Por Javier Segura del Pozo

Médico salubrista

 

Hoy, 9 de abril de 2008, es un día triste para la Salud Pública madrileña. Por decreto (el frío nombre administrativo es: Decreto 22/2008, de 3 de abril) se ha suprimido la Dirección General de Salud Pública y Alimentación de la Comunidad de Madrid, dispersándose sus unidades por varias Direcciones Generales de la Consejería de Sanidad. Lo que para el ciudadano de a pie pasará desapercibido o será entendido como una simple (otra más) reestructuración administrativa, que no tiene que afectar a los servicios de salud que recibe, es vista por el que suscribe como el corolario lógico de un largo proceso. Un proceso de degradación del papel social y perdida de influencia de las políticas de prevención de la enfermedad y de promoción de la salud dentro de nuestro sistema de salud, en particular, y de las políticas publicas, en general.

 

Muchos sabemos lo que ha costado construir en los últimos 24 años un sistema de salud pública integral en nuestra Comunidad de Madrid. La inversión de esfuerzos y voluntades para ir juntando piezas administrativas dispersas y para acercar culturas profesionales de diverso origen.

 

Con la creación de la Comunidad de Madrid en 1984 se inició un largo camino:

 

  • De integración de servicios provenientes de instancias tan diversas como la Diputación Provincial de Sanidad, la Jefatura Provincial de Sanidad, el AISNA, etc.
  • De juntar las culturas “periféricas” de los antiguos sanitarios locales con las de los servicios centrales.
  • De alinear la cultura de la inspección, con la de evaluación de riesgos y la de la educación para la salud.
  • De demostrar el valor que tenia el tener en la misma organización a los servicios de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, junto  con los de epidemiología y los de sanidad ambiental e higiene alimentaria.
  • De integrar posteriormente, al fin, a la salud laboral.
  • Del potencial de esta integracion para crear dinámicas transversales entre estas áreas de análisis e intervención en salud pública.
  • De luchar contra cierta visión burocrática de la higiene como mantenedora del orden establecido y de las buenas costumbres.
  • De ver la salud publica como un instrumento de transformación de la sociedad, mejora de su calidad de vida y protección de los más vulnerables.
  • De ir introduciendo el trabajo sobre riesgos (poblacionales, en vez de individuales) y con base a protocolos y programas elaborados y revisados colectivamente.
  • De ir construyendo, con mucho esfuerzo, una red de once servicios territoriales de salud publica de área (con todas las áreas de trabajo, anteriormente mencionadas, representadas en los mismos), que era modélica en España, y fuera de ella.
  • De ir configurando la idea que la salud publica, aunque debe colaborar estrechamente con el sistema asistencial, tiene un objeto de trabajo y unos esquemas referenciales diferentes, que en vez de pensar la salud y la enfermedad en términos individuales y pegados a la demanda, llevan a pensarlos  “en colectivo” (para la población) y en función de los riesgos.

 

En los últimos 22 años de mi relación profesional con la Comunidad de Madrid, he vivido un tiempo de construcción y un tiempo de deterioro del edifico de la salud pública. ¿Puedo llamarlo de “deconstrucción”? No, no utilizare este término pues para mí tiene un sentido positivo: se deconstruye algo para analizarlo, para conocerlo mejor y, llegado el caso, fortalecerlo. Y no creo que este sea el caso.

 

He ido viendo como las paredes y los cimientos de la Administración de Salud Pública de la Comunidad de Madrid se han ido debilitando, llegando a un punto en el que el derribo es muy fácil, dada la fragilidad del edifico y la falta de mantenimiento por sus ocupantes.

 

Es difícil situar el punto de arranque del proceso “debilitador”, pero para mi no  está muy alejado del principio de siglo cuando se inició una reforma (encuadrada en una ley: la LOSCAM), por la que se empezó a segmentar a la organización en dos piezas: la Dirección General de Salud Publica y el Instituto de Salud Publica (por cierto, Instituto ahora disuelto junto con la Dirección General, merced a este decreto demoledor). A pesar del discurso de “fortalecer” a la salud Pública, se empezó separando el músculo (“las funciones de autoridad sanitaria”) del cerebro (“las funciones científico-técnicas”) y se acabó sin encontrar ni el músculo, ni el cerebro. Aunque no le niego las buenas intenciones a sus promotores, la realidad (entonces fácilmente predecible: ¡perdón, por el «lo dije»!) es que se introdujo un caos organizativo «de muy señor mio», que ha dispersado muchos esfuerzos, ha dificultado centrarse en la tarea de proteger la salud de los madrileños  y ha producido una confusión y descoloque entre los salubristas, que se arrastra hasta el presente. ¡Cuánto tiempo perdido! En resumen, que debilitó la Salud Pública autonómica.

 

Pero la verdad es que en cierto sentido, se sumaba a un debilitamiento iniciado un poco antes. Se reforzó una dinámica, iniciada al final del siglo anterior, por la que se había mantenido la fachada del edifico (acabado de construir en 1991, con el nombre de «Dirección General de Prevención Y Promoción de la Salud», y equipado en los años posteriores), pero se le iba vaciando de contenido. Es decir, se continuó con una estructura funcional heredada, teóricamente basada en programas evaluables anualmente, que en la realidad fue debilitándose y burocratizándose. Los programas cada vez eran menos un instrumento de control de la consecución de los objetivos. Volvieron las dinámicas de separación entre la sanidad médica, la sanidad veterinaria y la sanidad farmacéutica. Los colegios profesionales cada vez tenian más protagonismo. La estructura fue cada vez menos participativa.

 

En la última década se fue reforzando el mundo del “como si”, al que la mayoría de la organización se adaptó buscando salidas individuales: “como si se funcionara por programas”, “como si se evaluara”, «como si los jefes de servicio tuvieran la iniciativa», «como si los grupos fueran equipos», «como si nos creyesemos que esos planes de salud, lujosamente editados en papel cuché (bautizados como los pari-planes), fueran a ponerse alguna vez en marcha», «como si no fueran meros instrumentos para captar subvenciones», «como si los procedimientos de calidad buscaran la calidad», en fin, “como si previniéramos enfermedades”….

