• Noticia del caos

          Como una inundación, como el reflujo
    de una lenta marea
    en retirada, que amontona restos
    de destrucción, una ciudad, un vértigo,
    esparce por el caos sus chabolas,
    sus comercios, sus bancos, sus rugientes
    avenidas, eleva
    como velas deshechas
    entre la tempestad, sus rascacielos.

          El universo es equilibrio. El caos
    está en el hombre. Nace de sus actos,
    de su tumultuoso
    vivir, del desconcierto
    de su amor, de su afán desesperado.
    El hombre, al agotarse,

  • Paleontología

          Hay rocas que conservan, alegatos
    al diluvio anteriores, las señales
    que dejaron rastreros animales
    de su paso en la tierra. Los estratos

          pedernosos en esos garabatos
    como con grandes letras capitales
    nos dicen las memorias ancestrales
    de sus vidas.

  • Elegía súbita y desamparada en la muerte de d. ramón menéndez pidal

    De la mano de Dios el viento mueve
    la cuna de los muertos;
    se abre una grieta en el confín del mundo:
    todos cabemos dentro;
    se oye la algarabía
    de las voces que nunca se entendieron,
    se amontonan palabras, se levanta
    la torre de Babel en torno nuestro:
    lo que ha sido raíz tendrá mañana;
    hoy todo está más lejos
    .

    El español que sueña que ha nacido
    y el que se viste con sus huesos,
    el español de siempre y el de nunca,
    siguen viviendo con sus muertos,
    ya están desheredados: con tu ausencia
    todos valemos menos;

  • Llamamiento contra la preparaciónde una guerra atómica

    Voy a firmar aquí porque me digo
    que es bueno andar con la sonrisa entera,
    silbar bajito una canción cualquiera,
    tener un perro, un árbol, un amigo.

    Voy a firmar aquí con el testigo
    del cielo azul sobre la lapicera,
    porque me acuerdo de una primavera
    que se coló una vez por mi postigo.

    Voy a firmar aquí porque me toco
    el corazón creciendo poco a poco
    por este amor que brota de mi hueso.

    Voy a firmar aquí contra el espanto,
    por la paz, por la vida, por el canto,
    por el gorrión que vuela cuando beso.

  • Cinco maneras de matar a un hombre

    Hay múltiples métodos engorrosos para matar a un hombre.
    Se le puede obligar a que cargue un tablón de madera
    hasta la cumbre de un monte y entonces clavarlo.

  • Sobre la inutilidad de la semiología

    Domingo. Tan agosto que me cuesta imaginar que a veces
          me ha dolido literal y metafóricamente el corazón.
    Estuve tratando de conciliar la semántica con el verano y
          su cerveza adyacente
    y la gnoseología con la nostalgia de un país donde a esta
          hora el mediodía se echa al mar arrastrando
          adolescentes en racimos,
    tratando de comprender por qué en la relación con la

  • Una mujer en el cosmos

    1

       ¡UNA mujer en el Cosmos!
    Tarde.
    No es posible retractarse.
    Una mujer en su alcoba-
    esto es más comprensible,
    esto se celebra, es educado.
    ¿Cómo puede ser de otro modo?
    Ella come, duerme,
    a los futuros pilotos cuida.
    Una mujer - un hada.
    Pero desde las nubes
    en el foso la lanzan.

  • Fuera del círculo

    Camino en círculo
    en torno a lo que existe
    y dentro de ese círculo
    está tu mundo.

    Mi sombra se refleja
    en el cristal.

    Camino en círculo
    en torno a lo que existe
    y fuera de ese círculo
    está mi mundo.

  • Principio de incertidumbre

    ¿Por qué hemos de optar siempre por algo?
    Quiero estar aquí y allí.
    Quiero morir y crearme.
    Quiero ir tan lejos
    que el pasado y el futuro sean míos.
    Quiero ser música y ser cuerpo.
    Quiero copular con todos los hombres.
    Quiero ser versátil, alegre, lunático.
    Quiero ser misterioso e inaprehensible.
    Quiero vivir en todos los universos
    y bifurcarme en todos los caminos.
    Quiero ser como vosotras, secretas partículas.

  • Ecuación de primer grado con una incógnita

    En el último río de la ciudad, por error
    o incongruencia fantasmagórica, vi
    de repente un pez casi muerto. Boqueaba
    envenenado por el agua inmunda, letal
    como el aire nuestro. Qué frenesí
    el de sus labios redondos,
    el cero móvil de su boca.
    Tal vez la nada
    o la palabra inexpresable,
    la última voz
    de la naturaleza en el valle.
    Para él no había salvación
    sino escoger entre dos formas de asfixia.
    Y no me deja en paz la doble agonía,
    el suplicio del agua y su habitante.
    Su mirada doliente en mí,
    su voluntad de ser escuchado,