21) ¡Qué innoven ellos! (I)

¿Lograremos algún día conjugar en España lo mejor de los dos mundos?

He tomado prestada, en versión adaptada, la tópica frase de Unamuno para el título de las tres próximas entradas. Mi experiencia durante estos años de aventura empresarial es clara: sigue definiendo perfectamente la idiosincrasia española con respecto a la ciencia y su transferencia. Y, lo más descorazonador, es que me he encontrado una actitud acorde con dicha frase, en un rango que va del desinterés al desprecio, tanto en el mundo académico, como en el económico, como en el de gestión administrativa. Creo que ahí reside buena parte del problema de la modernización de la economía española. Y no pienses que esto es un asunto meramente teórico; afecta directamente a tu futuro laboral y profesional. La estructura de nuestra economía, basada en sectores de baja productividad, poco tecnológicos, con poca capacidad de innovación y de escaso valor añadido, ha determinado la profundidad de la actual crisis.

En julio de 2007 fundamos ProRetina Therapeutics, S.L., con la misión de desarrollar terapias para la ceguera. Y durante unos dos años, que habían empezado ya unos meses antes, tuve que cambiar con cierta frecuencia la bata de laboratorio por el traje y la corbata. Teníamos que lograr financiación para el proyecto. Las ayudas públicas eran importantes pero, en general, requerían financiación privada previa, lo que considero que es un requisito acertado. Pero no fue, ni es, tarea fácil lograr inversores. Los fondos de capital-semilla y capital-riesgo dedicados a la biotecnología son escasos en España. En nuestro país era mucho más lucrativo especular; y, puestos a invertir, buscar proyectos de menor riesgo, como puede ser la prestación de servicios o el campo de las tecnologías de la información y la computación, donde los plazos de desarrollo son mucho menores.

Aunque desde ciertos ambientes económicos se desprecie la actividad científica, y se critique, con cierta razón, que no haya ninguna Universidad española entre las mejores del mundo, la triste realidad es que tampoco hay ninguna empresa española entre las más innovadoras del mundo. Posiblemente son signos de un problema común de cultura emprendedora.

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