 

Lo mediático y efímero primaba cada vez mas sobre el trabajo a largo plazo y en profundidad. Los argumentos técnicos se confundían con los argumentarios mediaticos. La barrera entre lo técnico y lo político se difuminaba intencionadamente. La censura y la autocensura se fundían. Los organigramas cambiaban una y otra vez. Se hinchaban y parecian diseñarse más para colocar a personas de confianza (¿a «compromisos»? «Hoy por tí, mañana por mí»), que para atender necesidades funcionales.  Hacer méritos y trabajar bien, cada vez era menos garantia para promocionarse. Los organigramas oficiales estaban cada vez mas alejados de los organigramas reales. Cada vez estaba mas oscuro quién tomaba las decisiones y porqué. El interes individual por encima del interes general. «Pillar tajada». El interes en el complemento especifico, el interes en los privilegios del poder. …

 

(Nota 1: ¿Se liquidará la Dirección General y el Instituto de Salud Pública sin haber realizado una auditoría de cuentas independiente que comunique publicamente los resultados? Me pregunto si alguna vez se explicará a la sociedad las razones de ciertos escandalosos deficits públicos, que precisamente sirven para desprestigiar LO PÚBLICO, de tal forma que nos quedemos tranquilos de que solo responden a la ineptitud y despilfarro de sus gestores. Es decir, para que concluyamos que no es que los piratas hayan entrado en casa y nos hayan dejado en calzones/bragas, es solo que hemos tenido un ama de llaves «manirrota». ¡Uf, qué alivio!)

 

(Nota 2: ¿Se enterrará el Instituto de Salud Pública sin que nadie explique el porqué? ¿Sin una evaluación de esta experiencia de crear un «ente autónomo público sujeto a derecho privado» que iba a introducir en la administración pública «flexibilidad», modernidad y eficiencia? Flexibilidad en el gasto, flexibilidad en la contratación de trabajadores,…¿No creeis que una evaluación de esta iniciativa sería muy útil para evitar futuros errores y vacunarnos contra futuros encantadores de serpientes? ¿Quien reivindica ahora esta iniciativa?)

 

(Nota 3; ¿Se enterrará la Dirección General de Salud Pública sin que nadie explique el porqué? ¿Para que sepamos si es por ignorancia o eliminación consciente de un organismo que molesta y no encaja en las prioridades institucionales? ¿Porque se reorganizan los pedazos del edificio de esa manera? ¿Concepción reduccionista de la educación para la salud como un instrumento de la relación médico-paciente, de la epidemiologia y la salud ambiental asociadas a las medidas de policia sanitaria y como un instrumento de la inspección, la prevención de la enfermedad asociada a la clínica, la vigilancia epidemiologica dispersa organizativamente, etc? ¿Quien es el ideologo/a de esta reforma? ¿Quien es el guapo o guapa que puede explicar esto sin sonrojarse?)

 

Cada vez aparecian nuevas grietas en el edificio, pero queriamos pensar que éste aguantaria el proceso de deterioro. Pasaban los años (y las legislaturas) y nos decíamos que ya habiamos tocado fondo, que más bajo no podiamos caer. Y nos equivocabamos, una y otra vez. Se podía. ¡Vaya si se podía! Pero siempre estaba la esperanza de que alguna vez seriamos capaces de tapar las fisuras, de remodelar el edificio. No nos imaginábamos, al menos yo, que fueran a derribarlo. ¡Y con tanta facilidad!. Veiamos la enfermedad, pero no queriamos creer que el enfermo habia pasado a ser un moribundo.

 

 

 

 

 

Cada vez mas encerrado en si mismo. Cada vez mas aislado de su entorno. Del resto del sistema de salud, de otros edificios del barrio (servicios sociales, educación, medioambiente, urbanismo, etc, a su vez, con fisuras…¿esta es otra historia o la misma?), del vecindario, de la sociedad. Cada vez era mas desconocido, y los que se habian cruzado con él alguna vez, no tenian claro para qué servía. Nos ibamos convirtiendo en autistas, con la mirada perdida en la pantalla del ordenador (a veces me pregunto si los ordenadores han sido instrumentos de comunicación o de aislamiento), revisando el correo electronico, viendo los cursos a los que nos podiamos apuntar, tal vez aprendiendo inglés (otra vez). Sentados en nuestra mesa individual, vecina (y a la vez aislada) de otras mesas individuales, ocupadas por otros autistas, moradores todos (durante 7 horas al dia) de un edificio, a su vez, autista. Tener una tarea clara que te sacase del autismo era un privilegio. Bienaventurado el que tenia una base de datos que trabajar. ¡Que bien te aislaba de los problemas del entorno! ¡Cómo te ayudaba a evitar preguntas incomodas! ¿Quienes somos, de donde venimos, a donde vamos, para que servimos, para que nos pagan, etc?.

 

 

 

 

Vivir dentro era frustrante. Era dificil estar orgulloso de ser su morador. Era dificil que los vecinos se dieran cuenta del esfuerzo que se hacia cada día. Era imposible que el esfuerzo sobre la palanca moviera nada. Simplemente porque quien tenia que colocar la palanca, no sabia donde estaba el punto de apoyo. O no queria mover nada.

 

 

 

 

Los nuevos lideres y mandos de la organización no provenían del mundo de la salud pública, sino de otras culturas. Parecía haber una desvaloración del ámbito profesional salubrista. Cualquiera vale para dirigir una organización de Salud Pública, aunque no sea salubrista. Ya aprenderá con la práctica. Y esto no lo remarco por un afán corporativista. Los que me conocen saben que éste no es uno de mis muchos pecados. Lo subrayo porque al igual que no hace falta explicar lo que es la sanidad asistencial (“estas enfermo y necesitas un médico”), para explicar lo que es la salud pública hace falta una cierta claridad de ideas, una cierta elaboración teórica y práctica. Una cierta identificación profesional. Tradicionalmente cuando venían políticos nuevos (el nuevo consejero, el nuevo ministro) siempre había alguien que le tenía que explicar qué es “eso” de la salud publica, o que, por ejemplo, salud publica y sanidad publica no eran exactamente lo mismo, etc. 

 

Si ya es difícil explicárselo a nuestras madres o padres o vecinos (ver en este blog el articulo “¿Papá, que es un salubrista?”), supongo que no lo es menos explícaselo al nuevo consejero de sanidad. Me pregunto si éste ha sido uno de los problemas que han llevado a la decisión organizativa de las que hablamos. ¿Nadie le ha sabido explicar al nuevo consejero de sanidad por qué es importante tener una Dirección General de Salud Pública?

