El lema que rige en la investigación biomédica y en cualquier tipo de investigación académica puede resumirse en una sola frase “publica o perece”, vale, pero no todo vale cuando lo que se está enfrentando es la seguridad de millones de personas. Y no me hablen de libertad de expresión, censura y todas esas cosas porque yo soy la primera que defiendo la libertad de expresión y este tema no tiene nada que ver con ella, este tema tiene que ver con la prudencia.

Esto viene a cuento de la polémica surgida en todo el mundo sobre la conveniencia o no de hacer pública los “resultados íntegros” de las investigaciones llevadas a cabo por dos equipos que estudiaban las mutaciones del virus de la gripe aviar H5N1 y que, al parecer, han dado como resultado un virus que “con una transmisibilidad semejante a la de la gripe estacional (es decir altísima) conjuga una tasa de mortalidad del 50% (vamos que la mitad de las personas que entran en contacto con él fallecen” .

Virus H5N1

Más abajo podréis leer las noticias de la polémica pero yo voy a exponer mi punto de vista como epidemióloga y salubrista y mi opinión es que esta discusión no debería ni haberse iniciado porque la mínima prudencia dicta que ellos mismos deberían haber explicado porque no publicaban la metodología en revistas abiertas al público en general; aunque se presuponga que estas publicaciones solo son leídas por científicos.

Tengamos en cuenta que una condición ineludible para que se acepte un trabajo para su publicación es que pueda ser reproducido por cualquiera que siga los pasos explicados en la metodología, ¿no es más prudente explicar por que no es conveniente explicitarla?, porque como todos sabemos cualquier otro equipo que investigue lo mismo sólo tiene que pedirles el artículo original y ellos se lo mandan y ya está.

Ahora bién, ¿la polémica surge por que es un organismo de Estados Unidos ( el mismo que patrocina con su dinero uno de los estudios) es decir, la censura viene del prepotente enemigo yanky que nos quiere controlar a todos? Y que ve terroristas por todas partes.

Lo que se les pedía no es que suspendieran las investigaciones sino que no publicaran la metodología entera.


Estos equipos en pocos días han conseguido lo que todos los demás llevan años en conseguir:

  • ser conocidos y reconocidos a nivel mundial
  • que se les de por bueno un estudio no publicado
  • que se haga explícita la necesidad de que alguien de reconocida solvencia, supongo que en este caso será la OMS, vea la necesidad de regulación de estos y otros contenidos altamente sensibles.

Os dejo con los enlaces y las noticias y sacad vosotros las conclusiones

Estados Unidos trata de censurar la publicación de nuevos datos sobre gripe aviar

Los científicos que estudiaban una versión potencialmente más letal, capaz de contagiarse entre mamíferos y posiblemente entre humanos, del virus de la gripe aviar (H5N1) han decidido suspender durante dos meses sus investigaciones tras la controversia suscitada por sus investigaciones, por el temor a que el virus que estudiaban sea utilizado como arma bioterrorista o ‘escape’ del laboratorio.

Desde hace aproximadamente un mes, el gobierno de EEUU y la comunidad científica -encabezada por las revistas ‘Nature’ y ‘Science’- mantienen un intenso debate sobre hasta qué punto deben publicarse los resultados de las investigaciones que analizan cómo el virus H5N1, el más peligroso de los de la gripe aviar, puede mutar y convertirse en un agente fácilmente transmisible por el aire.

El pasado 20 de enero, las autoridades estadounidenses pidieron a las citadas publicaciones científicas que no dieran detalles sobre dos estudios que probaban cómo el patógeno puede transformarse en una amenaza real para la salud global alegando que si esa información llegaba a manos inadecuadas, podría convertirse en un arma de bioterrorismo.

Las revistas protestaron ante los intentos de censura, abriendo un debate sobre la manera de proceder y remarcando que, en cualquier caso, sería necesario establecer unos mecanismos claros y transparentes para que la información completa de las investigaciones pudiera llegar sin trabas a investigadores de probada legitimidad.

