La justicia social es una cuestión de vida o muerte.

Sí, tu salud es cuestión de clase: es el título de un reportaje que publica hoy el diario el País en el que se analiza, entre otras cuestiones, el informe realizado por la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS.

 

 

En la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en 2004, el Director General de la OMS, pidió que se estableciera la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud. Esta Comisión tendría como propósito generar recomendaciones basadas en la evidencia disponible de intervenciones y políticas apoyadas en acciones sobre los determinantes sociales que mejoraran la salud y disminuyeran las inequidades sanitarias. Para alcanzar este objetivo la Comisión ha trabajado durante tres años a partir de marzo de 2005.

La Comisión estuvo formada por destacados formuladores de políticas y gerentes, científicos, grupos expertos y miembros de la sociedad civil, designados por el Director General de la OMS. Los miembros de la Comisión se reunieron tres o cuatro veces al año. La mayoría de estas reuniones se hicieran en países en desarrollo. Esta Comisión trataría de generar una agenda local y global para la formulación, planificación e implementación de políticas, planes y programas de salud basados en intervenir sobre los determinantes sociales que condicionan el nivel de salud. En particular a la Comisión se le encargó:

Hacer una recopilación de datos sobre intervenciones eficaces y proponer políticas relativas a los principales determinantes sociales, con énfasis en los países de bajos ingresos;

Fomentar un debate social amplio y abogar para que los Estados Miembros, grupos de la sociedad civil y agencias internacionales relacionadas, apliquen políticas para intervenir sobre los determinantes sociales que condicionan el nivel de salud;

Definir un programa de acción a mediano y largo plazo para incorporar las recomendaciones de la Comisión  y se implementación políticas, planes y programas relacionados con la salud en los países, agencias internacionales relacionadas y en la OMS.

 

En el informe elaborado por esa Comisión se pide que se subsanen las desigualdades sanitarias en una generación. Aunque matizan: Se trata de una aspiración, no de una predicción. En los últimos 30 años se han producido importantes cambios a nivel mundial y nacional. Somos optimistas: disponemos de los conocimientos necesarios para alargar considerablemente la esperanza de vida y, así, contribuir a mejorar de forma notable la equidad sanitaria. Somos realistas: hay que actuar ya”. El informe de la Comisión contiene material para preparar soluciones que permitan atajar las grandes desigualdades que existen en y entre los países.

 

Esta Comisión da tres recomendaciones generales y tres principios de acción.

Recomendaciones generales.

 

Mejorar las condiciones de vida.

Mejorar el bienestar de las niñas y las mujeres, y las condiciones en que nacen los niños; favorecer el desarrollo de la primera infancia y la educación para los niños y las niñas, mejorar las condiciones de vida y de trabajo y formular políticas de protección social dirigidas a toda la población; y crear las condiciones que permitan envejecer bien. Las políticas encaminadas a alcanzar esos objetivos han de contar con la participación de la sociedad civil, los poderes públicos y las instituciones internacionales.

 

Luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos

Para combatir la inequidad sanitaria y las disparidades en las condiciones de vida, hay que atajar las desigualdades, por ejemplo entre hombres y mujeres, en el modo en que está organizada la sociedad. Ello requiere un sólido sector público comprometido, capaz y dotado de suficiente financiación, para lo que no sólo hay que fortalecer las instancias gubernamentales, sino también la gobernabilidad: hay que dar legitimidad, cabida y apoyo a la sociedad civil, a un sector privado responsable y a los miembros de toda la sociedad, con el fin de definir el interés común y reinvertir en la acción colectiva. En un mundo globalizado, se impone aplicar un estilo de gobernabilidad que promueva la equidad desde el nivel comunitario hasta las instituciones internacionales.

 

Medir la magnitud del problema, analizarlo y evaluar los efectos de las intervenciones

Reconocer que existe un problema y conseguir que se evalúe la magnitud de la inequidad sanitaria a nivel nacional y mundial, es un punto de partida esencial para la acción. Los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales deben poner en marcha, con el apoyo de la OMS, sistemas de vigilancia de la equidad sanitaria nacionales e internacionales, que permitan hacer un seguimiento sistemático de las desigualdades sanitarias y de los determinantes sociales de la salud, así como evaluar los efectos de las políticas e intervenciones en la equidad sanitaria .Para crear el espacio y la capacidad institucionales que permitan combatir con eficacia la inequidad sanitaria, hay que invertir en la formación de los responsables de formular las políticas y de los profesionales de la salud, y explicar a la población qué son los determinantes sociales de la salud. También es necesario dar mayor cabida a los determinantes sociales de la salud en la investigación en materia de salud pública.

 

Principios de acción

 

Mejorar las condiciones de vida, es decir, las circunstancias en que la población nace, crece, vive, trabaja y envejece.

 

Luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos, esto es, los factores estructurales de los que dependen las condiciones de vida a nivel mundial, nacional y local

Mejorar las condiciones de vida, es decir, las circunstancias

Medir la magnitud del problema, evaluar las intervenciones, ampliar la base de conocimientos, dotarse de personal capacitado en materia de determinantes sociales de la salud y sensibilizar a la opinión pública a ese respecto.

 

 

 

Isabel Méndez Navas

Socióloga Salubrista

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