 

Probablemente, muchos me tacharan de ingenuo y tendrán otras lecturas para explicar este derribo, muy alejadas de un supuesto déficit pedagógico de sus lideres (¿porque se buscó este tipo de lideres sin posibilidad de liderazgo?). Por ejemplo, mas relacionadas con la transformación privatizadora que ha sufrido nuestro sistema de salud en los últimos años. Y cómo en este contexto, la salud publica no está entre las prioridades. Incluso, que puede molestar. ¿A quien? ¿Para qué?. Me pregunto si incluso la palabra “publica” puede generar cierto rechazo visceral desde algunas opciones ideológicas.

 

 

 

Especulaciones aparte, insisto que el daño ya está hecho y aunque en el futuro podamos volver a convencer al político de turno de las ventajas de tener una administración de salud pública integral, el destrozo será difícilmente subsanable.

 

Desearía con esta carta manifestar mi más profunda solidaridad con los compañeros de salud pública de la Comunidad de Madrid que están viviendo un momento difícil y de desanimo. Deseo que encuentren la mejor vía para salir lo más airosos posibles de este nuevo reto.

 

¡Compañeros estamos en un momento triste en que hay que defender lo obvio! Ello exige un esfuerzo de definición común de qué salud pública se quiere defender. Teneis que ser capaces de explicar a la sociedad madrileña que con esta «reorganización administrativa» ( y por el proceso previo de debilitamiento)  va a estar peor preparada para enfrentarse a las amenazas epidémicas, tendrá menos garantias de que los alimentos que comemos sean higienicos y seguros, estará peor informada sobre sus riesgos para la salud, será más dificil que el arquitecto y el urbanista tenga en cuenta los efectos sobre la salud que implican sus obras, será más fácil que el ambiente que nos rodea nos enferme, que nuestros lugares de trabajo sean menos higiénicos, que los más vulnerables frente a la enfermedad estén peor protegidos, que la enfermedad, la discapacidad y la muerte se siga distribuyendo de forma diferencial según el nivel socioeconómico,…Teneis que saber explicarles que no basta con dar consejos en las consultas médicas, con hacer spots publicitarios, organizar días mundiales o ferias de la salud. Que esta demostrado que no sirve de nada culpabilizar a la gente porque fuma, no hace ejercicio, está obesa, etc. Que no es eso. Que se fue construyendo la administración autonómica de salud pública para proteger a la gente y prevenir a la enfermedad de otra forma.

 

Y no nos olvidemos que si no reforzamos las paredes, el proceso de derribo puede ir mas adelante todavía. Por otra parte, los salubristas que estamos en otras instituciones debemos tener en cuenta que el derribo es fruto de una dinámica cuyas olas pueden alcanzar nuestras playas (una vez más recordemos a Bertolt Brecht).

 

Un abrazo solidario a los vivos.

 

¡Requiem in  pacem a la Salud Pública Autonómica!

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32 comentarios

  1. la capacidad de reacción de Javier es impresionante. No sólo estoy de acuerdo sino que lo suscribo totalmente.

    Mi enhorabuena por esa capacidad.

  2. Gracias Javier por poner palabras a lo que ha venido sucediendo durante los últimos años en la institución de Salud Pública. Como bien sabemos, es necesario tomar distancia, para poder ver los temas con claridad y es muy bueno tener un “analizador” externo que ayude en los momentos de enorme crisis que vivimos con la salud pública. En estas circunstancias es fundamental poder recuperar, como haces, la memoria “histórica” para poner algunas cuestiones en su sitio, antes de salir corriendo para no ser testigo del desmoronamiento de esta institución, cuestión dolorosa para todos, pero creo que especialmente para los que participamos en diferentes momentos de su construcción.

    Hicimos un esfuerzo importante, pese a los bloqueos y obstáculos que se nos puso en el camino, con la elaboración del Libro Blanco de la Salud Pública, por salvar lo que venía desintegrándose, creo que fue también una tarea que nos sirvió para reunirnos, discutir profesionales de diferentes áreas, por actualizarnos y reflexionar sobre los nuevos retos que teníamos delante y ver cómo afrontarlos. En el fondo también creo que intentábamos salvar la gran falla que ya se había abierto. Cada uno desde su lugar, en mayor o menor medida, hemos seguido haciendo denodados esfuerzos por dar sentido a las tareas contradictorias o “no tareas” que se nos han encomendado, pero vemos que ha sido en vano.

    Las preguntas que planteas son fundamentales pues parece que hoy en día “nadie, ninguno de nuestros responsables políticos tiene que responder de la creación y destrucción de estructuras públicas” que afectan en este caso a la prevención y cuidado de la salud colectiva. El aislamiento del que hablas ha sido un aliado inmejorable para todo este proceso de desintegración y hoy, un día después de la publicación del “Real Decreto”, me pregunto cómo podremos romper este tiempo de falta de práctica en ejercitar la comunicación con los compañeros para repensar juntos qué estrategias ponemos en marcha para dar a conocer lo que está sucediendo y el alcance que se deriva de esta situación.

  3. Gracias Javier por seguir ahí, y sobre todo por explicar tan bien aquello de "de aquellos barros vienen estos lodos". ¿lo leerá el consejero?

  4. Gracias amigo Javier por tu solidaridad, esfuerzo personal y claridad de ideas. Ahora más que nunca la Salud Pública necesita de personas sabias y comprometidas con ella, que nos ayuden a todas y todos los salubristas a defender este campo profesional. Y con ello no quiero transmitir una idea "corporativista" de la Salud Pública. Si apelo a defender esta profesión es porque entiendo que, dada su complejidad e importancia para salvaguardar la salud de los grupos poblacionales, para procurar la equidad y evitar la sobrecarga de morbimortalidad en determinados colectivos, regiones, etc, para promocionar la salud más allá de lo que se pueda hacer desde, por ejemplo, un centro de salud, y un largo etcétera que tú ya has reflejado en tus magníficos artículos, se hace necesario el trabajo de personas especializadas, con experiencia en este campo, procedentes de diferentes disciplinas, capaces de dar respuesta eficaz y efectiva a los actuales retos para la salud, como pueda ser el cambio climático, el envejecimiento de la población, las ya mencionadas crecientes desigualdades entre grupos de personas que se traducen en diferentes cargas de mortalidad o la mejor atención a los problemas de las y los adolescentes y jóvenes. Sólo entiendo este trabajo desde un lugar propio, que posibilite el crecimiento profesional y el trabajo interdisciplinar. La desaparición en el nuevo organigrama de la Consejería de Sanidad de nuestra Comunidad, de la D.G. y del Instituto de Salud Pública, viene a destruir este espacio y, bajo mi punto de vista, supone un gravísino daño a la Salud Pública y, por lo dicho anteriormente, también a la salud de las y los ciudaddanos.