Desde entonces, el gobierno estadounidense, la Organización Mundial de la Salud y otros organismos sanitarios han intentado establecer esta ‘línea de comunicación segura’ sin que, hasta el momento, se haya llegado a una conclusión definitiva.

Parón de 60 días

Ante esta polémica y el miedo generado entre la población, los principales investigadores sobre la gripe y sus mutaciones han hecho una llamamiento global que se interrumpan momentáneamente todos los estudios que se están llevando a cabo con agentes especialmente patógenos. Ese ‘parón’, que duraría 60 días, permitiría tener el tiempo suficiente para reflexionar sobre los pasos a seguir y las opciones a valorar, tal y como aseguran en un comunicado conjunto publicado en ‘Nature’ y ‘Science’.

Entre los firmantes de este comunicado figuran algunos de los principales investigadores sobre gripe aviar en todo el mundo, incluyendo los autores de los dos trabajos que iniciaron la controversia.

Los dos equipos implicados en las controvertidas investigacionescesarán sus investigaciones durante este periodo. El primero está en un laboratorio en el centro médico universitario Erasmo de Rotterdam (Países Bajos). El pasado septiembre anunció que había creado una mutación del virus de la gripe aviar que era potencialmente capaz, por primera vez, de transmitirse fácilmente entre mamíferos y probablemente entre humanos.

La decisión fue «totalmente voluntaria», según aseguró el virólogo Ron Fouchier, del centro holandés. «Es lo correcto, dada la controversia», aseguró.

En el documento, estos científicos aseguran que están tratando organizar un foro internacional en el que se debaten los riegos y beneficios de esta investigación. «Reconocemos que tanto nosotros como el resto de la comunidad científica necesitamos explicar claramente los beneficios de esta importante investigación y las medidas tomadas para minimizar sus posibles riesgos», señalan.

En declaraciones a ‘Nature’, Michael Osterhol, responsable del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota (EEUU) ha alabado la medida, aunque ha dudado de que la duración de la pausa sea la suficiente. Según sus palabras, es un tiempo demasiado corto para establecer una política internacional sobre el tema. Además, señala, el documento tampoco menciona qué pasa con las investigaciones que ya estén terminadas y pendientes de publicación.

La batalla H5N1

Publicar o no publicar, ésa es la cuestión. Aunque no es la única que ha surgido en la ‘batalla’ que libran el gobierno de EEUU y las revistas ‘Science’ y ‘Nature’ en torno a los resultados de dos investigaciones que detallan cómo el virus H5N1, el de la gripe aviar, es capaz de transformarse en un patógeno que se transmite fácilmente por el aire entre mamíferos. Es decir, en el agente biológico potencialmente más letal de la historia. Varios expertos opinan esta semana sobre la mejor forma de proceder en un conflicto que ha abierto una profunda discusión en el mundo científico.

Con varios equipos científicos de todo el mundo estudiando el virus H5N1 era factible que un descubrimiento de esta índole tuviera lugar. Hace unos meses, Ron Fouchier, Ab Ostherhaus y sus colegas del Erasmus MC (Rotterdam) comprobaron que uno de sus experimentos -calificado por ellos mismos de ‘realmente estúpido’- había generado un H5N1 que se transmitía a través del aire entre mamíferos. Habían creado un virus de la gripe aviar (con una mortalidad en humanos del 50%) con una capacidad de transmisión similar al de la estacional.

Presentados los hallazgos en la Conferencia Europea sobre gripe, los remitieron a ‘Science’ y ‘Nature’ para su publicación, pero el Comité Nacional de Asesoría Científica sobre Bioseguridad del Gobierno de Estados Unidos (NSABB) paralizó el proceso y recomendó a ambas cabeceras que realizaran algunos cambios en los artículos para eliminar datos sobre la metodología y los resultados. El intento de censura, que no fue muy bien acogido por los editores, ha generado un debate en el que se están cuestionando aspectos legales, procedimentales y éticos de la investigación con agentes que son una amenaza para la salud global.

