Los incendios forestales

Tenemos la locura de un pirómano en Canarias.
De acuerdo. Pero malvados hay en todas partes. ¿No podría el gobierno canario haber tenido cortafuegos , el bosque limpio, y el resto de las medidas que dificultan que un incendio provocado, por un pirómano o por un imbecil, se propague a cinco, seis o diez mil  hectáreas? ¿Donde estaban los cortafuegos?

El riesgo existe en el mundo, la maldad existe, existen los accidentes. No desapareceran nunca. Pero lo que si puede controlarse es el efecto grave de esa maldad, de esos accidentes.

Ante incendios como los de Guadalajara, o el de Las Palmas,  los culpables son unos, pero los chapuceros son otros. A los primeros no se los puede controlar, pero los segundos pueden trabajar duro, no para apagar los incendios, que no se puede, sino para que no se propaguen. El trabajo necesario no es a la hora del incendio, sino unos años antes. Es este trabajar antes del hecho lo que menos asumen los gobiernos del mundo.  Ante el asesinato, llevarse las manos a la cabeza, pero tener policía para controlar las calles, eso no. Ante los accidentes de tráfico, medidas de castigo, pero ¿Donde estan las parejas de motoristas, una cada 20 kilómetros, que patrullaban las carrteras? Hoy ya no se ven. Ante un incendio, helicópteros carísimos que no sirven para nada. Pero ¿donde están los cortafuegos, el limpiar el monte, las patrullas de vigilancia?

El mundo necesita que se asuman responsabilidades, no que la culpa se eche siempre a otros.

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