    Sin duda estamos ante un momento muy triste que nos obliga a una respuesta contundente, por ética personal y por nuestro compromiso profesional con la ciudadanía.

    Gracias Javier.

  5. ¡¡un autentico desastre!!

    Os copio la carta que he escfito esta mañana a la redaccion de el pais, como ciudadana y profesional afectada por esta perdida…

    redaccion.

    Soy una médica de Atención Primaria del servicio Madrileño de Salud. Ejerzo mi trabajo como médico de familia desde hace más de 25 años. Estoy interesada, por las cuestiones generales de la organización sanitaria en nuestro país como garantía para una adecuada atención de salud al ciudadano. Considero que solo dentro de una organización adecuada podemos los profesionales hacer correctamente nuestro trabajo con las personas que atendemos, y esta organización en la Comunidad de Madrid hace demasiados años que se deteriora gravemente

    Y en concreto, estoy, como tantos otros, muy preocupada, por los claros y peligrosísimos síntomas de desmantelamiento de lo publico en el sector de la sanidad madrileña.

    Citaré la campaña de acoso a los profesionales del H Severo Ochoa; el desvío de recursos ingentes a empresas privadas en la construcción y asignación de población a empresas que gestionen los nuevos hospitales y se beneficien con ello, dejando descapitalizada la sanidad madrileña; y también el mantenimiento de condiciones indignas para el trabajo en los centros de Salud de nuestra comunidad, cada vez mas masificados, y con profesionales que trabajan en condiciones de presión y tiempo muy peligrosas para el correcto ejercicio de la escucha y la intervención medica. En este momento convocados a una huelga de los médicos de Atención Primaria, en conflicto con la conserjería de Sanidad por la dignificación de las condiciones de nuestro trabajo

    Sin embargo no es ese el motivo de mi contacto con ustedes. Ayer me informaron compañeros de Salud Pública, que realizan una labor imprescindible en cualquier territorio, sea de nivel nacional o regional/autonómico, Me informan casualmente, como un lamento, que el instituto de Salud Pública y la Direccion General de Salud Pública quedan en extinción y sus funciones y profesionales quedan anulados o repartidos por otras departamentos, de un rango mucho menor. Hoy, o ayer, sale publicado en el BOCAM esta nueva estructura.

    Todos los que comprendemos el significado de esta medida estamos consternados

    Una cosa así no tiene precedentes en ninguna otra comunidad autónoma. Todos los países, hasta los menos desarrollados deben tener y tienen departamentos de Salud Pública fuertes, bien coordinados, incluso cuando sus recursos son escasos. La salud pública es la salud de la población atendida en su conjunto, con sus diagnósticos, sus chequeos y sus intervenciones necesarias. No es lo mismo que la suma de la salud de cada uno de los ciudadanos. Es enormemente peligroso desmantelarla. Estoy segura de que quienes toman esta decisión no imaginan la importancia de contar con un departamento en situaciones de Crisis sanitarias, y sobre todo la necesidad de actuar de forma preventiva ante los muchos problemas sociales actuales con repercusión en la salud. Y esto no puede hacer se funcionalmente si los profesionales y sus experiencias se diluyen por diversos servicios, otros son despedidos, y se les hace ver que no son necesarios para la sanidad madrileña.

    Tal vez esta noticia no parezca grave a la opinión pública. Es verdad. Tampoco lo parecía cuando hace unos años la Asamblea de Madrid aprobó en una ley de acompañamiento de los Presupuestos anuales normas que posibilitan la enajenación de servicios y su puesta en manos privadas, con las consecuencias que se tienen que ver a diario en la prensa, cuando ya tienen poca capacidad de ser modificadas. Vean el ejemplo la privatización de los laboratorios (campo muy rentable), o la noticia reciente de que el Hospital 12 de Octubre hace las tareas de esterilización de material quirúrgico del hospital (privado) del Sur, metiéndolas en el hospital publico de forma semiclandestina, por la puesta de atrás y en coches particulares….

    …Nos alarmamos por las consecuencias , y cuesta mas ver las causas…

    Será muy doloroso ver noticias de problemas de Salud Pública, que en el futuro pueden no contar ya con una organización técnica preparada y unificada, como tenemos ahora, para la atención prevención y promoción de los problemas de salud. Vacas locas, sida, alcoholismo y drogadicción en las poblaciones juveniles, violencia de genero, prevención de los trastornos mentales, atención a la persona dependiente y cientos mas….no son cosa de atención individual. SON PROBLEMAS DE SALUD PÚBLICA.

    Como lectora, como médica, como ciudadana, impotente ante la política sanitaria que padecemos les pido que investiguen esta noticia, hablen con los interesados, no se conformen con las visiones oficiales, y ayuden a la opinión publica a tomar conciencia de las repercusiones de esta desatinada medida

    Elena Aguiló Pastrana

    Medico de Familia y comunidad

  6. Como epidemióloga de la Comunidad de Madrid, aunque en estos momentos no ejerza como tal, he alucinado con la desaparición de la Dirección General. Y estoy muy de acuerdo con Javier en que la generación de la hidra de dos cabezas -Instituto y Dirección general-, fue probablemente una cuña importante en las grietas del edificio que aumentaron su fragilidad.

    Pero quizás lo más peligroso para ciertas ideologías que tiene la salud pública es esa palabra, pública…y no privada ¿no?.

  7. Hola.

    Un abrazo cariñoso y solidario a todos, a los de "dentro" y a los de "fuera", a los que desde muchas perspectivas: humanas y de amistad, profesionales, cívicas, vecinales…sufrimos el despiece de la "Salud Publica" como "institución" y, también, como "práctica de políticas públicas". Estoy de acuerdo con Javier, ¿como no estarlo?.

    Sin embargo, creo que la tarea de la memoria, siendo imprescindible, es sólo una parte del quehacer común. Me da la impresión, hasta cierto punto es lógico por el golpe sufriido y estar la herida "viva", que "miramos sólo al pasado" en este tema de la salud pública, que estamos dando por perdida no sólo la Institución Salud Publica, sino las "políticas de salud pública. ¿Por que no hacemos una primera carta colectiva señalando lo que "esta en juego?"?, por qué no tratamos de hacer una cierta interpelación profesional, científica (en las asociaciones respectivas), política (en el Parlamente Madrileño)…por qué no nos comprometemos a generar un debate "publico" sobre la salud?…

    Me parece que, a pesar del dolor y de las derrotas, los análisis lúcidos deben ayudarnos a mirar hacia adelante y ayudar a cambiar las cosas. Uno de los errores, que señala Javier y que hemos hablado más de una vez, es el de no estar suficientemente en la "calle", en el "espacio público".