Un problema de todos, una solución común

Precisamente, Fouchier y Ostherhaus, los primeros en tomar la palabra en el comentario que publica el último número de ‘Nature’, llaman la atención sobre el carácter «global» del H5N1, que ha causado los mayores problemas y casi todas las muertes en Asia y Oriente Medio. «Sin embargo -apuntan- toda la comunidad científica parece estar siguiendo los consejos de un único país», en referencia a EEUU.

En su carta, se preguntan «si es apropiado que un país domine un debate que tiene impacto sobre los científicos y las autoridades sanitarias de todo el mundo» y hasta dónde se puede extender ese ‘poder’ (si será el NSABB el que decida quiénes pueden acceder a los datos completos o el que diseñará las estrategias a seguir).

El problema presentado por los investigadores holandeses recibe una posible solución en otro de los escritos, firmado por John Steinbruner, director del Centro Internacional para la Seguridad de los Estudios de Maryland (EEUU). Su propuesta es clara: la regulación de estos procesos debe correr a cargo de un organismo internacional, «idealmente, la Organización Mundial de la Salud».

Además, hace hincapié en que «estas discusiones no deben estar controladas por autoridades centradas en la seguridad nacional» porque eso generaría vetos en función de la nacionalidad de los científicos, por ejemplo.

Aumentar la seguridad

Pero también hay alabanzas a las recomendaciones del NSABB y ciertas críticas a los investigadores que trabajan con patógenos peligrosos ya que «la probabilidad de que se produzca su liberación accidental es mucho más alta» que la de que ocurra una pandemia natural o un ataque bioterrorista.

Al menos esa es la advertencia de Lynn Klotz y Ed Sylvester, del Centro para el Control y la No Proliferación de las Armas (Washington DC, EEUU), cuyos análisis «muestran que la probabilidad de un escape procedente al menos de uno de cada 42 laboratorios es del 34% en un único año». Con estas investigaciones, subrayan, «estamos creando un riesgo que es mucho mayor que el que supone la naturaleza».

Este es uno de los argumentos de los detractores de estos estudios, pero el sentimiento generalizado -al menos entre los consultados por la revista- es que estas investigaciones «deben continuar» porque gracias a ellas «los científicos y las autoridades sanitarias están mejor preparados para prevenir o mitigar una futura pandemia» y porque «pararlas abriría una peligrosa puerta».

Mientras tanto, parece sensato aumentar la seguridad con la que se trabaja en los laboratorios que manejan patógenos de este tipo y, tal vez, «acabar con las inversiones de los departamentos de defensa en estudios dirigidos a crear nuevas amenazas biológicas».

Consuelo Ibáñez Martí

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4 comentarios

  1. Estimada Consuelo,

    Me parece que de lo que estamos hablando es precisamente de «libertad de expresión, censura y todas esas cosas» entre las que deberiamos mencionar la voluntad de un único país de manipular y retener para si información que debería ser de uso público para todos los paises. Los antecedentes de USA en el empleo de distintos tipos de armas indican que esa información ha quedado de momento -si, como parece, el gobierno ya ha tenido acceso- en manos muy peligrosas. La pregunta entonces no es si corresponde o no difundir los resultados (con su metodología, por supuesto)sino si la investigación misma debió haberse hecho: hay pros y contras al respecto… Lo cierto es que ya se ha realizado y que existen múltiples tecnologías para generar mutantes por lo que cualquier grupo razonablemente competente en biología molecular -con mayor o menor esfuerzo- podría hacerlo. Dado que ya se hizo, lo mas seguro ahora es que esa información sea de amplio dominio público. Esto es ahora lo prudente, de modo que cada país pueda tomar las medidas que correspondan de acuerdo a su propio criterio.
    Saludos cordiales

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