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He sido una sencilla profesora de química.
En una ciudad luminosa del sureste.
Después de las clases contemplaba el ancho mar.
Los dilatados, infinitos horizontes.
Y los torpedos grises de guerras dormidas.
He quemado mis largas horas en la lumbre
de símbolos y fórmulas.
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A Jaceck Walyós
En las montañas, en las lindes del mapa, allí donde la hierba se vuelve insolente y afilada como bayonetas de desertores, se erige una fábrica olvidada.
No sabemos si es el amanecer o el ocaso. Sólo sabemos una cosa: aquí, en este tétrico edificio, nace la luz.
Los esclavos silenciosos de transparentes y angostos rostros de monjes bizantinos hacen girar una enorme dinamo y encienden chispas doradas del amanecer en las partes más remotas del globo.
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Una joven científica mira por la ventana,
las nubes aparecen como de la nada.
Sus amigos ven sueños
y ella agua condensada.
El gato de Schrödinger se pasea por los tejados,
perece y aparece ahora que está nublado.
Se encarama en el alfeizar
de la vecina de al lado.
Niña y gato se encuentran.
¿Pero qué habrá pasado?
Racional es su mente y confuso su estado.
Tú no existes y aun así,
la ciencia te ha creado.
Reyes magos, ratones,
cuantos, cuentos, protones.
La magia y la ciencia
siemp
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El círculo más vicioso,
Y la recta más coqueta,
Se enrollaron en un tubo,
Embrión de la botella.
Compactos, sin penetrarse,
En una dimensión extra,
Confunden a quien desea,
Estar dentro, o quedar fuera
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Estás muy lejos, pero no me preocupa.
Me repites que no importan las ciudades,
que yo estoy en tu camino
y tú estás en el mío.
Pero no creo en los amores distanciados
porque van en contra de las leyes de la física.
Como explica la gravitación universal de Newton
la atracción entre nuestros cuerpos
es inversamente proporcional
al cuadrado de la distancia que nos separa.
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Ya ves que ando escaso de dinero,
y nadie en el barrio me conoce.
Transparente resulto a las miradas
de las bellas que pasan junto a mí.
Pero ven, deja que te muestre,
mira y verás:
Si cortamos una cinta bien larga,
y pegamos sus bordes con cuidado,
surgirá un mundo de una sola cara,
donde alegres vivir desorientados.
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Lo hackearon sin darse cuenta
y un virus o un troyano se adueñó
de su mente y de sus sueños.
Su vida pasada se desvanecía
como la espuma de la cerveza.
Ya no recordaba lo que había amado
ni odiado.
Esa epidemia silenciosa se adentraba
sin permiso.
Cruzó el umbral de la cordura dejándolo
vulnerable sin reparo.
Ahora todo se reducía a notas en las paredes
para recordar lo que antes no salía
de su mente.
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Cálculo infinitesimal. Formado
por el diferencial. Que lo esencial
es hallar, a una curva que me han dado,
su tangente en un punto real.
Y si una parte es la diferencial,
averiguar con alta precisión
el área que limita una función,
es la otra: el cálculo integral.
¿Sorprende que en las partes anteriores
en las que se divide la cuestión
sean complementarios los actores?
Por cierto, antes hubo algún intento,
pero son Newton y Leibniz los autores,
con polémica, sí, sobre el invento.
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El hombre amoratado en la camilla
con los ojos velados como un pez en la plaza.
Las fibras sueltas que el Doctor Tulp levanta indiferente
y la piel retirada como si fuera un guante.
Mi padre conducía,
llegamos hasta Holanda, con sus canales y sus girasoles,
el mercado del queso aquel domingo,
la lencería azul de la mujer en el escaparate.
Mi padre nos mostraba el Rijksmuseum,
daba clases de historia
y los originales no enseñaban
nada que no estuviese ya en los libros.
No se habló de la muerte,
nos fuimos a comer.
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Niña, me postro a tus pies
para pintar la pasión
que abrasa mi corazón
como dos y una son tres.
Escucha mi amor vehemente,
pues des que te he conocido
continuamente ha crecido
en progresión ascendente.
Que me quieras solicito
y ésta no mires esquiva:
si es mi beldad negativa
mi cariño es infinito.
Multiplicamini, etcétera,
dijo Dios al padre Adán,
y yo quiero ese refrán
seguir al pie de la letra.