    Si estáis de acuerdo con eso o con más cosas…incluido un abrazo "presencial", "ya sabéis mi paradero"…o, como decía otra, "silbad" y vengo. Un abrazo a todos. fernando.

  8. Estoy noqueada desde que me enteré el martes, tanto que inicialmente no me lo creí, y tanto que no sé que deciros. Lo único que quiero, en realidad, es mandaros un fuerte abrazo a todos los trabajadores de la Dirección General y del Instituto de Salud Pública.

    Cuando me despedí de vosotros hace un mes, os daba las gracias porque todo lo que sé lo he aprendido con vosotros. Por eso quiero deciros ahora que no os merecéis esto, que nuestra sociedad necesita profesionales como vosotros, generosos, comprometidos y muchas veces ingenuos y sobre todo que creen en el servicio público.

    Os escribo esto porque sé también que puede ser momento de reproches, a esto suenan algunos comentarios o suspiros de “se veía venir” “tenemos lo que nos merecemos” “deberíamos habernos movido cuando…” e incluso algún, “se lo han ganado a pulso, que se fastidien” oídos desde fuera.

    Este abrazo es para todos, también para aquellos con los que me he peleado, con los que nunca he estado de acuerdo, ni lo estaré. Porque también contra vosotros he aprendido y porque sé que nos une la profesión y el proyecto de salud pública. No nos equivoquemos la culpa no es nuestra, quizá podríamos haber sido más listos, quizá no deberíamos habernos confundido y peleado entre nosotros, en vez de identificar el enemigo común, quizá… Pero es que no era tan fácil, había que ser a la vez “ingenuos como palomas y astutos como serpientes”.

    Pero eso ahora ya no importa, ahora lo que importa es poder aprender de todo esto, porque la salud y las necesidades de la gente son más grandes que una legislatura, que unos políticos incompetentes, que una coyuntura difícil y que los intereses de unos cuantos.

    No me puedo resistir a recordaros la frase del Cardenal Richelieu que encabeza el Libro Blanco de la Salud Pública de la Comunidad de Madrid, que también existe, aunque algunos hagan como que no.

    “No hay nada más oculto que los efectos de la prudencia, ya que consisten en evitar los males previniéndolos. Esto hace que en general no se reconozcan ni agradezcan los favores de este tipo, cuando en realidad son los más grandes que se pueden hacer”.

    Un abrazo muy fuerte, estoy orgullosa de haber compartido con vosotros el nacimiento y desarrollo de la salud pública en la Comunidad de Madrid.

    ….continuará

  9. La verdad es que como no me lo podía creer, ayer escribí un comentario tan incongruente, que tuve que pedir a la administradora que lo borrara. Haré algo más decente aunque no tengo tiempo para esmerarme.

    Resulta muy difícil entender decisiones de esta naturaleza. Esperemos a ver que razones ofrecen, y si hay alguna razonable, lo cual dudo.

    Todo país que se precie debe tener un sistema de salud pública centralizado y eficiente. Ya sabemos todos lo que son las dispersiones de competencias. Al fin y al cabo la salud del ciudadano es lo primero ¿O no? Del mismo modo es más económico la prevención que la sanación, ¿o no? Todos los países, o en España las CC.AA, van por ese camino ¿O no?.

    Cada vez importa más la salud pública a nivel mundial, apareciendo todos los años revistas nuevas a nivel internacional redes de investigación etc. ¿O no?

    No es solo (aunque si lo más importante) que nos sintamos preocupados, sino que yo también estoy avergonzado, por una decisión que nos retrotrae al pasado y nos aleja de las políticas de los estados más desarrollados de nuestro entorno.

    Pero tiempo al tiempo. Cuando vengan las siguientes situaciones en que se necesite este tipo de instrumentos veremos que responden las autoridades implicadas. Da la sensación que se están poniendo ellos solitos la soga al cuello.

    Mucha innovación y desarrollo ¿verdad?. ¿Pero y la salud de los ciudadanos?, ¿Eso no les importa? ¿Comenzamos a tener la política de los dragones asiáticos?

    El bien más preciado de un procomún debería ser la salud de sus ciudadanos (hasta en la cancioncilla aquella de tres cosas hay en la vida…….. ) En Madrid existe un laboratorio de esta índole, yo llevaría el caso allí.

    En Alcalá esta el laboratorio de Sustentabilidad. Este sacó una nota de prensa que era para poner colorado a toda la clase política española (no solo a la regional) sobre la falta de alertas a la población cuando la contaminación del aire supera los limites tolerables, etc. etc. Otro foro para que de su veredicto. Pero queda el defensor del pueblo, porque pueblo somos todos y por lo que parece les importamos un pimiento.

    Siendo desconocedor del tema interno, no me extraña este tipo de decisiones en España. No son patrimonio de un partido, sino una muestra de que la falta de buen juicio campea por toda la clase política del Estado. Es frecuente que cuando un ente no funciona (no se si era el caso) se suprima. Pero necesidad y buen funcionamiento a veces no van unidos. ¿Qué hacer? Simplemente exigir responsabilidades a los responsables del rumbo descarriado y hacer que funcione. Eso dicta la razón. ¿O no? Pero aquí no. Primero se crean dos (la bicefalia a la que se hace referencia en otro comentario), lo cual como se alega pudo ser el inicio del problema, y luego ninguna. ¿En donde queda la razón y el buen juicio? Esperemos que den una alternativa juiciosa y mejor que la anterior y ya mismo. De no hacerlo, ya lo hará otro partido y sacará suculentas ganancias electorales de este desatino.

    Finalmente señalar y denunciar la falta de respeto que impera en estos momentos en España a la hora de respetar la profesionalidad que trabajan para los entes públicos. Estado. No se informa, no se consulta, etc. (como si no existiéramos) Se da un golpe de estado y punto pelota. No es la primera ocasión ni será la última. Y así va España por parte de los que se les llena la boca hablando de ella. ¿Y de los Españolitos qué?.

    No hace falta ser un cerebro para entender que esto es un desatino. Esperemos sus explicaciones. Nos las deben a todos los madrileños.

