El Hotel Eléctrico (Segundo de Chomón, 1908)

Análisis de Rubén Zamora:

  …“Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo”

    Algo parecido debió escuchar Segundo de Chomón deambulando por las calles de París en 1895, tras dejar su Teruel natal en busca de un futuro más amable. Esta vez no era un anuncio para un espectáculo circense, sino para el nuevo invento que los hermanos Lumière presentaban en sociedad a los atónitos espectadores, la proyección de imágenes en movimiento, o lo que desde entonces conocemos como cinematógrafo y se establece como espectáculo dominante en la ocupación del tiempo de ocio en las sociedades industriales.

     Difícil tendría Chomón, inquieto aficionado a la fotografía, resistirse a descubrir de propia vista las maravillas que las voces contaban de la nueva manifestación visual por todos los rincones de la ciudad. Tendrá su oportunidad a partir de 1905, después de una breve estancia en Barcelona, trabajando como iluminador de películas para empresas como la Star Films de Méliès, que le permite aprender lo fundamental sobre trucajes del gran maestro y realizando sus primeras panorámicas de ciudades de España encargadas por Pathé, al convertirse en el nuevo responsable de Pathé Fréres para las series de películas de atracciones y fantasmagorías de la productora francesa. Su trabajo consiste en la aplicación de las técnicas de trucaje para obtener efectos fantásticos que asombren al público, a base de transformaciones, sustituciones y sobreimpresiones. Investigador incansable, Segundo de Chomón dará forma a sus particulares ideas en los campos de la fotografía primero para proyectos de otros directores y más tarde con libertad para crear, elaborar la puesta en escena o en fotografía experimental. El hotel eléctrico (1908) es el mejor ejemplo dentro de este género en su amplia filmografía y en la película que deja para la posteridad un magistral dominio de la técnica conocida como “paso de manivela”. Su inquietud le llevó a fabricar su propia cámara con la que podía grabar hacia delante y hacia atrás y cuya vuelta de manivela estaba marcada por ocho puntos que permitían rodar fotograma a fotograma.

    Chomón, que a partir de 1907  incluye el trucaje en una trama argumental mínima y pasa a ser un elemento más del discurso fílmico, permitiendo evolucionar hacia el cine narrativo, en El hotel eléctrico exhibe un repertorio extraordinario de trucajes de objetos animados de forma individual o influyendo sobre los actores cuya presencia queda en un pretexto para presentar ese virtuosismo técnico del rodaje fotograma a fotograma del que Segundo de Chomón, polémicas sobre su atribución aparte, supo extraer su máximo potencial, convirtiéndose en película de referencia para los cineastas contemporáneos y una de las obras fundamentales en la historia del cine universal.

BIBLIOGRÁFIA:

 

-Tharrats, Juan Gabriel. Los 500 films de Segundo de Chomón. Zaragoza. Prensas Universitarias de Zaragoza. 1988.

-Tharrats, Juan Gabriel. Inolvidable Chomón. Murcia. Filmoteca Regional de Murcia/Editora Regional de Murcia. 1990.

-Minguet Batllori, Joan M.  Segundo de Chomón, más allá del cine de atracciones (1904-1912). Barcelona. Filmoteca de la Generalitat de Catalunya. 1999.

-VV.AA. Historia del cine español. Madrid. Cátedra, 1995

Rubén Zamora, 2010.

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