Viaje alucinante
autor: Miguel Vicente
Un fantástico paseo en submarino para visitar el interior de las bacterias.
Para algunos sólo les faltaría que apareciese el mito del celuloide de los sesenta, Raquel Welch, para que las cortas películas del interior de varias bacterias que ha obtenido el laboratorio de Grant J. Jensen superen a la ficción de “Viaje alucinante”. En 1966 el director norteamericano Richard Fleischer nos mostraba cómo, a bordo de un submarino microscópico, y tras tras ser reducido a tamaño menor que el liliputiense, viajaba por el interior del cuerpo de un paciente un equipo de médicos, incluído el personaje interpretado por la actriz, para destruir un coágulo inaccesible para los cirujanos y que amenazaba matarle.
La máquina que divide a la célula
El laboratorio de Jensen nos enseña ahora, gracias a las más avanzadas técnicas, cómo es el interior de las bacterias. Ya en 2006 nos mostraron los cuerpos magnéticos de una bacteria y ahora en 2007 nos proponen ver en otra bacteria uno de los elementos de la maquinaria que efectúa la división celular. Se trata de una proteína llamada FtsZ, que poseen casi todas las bacterias y también algunos orgánulos como los cloroplastos de las plantas, y que se parece mucho a una de las proteínas, llamada Tubulina, que nuestras propias células utilizan para, entre otras cosas, repartir los cromosomas en la mitosis.
El laboratorio de Jensen nos enseña ahora, gracias a las más avanzadas técnicas, cómo es el interior de las bacterias. Ya en 2006 nos mostraron los cuerpos magnéticos de una bacteria y ahora en 2007 nos proponen ver en otra bacteria uno de los elementos de la maquinaria que efectúa la división celular. Se trata de una proteína llamada FtsZ, que poseen casi todas las bacterias y también algunos orgánulos como los cloroplastos de las plantas, y que se parece mucho a una de las proteínas, llamada Tubulina, que nuestras propias células utilizan para, entre otras cosas, repartir los cromosomas en la mitosis.
Una vista del interior de Caulobacter crescentus en la que la proteína FtsZ se muestra en rojo. Las imágees se han obtenido en una estirpe modificada para que la cantidad de FtsZ sea mayor de lo normal. La imagen procede de la Figura 4 del trabajo del laboratorio de Grant Jensen citado.
Imágenes con tecnología punta
Para realizar las películas se han aplicado varias técnicas de vanguardia, la primera es un procedimiento de ultracongelación tan rápido que impide se destruya la arquitectura del interior de la bacteria. A continuación se ha utilizado un microscopio electrónico de gran potencia que permite obtener imágenes de objetos que si bien son microscópicos, como la bacteria en cuestión llamada Caulobacter crescentus, son relativamente gruesos a la hora de ser traspasados por los electrones. Han obtenido a continuación imágenes del interior de la bacteria a diferentes profundidades, cada una sería como una rebanada de pan que si las juntamos en el orden correcto nos reproducen la barra completa. Han utilizado luego técnicas informáticas para identificar en las imágenes el lugar que ocupa la proteína FtsZ y por último las han coloreado con un color ficticio, pero muy espectacular, para recomponer lo que veríamos si viajando en un submarino que fuese mil veces más pequeño que el que transportaba a Raquel Welch entrásemos por una punta de la bacteria y navegásemos hacia la otra.
Imágenes con tecnología punta
Para realizar las películas se han aplicado varias técnicas de vanguardia, la primera es un procedimiento de ultracongelación tan rápido que impide se destruya la arquitectura del interior de la bacteria. A continuación se ha utilizado un microscopio electrónico de gran potencia que permite obtener imágenes de objetos que si bien son microscópicos, como la bacteria en cuestión llamada Caulobacter crescentus, son relativamente gruesos a la hora de ser traspasados por los electrones. Han obtenido a continuación imágenes del interior de la bacteria a diferentes profundidades, cada una sería como una rebanada de pan que si las juntamos en el orden correcto nos reproducen la barra completa. Han utilizado luego técnicas informáticas para identificar en las imágenes el lugar que ocupa la proteína FtsZ y por último las han coloreado con un color ficticio, pero muy espectacular, para recomponer lo que veríamos si viajando en un submarino que fuese mil veces más pequeño que el que transportaba a Raquel Welch entrásemos por una punta de la bacteria y navegásemos hacia la otra.
Una imagen genial, la de ftsZ.
estoy estudiando biología, y ahora mismo más concretamente genética microbiana, y es una vision perfecta de la formacion del septo en Caulobacter!
acabo de conocer este blog, pero me da que me hare asiduo! 😀
Interesante artículo y sorprendente imagen.