    Juanjo Ibáñez

  10. !Como me identifico con toda la historia que describe Javier. Nadie podría haberlo contado mejor porque, como yo, ha vivido el fulgor y muerte de la Salud Pública de Madrid desde el principio de los tiempos. Estoy triste porque me siento algo culpable por haberlo consentido, pero es que desde hace tiempo profesionalmente estoy medioviva.

    Deberíamos hacer algo, los equipos políticos se van, se reorganizan , pero nosotros nos quedamos con la ruina y sin futuro.

    !Que destrozo de profesionales! Para mi es el peor de los pecados en los responsabilidad de dirigir personas.

    Gracias, Javier por describir tan bién lo que pienso y siento.Un abrazo

  11. Es verdad que tenemos que dejar a un lado las miserias de la vida cotidiana y aunar fuerzas para paliar los daños. La privatización de la sanidad es clara. Lo que además me asusta es la frivolidad con la que desde el gobierno de la Comunidad de Madrid se trata este asunto. Leo en el periódico "Para Sanidad, el cambio obedece a simples "razones organizativas" ¿esas simples razones están avaladas por algún informe, por alguna auditoría que así lo aconseje? Espero que sea así y no se esté jugando con la salud de la población, la tarea de los profesionales y con el dinero público(cabe recordar que solo el ISP tenía asignado en la Ley de Presupuestos más de 62 millones de euros), ¿dónde irán ahora los trabajadores y el dinero?

  12. ¿La suerte está echada?

    Hace 4 meses que me despedí como trabajadora “social” de la salud pública. Tras leer ayer la noticia del decretazo, además de llamar a mis entrañables amigos de la institución para darles el pésame, no he podido resistir la tentación de visitar este blog para conocer más de cerca opiniones y sentimientos de los trabajadores afectados. Leyendo el artículo de Javier, han emergido recuerdos de mi última etapa en el Servicio de Promoción de la Salud, aunque el tiempo se encarga de aplacar emociones y convertirlas en reposados y juiciosos pensamientos. Y así me siento ahora, pero acompañada de un sentimiento de perplejidad y sorpresa. Reproduzco las palabras de Javier: “Nos ibamos convirtiendo en autistas, con la mirada perdida en la pantalla del ordenador (a veces me pregunto si los ordenadores han sido instrumentos de comunicación o de aislamiento), revisando el correo electrónico, viendo los cursos a los que nos podiamos apuntar, tal vez aprendiendo inglés (otra vez). Sentados en nuestra mesa individual, vecina (y a la vez aislada) de otras mesas individuales, ocupadas por otros autistas, moradores todos (durante 7 horas al dia) de un edificio, a su vez, autista. Tener una tarea clara que te sacase del autismo era un privilegio. Bienaventurado el que tenia una base de datos que trabajar.” Realmente esta situación la viví durante mucho tiempo y esto realmente “no es saludable” ni posibilita la motivación necesaria para cuidar de la salud de la población ni de nadie. Es mejor "tirar" el edificio que se cae, pero, eso si, para construir otro nuevo en su lugar, no para dejar un "solar".

    Sólo deseo que el cuidado de la salud individual y colectiva se convierta alguna vez en prioridad para algún político y que como profesionales y ciudadanos exijamos una sanidad pública que trabaje en red con otras instituciones sociales y donde las personas dejen de ser “pacientes” o “usuarios”, no quedando descontextualizadas de sus condiciones de vida. Porque los ingresos, el trabajo, la vivienda o la formación condicionan vivir 10 años más o 10 años menos.

    Yo también me solidarizo con todos los profesionales de la salud pública, sanitarios, sociólogos, pedagogos o trabajadores sociales, que han luchado con su trabajo diario en la búsqueda de la equidad en salud para cuidarnos a todos.

    Os deseo suerte y mando desde aquí un abrazo a Pilar Serra, Manuela Arranz,

    Maravillas Izquierdo, Milagros Ramasco, Luís Seoane y a otros muchos que compartieron un café y una sincera comunicación conmigo. Y muchas gracias a Agustín Rivero y a Félix Robledo por apoyar a la Asociación Nacional de Miopía Magna a la que pertenezco por padecer una grave enfermedad visual.

    Te mando un saludo, Javier.

    María Lourdes Martínez Méndez

    trabajadora social del

    Centro de Día y Centro de Mayores Los Cármenes

  13. Buena narrativa la de Javier, con gran poder explicativo y que ayuda a mantener (al menos) la memoria colectiva. Desde mi blog (http://buengobiernosns.blogspot.com) también andamos dando caña a este tema de la voladura incontrolada y atolondrada de la estructura de salud pública).

    Quizás, Javier, coincidiendo plenamente con tu opinión, mi línea explicativa sea un tanto diferente; al menos en dos cosas.

    La primera, es que no logro entender desde la perspectiva política de Espe y Guemes ninguna ventaja en lo que han hecho, y, a medio plazo, bastantes riesgos. Por eso tengo que recurrir a la explicación de incompetencia (aunque en este caso se necesita un particular virtuosismo en practicarla).

    La segunda, es que creo que se ha roto la narrativa del PP en el tránsito de Gallardón a Aguirre: del discurso de modernización de la gestión pública (fundaciones e institutos, como el de salud pública), a la simple fuga de la gestión pública hacia modelos de externalización de la provisión de servicios. En el primero podía haber debate e incluso transacción (yo he defendido como mal menor los institutos y agencias … mal menor frente al óptimo de modernizar la administración desde la perspectiva de un "empresarialismo público" fiel a la ética de servicio público); en este segundo frente de privatización y externalización, creo que el debate (lamentablemente) se simplifica; no cabe ninguna duda de donde posicionarse y qué hacer…

    Lamento mucho la situación concreta de tan buenos amigos que están aprisionados en la sinrazón y estupidez de la actual autonómica … no puede decirse que haya luz al fondo del tunel … quizá toque hacer luz con nuestra movilización e iniciativa.

    Un abrazo, gracias Javier, y ánimo a todos

    repu

  14. Llevo varios días dándole vueltas a la necesidad de expresar en este blog lo que he sentido tras conocer las decisiones recientemente adoptadas por al Consejería, máxime cuando nuestro común amigo Javier Segura, al que doy las gracias, tuvo la deferencia de darme a conocer el texto que había elaborado y que da pie al mismo.

    Soy consciente de que al hacerlo, mi inevitable argumentario pudiera dar lugar a pensar que lo hago desde la óptica de la desresponsabilización, intentando que la mirada se dirija a otro lugar. Pero no me caracterizo por esconderme a la hora de afrontar los problemas de nuestra comun amada, la Salud Pública, y aun a riesgo de que esa sea la apariencia, creo que me debo manifestar. Es por ello que lo hago con nombre y apellidos, para que cada uno pueda ubicar el por qué de las reflexiones y juzgarlas adecuadamente.

