Spanair: ¡Mamá, yo no he sido!

Como era de esperar, ya empiezan las liberaciones de responsabilidad.

A mí, de pequeño, me enseñaron, y lo hacia orgulloso, a aceptar mi responsabilidad. Si hacía algo mal, era de esperar algún pago, alguna respuesta sobre la acción. Uno era responsable de sus obras, buenas o malas. Era, y es, sentirse persona, independiente, sentir que los demás no te controlan, que eres dueño de tu vida, libre, tu mismo.

En el sistema tribal que domina en España nadie quiere responsabilidad alguna. La idea es que la responsabilidad es de la otra tribu. Dentro de la tribu la respuesta común es ‘Yo no he sido’. El entrenamiento es perfecto, y la desintegración personal para integrarse en la tribu funciona de maravilla.

Respecto del avión de Spanair, no ha sido la compañía, ni sus problemas económicos. No han sido los técnicos de mantenimiento. No han sido los pilotos. No ha sido AENA. El gobierno no ha tenido nada que ver, ni tampoco Aviación Civil.

Es un acto divino. Una de las funciones de la idea de dios es que siempre hay alguien, lejos, fuera del alcance de la ley, a quien se pueden atribuir bienaventuranzas y desgracias.

Durante una serie de días se hablará de la tragedia. Luego habrá otras noticias, y su recuerdo se irá esfumando. Es el fatalismo del Islam: ‘Dios lo ha querido, alabado sea Dios’.

Los gobernantes españoles conocen perfectamente el mecanismo. Lo conocía Franco, y se sigue hoy a rajatabla. Nada de lo que ocurra tiene influencia en el resultado de las elecciones, ni en quitar  poner a un dictador. Sobre este resultado solo opera un mecanismo: Yo soy rojo, tu eres negro. Pase lo que pase yo voto a los verdes, tu a los azules. Yo soy comunista, tu eres de falange. Fijémonos en el verbo: SER. No importa nada lo que se haga. Solo lo que se sea.

Se explica así, perfectamente, el funcionamiento de la sociedad española. Se castiga al que triunfa: El que triunfa puede salirse de las normas de la tribu, puede ser libre y responsable. Se premia al que pierde, al inútil, siempre que ese inútil sepa como echar balones fuera. Los cabecillas de la tribu saben que a lo largo de los meses siempre hay atentados, accidentes, crisis. Los inútiles sirven de maravilla para marear perdices, distraer atenciones, dejar que las cosas se vayan borrando. 

Mientras los miembros de la tribu cojan posiciones de poder o migajas del mismo, mientras ‘sean’ de la tribu, tendrán algo garantizado. Votarán a su tribu.

El misterio del Spanair nunca se aclarará, ni habra nunca responsables.

Los capaces seguiran siempre fuera del sistema. Subirán los inútiles, los que solo sirven para tapar las manchas. para apagar los fuegos, para distraer al personal. Los estafadores.

¡Viva la tribu! ¡Qué horror: Dejar fuera la libertad!

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