Alonso, los sellos y el medio ambiente.

Hoy, 14 de Mayo, 130.000 personas van a pagar una media de 300 euros para ver  a unos robots, controlados desde boxes mediante pinganillos, dar unas vueltas a un circuito de asfalto emitiendo gases malolientes y un ruido ensordecedor, lanzando toneladas de CO2 a la atmósfera. Entre los 130.000 hay 20.000 asturianos.

¿Que consigue esta gente a cambio de su dinero?  En la época griega había gente que viajaba a Epidauro y dejaba un presente para pedir una curación. Había gente que viajaba a Olimpia y pagaba dinero para pedir un oráculo favorable. Nadie conseguía nada a cambio de su dinero. Alonso es el nuevo santo de Asturias. Asturianos y españoles se consideran más ricos por compartir lugar de origen con él.  ¿Lo son? ¿O son mas pobres al haber pagado un dinero a cambio de ruido y contaminación?

 

Con la excusa de tener unos sellos sin valor real alguno, 350.000 personas han dado mucho dinero a otras, que se han hecho de oro,  a cambio de una rentabilidad por encima de la habitual. Uno de los que se han hecho de oro es una persona experta en decir a la gente lo que quiere oír. ¿Que quiere oirá la gente? “Eres un héroe porque naciste cerca (relativamente) de una persona que se está haciendo rica con lo que tu le pagas”, “Vas a ser rico con poco esfuerzo”, “Voy a resolver tus problemas”, “Vótame y tus hijos serán millonarios”, “Haz un exvoto y curaré tu cáncer”, etc., etc.

 

¿Cual es la realidad? El Sr. Alonso vive en Inglaterra, habiendo dejado su Asturias natal. Gana muchísimo más dinero que cualquiera de los que viajan a Montmeló y pagan para verle. Los dueños del circo de la fórmula 1 reciben hoy 39 millones de euros, 6.000 millones de pesetas y no dan nada a cambio, aparte de llenar el aire de CO2. Uno de los proveedores de sellos tenía 1 millón de euros en su chalet en una urbanización de superlujo en Madrid. Como consecuencia de los sellos se nos pide a cada español que seamos más pobres, que paguemos a los ingenuos inversores para compensar una posible estafa.

 

El experto en comunicación de la empresa de sellos nos diría que el mensaje del medio ambiente no vende. ¿Cómo va a vender? Si plantamos bosques lo hacemos entre todos. No hay un Fernando Pérez que vive en Oxford que se haga de oro con nuestro dinero al plantar árboles: No tenemos héroe.  Por  no emitir CO2  no nos ofrecen un 10% por nuestra inversión. Los que nos interesamos por el medio ambiente sabemos que llevar presentes a Lourdes o Fátima, o a Montmeló, no nos cura el cáncer ni nos arregla unas playas hormigonizadas ni unas tierras asfaltadas.

 

Nuestro mensaje no vende. No vende porque describe la realidad, y la realidad se rechaza por un 95% de la población que quiere el cuento: La ganancia fácil, compartir un negocio saneado, el regalo sin trabajo, la cura sin esfuerzo.

 

Y sin embargo nuestro mensaje es un mensaje bello: Encierra dentro la belleza del esfuerzo, eso que rechaza una gran parte de la población. El esfuerzo es bello, el trabajo es lo único que nos hace humanos, que nos permite crear. El médico que cura el cáncer con su esfuerzo, no con un presente a los dioses, la persona que planta 70.000 árboles, el científico que descubre cómo producir hidrógeno a partir del agua, el escultor que acaba una obra de dos años, el escritor que crea un relato de belleza, …. Todos ellos trabajan muy duro, no piden dinero a sus copersonas, o les dan algo a cambio si  lo piden.

 

Tenemos que seguir propagando el mensaje del esfuerzo (sabiendo que es difícil)  frente a la gran masa que  lo que quiere es el regalo. Tenemos que seguir sugiriendo la belleza.

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