    Tras esta introducción, lo primero que procede es trasladar toda mi inquebrantable solidaridad a tantos y tantos que han hecho del sistema de servicios de salud pública de la Comunidad de Madrid un referente de servicio profesional y vocacional y que, como no, me consta que en estos días lo están pasando muy mal. En el tiempo que pude compartir con todos vosotros me enseñasteis de manera incontestable una dimensión distinta del concepto de dedicación.

    En segundo lugar he de aclarar, en línea con mi introducción, que mi participación aquí no pretende excusar ninguno de los errores cometidos durante mi gestión, que los hubo es idiscutible, pero no es menos cierto que sólo quien arriesga está en condiciones de conseguir avances, o al menos eso es lo que sigo pensando a día de hoy, después de haber tenido cuatro años para meditar desde que voluntariamente abandoné la responsabilidad al frente de la Dirección General de Salud Pública por la imposibilidad de hacer valer el modelo consagrado en la LOSCAM.

    Y aquí es donde seguramente mi discurso se aparte del de la mayoría, pero no puedo dejar de ser fiel a mi convicción a la hora de manifestar que la LOSCAM fué, antes de la Ley de Salud Pública valenciana que sin duda la superó, la norma más avanzada y que más oportunidades creó para las funciones de salud pública. Aun reconozco muchos de sus párrafos escritos de mi puño y letra y no se me ha olvidado como en ella se intentaba dotar a la función de salud pública del papel de modulador del resto del sistema de servicios de salud para el bien de "toda" la población. Obviamente este propósito no se ha querido reconocer ni desarrollar por parte de quienes han venido detrás, pero en este caso tengo que hacer de valedor del "espíritu del legislador" puesto que esa y no otra fue la pretensión.

    La LOSCAM, en lo que a salud pública se refiere, fue tambien el intento de "poner en valor" el discurso técnico. A ello responde la creación del Instituto de Salud Pública y es un camino que ha sido seguido cada vez por más territorios que lejos de renegar de ese propósito, como ha ocurrido en Madrid, han querido seguir apostando por él. Y todo ello sin dejar de reconocer una vez más que cometimos errores importantes en su puesta en marcha y que no fuimos suficientemente hábiles para sedimentarlo en los dos años escasos que transcurrieron hasta el siguiente "cambio político", a cuyos responsables sin duda hay que achacarles el inicio de su amortización.

    Todo esto lo comento porque creo que es necesario para beneficio de la propia salud pública y de sus profesionales ubicar claramente las responsabilidades. Os confieso que duele ver como en el discurso de "crisis" todo se mezcla y se confunde. ¿O acaso es lo mismo apostar por modernizar el modelo que extinguirlo?, ¿es lo mismo apoyar la redacción del libro blanco de la salud pública que el hospitalocentrismo?, ¿es lo mismo garantizar un porcentaje de los recursos económicos para la salud pública que descapitalizarla y amortizarla?.

    Lamento, aun a riesgo de ser pesado, el no haber sabido hacerlo mejor, pero si los que amamos a la saud pública queremos defender de la sinrazón la virtulidad de nuestra función, bien haremos en criticar las últimas decisiones por lo que representan, directamente, sin difuminar las responsabilidades. La última reestructuración, a mi modo de ver, se sustenta cuando menos en una ignorancia supina del valor de vuestra/nuestra función, en una vuelta al modelo hospitalocentrista que tantas amarguras produjo al dejar indefensa a la población ante fenómenos como el del síndrome del aceite tóxico y toda la enseñanza que de allí se extrajo.

    No quiero hacerme pesado y por eso termino ya. pero La SALUD PUBLICA, con mayúsculas, de la Comunidad de Madrid, ha dado muchas muestras de gran profesionalidad a lo largo de estos años en que tantos profesionales (algunos de ellos puntualmente con responsabilidad como gestores sin por ello dejar de ser profesionales), se han dejado la piel en conseguir el máximo grado de desarrollo y potencialidad de unos servicios de inexcusable valor preventivo sanitario y social.

    Lo que desde hace cuatro años se viene barruntando, consintiendo y que ahora se concreta, es estricta responsabilidad de quienes con el BOCAM en la mano esriben lo que escriben en él.

    Mucho ánimo a todos y no dudeis que hoy, como siempre, estoy a vuestra disposición.

  15. Extraido del blog Salud Comunitaria

    http://saludcomunitaria.wordpress.com/2008/04/15/malos-tiempos-para-la-lirica/

    Malos tiempos para la lírica…

    Abril 15, 2008 por Rafa Cofiño

    Sobre el pájaro dodo o la supresión de la estructura de Salud Pública en la nueva estructura de la sanidad madrileña

    En alguna ocasión, al presentar unas jornadas sobre educación para la salud en la escuela, reflexionábamos sobre el “peso” que tiene la salud comunitaria (en aspectos más relacionados con la promoción de la salud) frente al “peso” de la medicina asistencial en el complejo entramado actual.

    No es nuestro afán entrar en un debate maniqueo que no viene a cuento: respetamos y queremos ambas. Ni tampoco hacer un análisis pormenorizado; más bien, lanzar imágenes o hacer otro bucle sobre un tema del que ya hemos hablado:

    – La formación del cuerpo sanitario (especialmente facultativo) es de una hipertrofia en aspectos de salud biológica. Tenemos horas y horas de formación académica relacionada con aspectos clínicos, sin lugar a dudas interesantísimos, y de síndromes y patologías de alta trascendencia poblacional. Muchos de ellos requieren el olvido cuando uno se superespecializa años más tarde. Los aspectos relacionados con salud pública/comunitaria en sentido ancho de la palabra se reducen a minutos de esa generosa secuencia de horas y horas.

    – Muchas de las horas invertidas en el estudio detallado de esas cuestiones nos ha hecho perder horas de lectura, cine, relaciones, leer el periódico, sueños, inquietudes que podrían haber poblado neuronas de sentido común o quizás de simple capacidad de sorpresa de ver el mundo y lo que pasa alrededor. Y al contrario se nos extingue, se nos atrofia, de la capacidad de ser críticos, de reflexionar o de hacernos buenas preguntas.

    – Esto nos afecta a casi todos; incluso a muchos de los próceres que actualmente gestionan aspectos macros del sistema sanitario y a muchos próceres que dictan “innovadores” decretos de estructura.

