográfico español; trabajó con Imperio Argentina y algunas de sus películas, como “Nobleza baturra”, fueron producidas por Cifesa.

Algunos de los elementos por los que la película se considera una obra capital de la época, son el tema, los planos, la fotografía o la propia forma de actuar de los actores, más cercana al cine moderno. El tema tratado, es de por sí  actual en todas las épocas, pero no cabe duda que en los años 30 el éxodo rural era una epidemia que asolaba miles de pueblos españoles. Lujan es la aldea llamada “maldita” porque sus cosechas se han echado a perder por tercer año consecutivo obligando a sus habitantes a emigrar para huir del hambre. En este escenario tan deprimente se desenvuelve lo que llama Augusto M. Torres, (autor de cine español en 119 películas) “el típico drama rural”. El carácter dramático de la película,  además de por el argumento, viene dado por los escenarios reales, los pueblos de Pedraza, Ayllón y Sepúlveda. Una realidad sin artificios de cartón piedra.

Acacia abandona la aldea donde vive su marido, su hijo y su suegro, en busca de mejores posibilidades económicas e incitada por una vecina. Juan, su marido, tres años después la encuentra en una taberna de la ciudad y decide llevarla a vivir a su casa hasta que muera su padre, eso sí, solo para guardar las apariencias, ya que le prohíbe si quiera acercarse a su hijo. La disputa conyugal es la trama principal de la película. El honor es el protagonista indiscutible; “En castilla no se perdona nunca al que mancha el nombre que lleva”, “Enséñale que el honor es nuestro único caudal”; son algunos de los diálogos que podemos leer con este tipo de mensaje. El abuelo Martin representa aquí al guardián de este honor. Autores como Torres ven en la ceguera del abuelo un claro posicionamiento por parte de Rey.  El matrimonio se reencuentra en la aldea, donde una Acacia trastornada meciendo una cuna vacía es la escena más conmovedora de toda la película. Ablanda el corazón de Juan, que decide perdonarla ante la mirada del tío Lucas. Sobretodo esta última parte de la película es la que considera Augusto M. Torres (“El cine de Florián Rey”), folletinesca por el caudal de hechos que suceden en muy pocos minutos y por la retórica misericordiosa que reina. También el hecho de que el propio director abogue claramente por el perdón, tiene que ver con la sociedad machista patriarcal, de la cual quiere separarse un poco,  posicionándose desde una perspectiva más moderna. El niño marca las diferencias generacionales en contraposición con el abuelo, enfrascado en la moral más autoritaria.  Por lo tanto la forma de contar de la película es para algunos un “Tosco melodrama” y para otros como Luis Rubio “Un duro drama conyugal, social y humano” También este autor ve una clara fotografía realista, debido a los escenarios castellanos naturales y la falta de artificios en general.

Sin duda otro aspecto de la película que cabría destacar como claves de su éxito es una incipiente muestra de reacción social: “Mientras el pueblo pasa hambre, el tío Lucas tiene la despensa bien repleta” es un estereotipo del caciquismo de principios de siglo. Por último, Sánchez Vidal ve también un claro contexto evangélico. Esto además del nombre de la película, lo podríamos observar en un anciano subido a un carromato sujetando las varas en posición de crucificado; o incluso juega con el nombre de Magdalena, la amiga que incita a acacia a irse de la aldea. Así la protagonista tiene que vivir un auténtico “Vía crucis” al ser repudiada por su marido y apartada por dos veces de su propio hijo.

Por lo tanto, la aldea maldita, a mi parecer, más que un melodrama tosco u artificial, me parece una forma bastante moderna y bien construida de abordar dos temas principales como son la emigración, y la defensa del honor por una vieja moral anclada en el patriarcado. Y digo de forma moderna por qué no cabe duda el carácter social que tiene sobre todo la primera parte de la película, característica casi impensable en el cine español de la época. Además suscribe un hecho bastante importante como es el del perdón a una mujer que no sólo ha abandonado a su familia, sino que ha “manchado” su honor, sin embargo consigue zafarse de esa cruz y es perdonada.

Alejandra Domínguez. Mayo, 2010.

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