Una pastillita y a adelgazar…

¿Cuántas veces hemos soñado con el milagroso poder de comer cuanto queramos y adelgazar? Pues nada… los americanos están esperanzados con una vacuna experimental que se está analizando…

 

Al parecer, la hormona recientemente descrita Grelina estaría implicada en la sensación de apetito (o gazuza, como se dice en mi pueblo…) y de movilización de las grasas. Teniendo estos datos presente, un equipo del Instituto de Investigación Scripps en California acaban de publicar en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences la elaboración de una posible vacuna que, mediante el bloqueo inmunológico de la Grelina, por lo menos en ratones, se puede seguir con una dieta normal y perder peso… ¡hasta un 20% de diferencia! Vamos, la locura de los comilones… como yo…

 

Sin embargo, cuando informé de esta noticia en la colaboración semanal que tengo en RNE, uno de los oyentes hizo una pregunta que me hizo reflexionar y que, sencillamente, traslado a mis amigos y compañeros: ¿No sería algo indecente crear una vacuna, fármaco o pastilla milagrosa que nos permitiera comer hasta reventar sin miedo a los agujeros del cinturón? En otras palabras, invertir en proyectos de investigación encaminados a permitir comer lo que se quiera, en los países pudientes, con la que está cayendo en el mal llamado Tercer Mundo…

 

Desde luego, da juego para la reflexión… En un contexto científico y clínico, habría que señalar que la obesidad empieza ya a tener rango de pandemia y es una de las principales causas de muerte, directa o indirectamente… claro está… en países del mundo privilegiado…

 

JAL (CBM-UAM)

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3 comentarios

  1. Yo creo que, como siempre, todo depende del enfoque comercial que se le de al producto. Pienso que hacer un juicio moral sobre este tipo de investigación puede ser demasiado frívolo. En el mundo hay muchos obesos que tienen un problema real (psicológico o físico, en el fondo da igual) con con su sobrepeso. Desde este enfoque me parece éticamente correcto y conveniente investigar y desarrollar productos como el comentado. La administración o la empresa que financia tiene que plantear sus prioridades de investigación, pero no se puede investigar solo en lo más prioritario. Evidentemente hay muuuuuchas más personas que necesitan comer que las que puedan necesitar este medicamento. Para eso la ciencia está creando variedades de plantas que resisten sequía o parásitos, aunque su utilización también sea objeto de debate. La ciencia se esfuerza en conocer (para crear tecnología a posteriori) todos los aspectos de la naturaleza.
    Ahora bien, una vez desarrollado el producto, los médicos son los que tienen la potestad de decidir si se lo indican a enfermos o a capitalistas pecadores de gula, por caer en el extremismos.

  2. Yo creo que la investigación básica es previa a cualquier juicio moral. Es el uso del conocimiento adquirido lo que es susceptible de ser juzgado moralmente.
    Por la misma regla de tres, ¿no se podría haber tachado de frivolidad estudiar el funcionamiento de las polimerasas o el de las nucleasas de restricción?
    Si se plantea el uso de la grelina para tratar obesos mórbidos con una dificultad fisiológica para adelgazar (y sólo en esos casos), yo no vería ningún problema.

  3. No puedo estar más de acuerdo con vosotros. Cuando divulgamos ciencia en medios generales, sencillamente es cuando se descubre hasta donde pueden llegar las inquietudes de la sociedad. Por ejemplo, el mismo día que comentábamos en antena que un ensayo clínico en su última fase, con voluntarios, había provocado varias muertes; esa misma noche, curiosamente y en otro contexto, llamó un oyente para criticar duramente a los investigadores por el uso de animales de experimentación… El siguiente oyente le preguntaba retóricamente a su antecesor, si estaría dispuesto a sustituir a esos animales en ensayos clínicos…
    Es lo maravilloso de la mente humana…
    Como dijo un premio Príncipe de Asturias, "todo lo que pueda hacerse, se hará"…

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