    – Dichos próceres cuando dictan estructuras o manejan organigramas no se les ha de presuponer una maldad al obviar ciertas disciplinas. El problema es que simplemente no han pensado en ellas. Han leído más sobre astrología en prensa que sobre intervenciones comunitarias. O más sobre la liga de campeones que sobre promoción de la salud. O más sobre el circuito de Malasia y la novia de Briatore que sobre la salud pública del siglo XXI.

    – La salud pública surge de un tío haciendo horas por las calles recogiendo muestras y de otro observando lo que pasa a la gente según viviera en un sitio o en otro, y según se alimentara de una forma o de otra o lo que pasaba si la gente no comía nada. Algunas disciplinas novedosas en gestión y recursos surgen de empresas que pensaban cómo hacer aviones de forma más rápida y más barata. Eso genera antecedentes y modelos de pensamiento. “Estilos terapéuticos” en el sentido, también, ancho de la palabra.

    – Muchos descendientes del colega que se pateaba las calles y del colega que sacaba rendimiento de su empresa de montaje siguen anquilosados en discursos estereotipados, rancios, mantecosos y burgueses (ambos) y en espacios estancos. Hablan en paralelo.

    – A veces se confunde hacer política sanitaria con una cacharrería oriental donde hay un amasijo de todo y donde todo está profusamente mezclado y donde todo parece muy atractivo y además está asombrosamente barato pero que cuando lo tienes en casa y lo miras te produce, y no sabes bien porqué, una tristeza horrible y además sólo te dura dos días.

    – Vivimos donde vivimos. Y muchos descendientes de aquellos siguen teniendo muy mala hostia leche.

  16. Soy una farmacéutica española, de Madrid, trabajando en Reino Unido, y estoy en contra de la disolución de la Dirección de Sanida Pública en la Comunidad de Madrid porque considero que es esencial tener un organismo que asegure el bienestar de los ciudadanos de nuestro país.

  17. DIVIDE Y VENCERAS. A propósito de la extinta salud pública de la Comunidad de Madri.

    De los comentarios que he ido recogiendo en los diferentes sitios por los que he pasado estos día, el dicho de “divide y vencerás” es el que me parece mas apropiado para describir lo que está pasando y que luego explicaré un poco.

    Otro comentario interesante ha sido el de que con la nueva Dirección General de Atención Primaria absorbiendo funciones de prevención y promoción volvemos a los orígenes de la medicina familiar y comunitaria. Recordar que inicialmente desde Atención Primaria se abordaron no solo tareas asistenciales sino que también se organizó la prevención y la promoción teniendo en cuenta a la familia al grupo y a todo el barrio con su organización social, política y "artística". Todos sabemos donde han ido a para la filosofia y la práctica comunitaria de atención primaria. Se ha ido extinguiendo. Si pudiesemos describir las actividades que hacen los profesionales de atención primaria podemos afirmar que la mayoría de las actividades sanitarias, excepto honrosas excepciones, se realizan en consulta y a demanda de los pacientes. Por cómo se han ido consolidando las actividades de atención primaria, creo que ya no se puede pensar en una estrategia colectiva poblacional para conocer y atender las necesidades y los problemas de salud de la población atendida por los equipos de atención primaria. Ojala me equivoque, pero con la incorporación de los profesionales de epidemiologia, promoción y prevención a las gerencias de atención primaria llegará una gota de agua fresca que se perderá en el océano.

    También he oído decir que con esta medida las autoridades sanitarias pretenden que la palabra “salud pública” sea proscrita y expulsada del discurso político y administrativo para que el significado ideológico, en referencia al tratamiento colectivo de los riesgo, no moleste y perturbe. Si vamos un poco más allá podríamos pensar que el discurso sanitario de los riesgos que se consolida, sin voces disonantes, es un discurso que se centra en lo particular de cada individuo con actuaciones apropiadas y adecuadas a cada individuo (en pocos años los fumadores y los gordos tendrán que pagar u ticket moderador por el sobregasto que generan a los demás). Ya no tendremos, como a veces soñabamos, un Director General de Salud Pública que en presencia del consejero de sanidad salga en defensa no solo de los desfavorecidos sino también de la mayoría de la población que padece un determinado riesgo potencial o problema de salud. Un director general que defienda medidas de protección, de prevención y de promoción insertadas en la dinámica de la vida cotidiana y de los intereses sociales económicos y financieros. Un líder de lo colectivo.

    Finalmente, el refran “divide y vencerás” hace referencia a cómo solucionar un problema difícil y complejo dividiéndolo en tantas partes más simples como sea necesario. ¿Esto es lo que han pretendido hace con la reorganización de las funciones de salud pública? . No sabemos si ha sido para terminar de empeorarlo o para buscarle una solución (la menos mala?) transitoria. ¿Cual será el horizonte que han vislumbrado?

    Es verdad a mi modo de ver que todo se puede cambiar, siempre que sea con honestidad, transparencia y pensando en las repercusiones posibles. Son cuestiones que el tiempo nos dirá. A mí me parecen que conocemos muy poco los motivos por los que se ha hecho esta reorganización y me gustaría que alguien me lo explicase. ¿Estamos, como quieren convencernos, en una administración transparente, modélica y excelente o somos instrumentos para el cumplimiento de ciertos objetivos ocultos y poco visibles?

    En fin, como dice Mario Benedetti “siempre hay alguien que en medio de la oscura perspectiva alza una antorcha que nos obliga a ver…

    Mucha suerte para todos.

    Honorato

  18. Si finalmente Madrid Salud pasa del Ayuntamiento de Madrid a la Comunidad de Madrid ¿Se habrá hecho un viaje de ida y vuelta de muchos profesionales emigrados de la CAM? ¿Se alteraría entonces nuevamente la organización de la salud pública existentes?

  19. […] de la desaparición de la Salud Pública no es lo mismo que la desaparición de la Medicina. Cuando en el año 2008 desaparece la Dirección General de Salud Pública en la Comunidad Autónoma de Mad…, el impacto mediático y la presión social, son apenas imperceptibles comparados con el fragor […]

  20. […] [17] Esto de Salud Pública tampoco les debía sonar bien…Si queréis saber más sobre el sentimiento que me produjo esta decisión, os recomiendo un articulo que escribí el dia del decreto de disolución (9 de abril de 2008) en el antiguo blog, haciendo un análisis “en caliente” de “la muerte anunciada”: Réquiem por la Salud Pública de la Comunidad de Madrid  […]

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