¿Se equivoca la ciencia?

La ciencia discurre por un proceso iterativo, acumulativo, que poda constantemente aquellas de sus afirmaciones que no son verificadas o validadas por la comunidad científica.

Si decimos que las piedras saltan hacia arriba desde sus lugares de reposo, si decimos que las piedras caen desde los balcones con aceleraciones de 100 m/s², si decimos que el Sol da vueltas en torno a la Tierra, cualquiera de estas afirmaciones es rechazada en cuanto cualquier persona observe el movimiento de las piedras, u observe el movimiento del Sol.

La ciencia se equivoca constantemente, pero va generando un cuerpo de conocimiento que es verificable de manera constante.  Si comparamos esto con otros campos de afirmaciones, como aquellas que nos dicen que los muertos resucitan, que los partidos políticos traen la riqueza, o que las aguas de ciertas fuentes curan, observamos una cierta diferencia entre las afirmaciones gratuitas y la praxis real.

El problema de la verdad o de la realidad y de la mentira es un problema esencial para el funcionamiento de la sociedad.  Buena parte de los problemas actuales derivan de que vivimos bajo una inmensa mentira. He recibido para enseñar  la universidad a jóvenes de varios institutos de enseñanza media. Su aspecto era lamentable: Carecían de cualquier interés por la vida real, dando la impresión de vivir en otra esfera, en un mundo virtual. La realidad es que, con la inmensa productividad que ha desarrollado el ser humano, no hay trabajo real para el 90% de la población, pero a los jóvenes se le dice lo contrario. Puesto que no son tontos, rechazan, evidentemente, el mensaje, y se refugian en un mundo irreal.

En la ciencia la realidad es el día a día. Hemos conocido esta semana el fraude de la clonación humana.  A principios del siglo XX se dio publicidad a los rayos N, que iban a resolver un sinnúmero de problemas. En 1989 se recibió la noticia de la fusión fría, que iba a proporcionar energía barata e ilimitada para la humanidad. Pero en ciencia se experimenta. Unos científicos proponen y otros verifican. No hay evidencia de la clonación humana, nadie fue capaz de reproducir los rayos de Blondlot, y nadie ha sido capaz de extraer energía de dos electrodos a temperatura ambiente. En ciencia, si un agua milagrosa no cura, deja de ser milagrosa.

La ciencia lleva encima la cruz de la realidad, una cruz que la sociedad suele rechazar. Esta semana nuestro maravilloso gobierno ha propuesto una ley de ayuda a los inválidos, y ha mencionado que esa ley creará 300.000 puestos de trabajo. Son estos puestos de trabajo los que ven los jóvenes estudiantes: Unos puestos para los que ni instituto ni universidad son, en absoluto, necesarios.

La enseñanza prepara para la especialización y el conocimiento. Pero lo que ofrece la sociedad son trabajos de dependiente, de repartidor, de ayudante de discoteca, de entrenador de fútbol, de asistente de inválidos. En España el dinero no se invierte en producción, para la cual necesitaríamos realmente personas con enseñanza, sino en gasto. El mejor ejemplo es Madrid: Cientos de miles de millones gastados, y cuando el gasto esté finalizado el resultado será el equivalente de un palacio:  Quizá sea bello para verlo, pero, la inversión ¿producirá dinero?  El negocio español es hacer casas. Hacer casas genera trabajo. Pero cuando la casa está hecha, ¿genera dinero?

El problema de la ciencia es que ve la realidad.