¿De qué moriremos en las próximas décadas?

Hoy, todavía día mundial del SIDA, la OMS alerta sobre su expansión en países del Este y Asia, mientras que la situación en África, al sur del Sahara, continúa siendo dramática. Con este panorama, investigadores de la Universidad de Harvard, hacen su pronóstico sobre las principales causas de muerte en el próximo cuarto de siglo

 

El resultado de este estudio-especulación, apoyado directamente desde la OMS, ha sido publicado en la importante revista (ahora que está tan de moda hablar del IF y otros baremos de excelencia…) PLoS Medicine. En él, se apunta a un incremento del SIDA que pasaría, no obstante, a un proceso prácticamente crónico a raíz de los nuevos fármacos retrovirales, eso sí, en países del primer mundo (en los subdesarrollados pasaría a ser la segunda causa de muerte). Sin embargo, según ese mismo estudio, los accidentes de tráfico reemplazarán a las patologías cardiacas como “top” de causas de muerte. También se apunta a muertes directas, o indirectas, del tabaquismo, aumento de depresión y cáncer. El resto de enfermedades infecciosas podría descender…

 

Bueno, hasta aquí, más o menos, el resumen del estudio para dar paso al inicio de la reflexión: ¿Se ha tenido en cuenta en el estudio la posible aparición de enfermedades nuevas, emergentes? No solo hablo de la famosa-terrible pandemia de gripe aviar que cada vez me recuerda más a la fábula de Pedrito y el lobo (aunque venir… vendrá). Si se quiere mantener una agricultura más o menos tradicional, con los 9000 millones de almas que seremos hacia el 2025, y si seguimos con esta intrusión sin escrúpulos en la naturaleza mediante colonizaciones humanas de bosques y selvas para nuestros futuros “vacances resorts”, entre otras cosas que todos podemos imaginar, podríamos entrar en contacto con agentes patógenos que estuvieran viviendo en equilibrio evolutivo con otros huéspedes, hasta nuestra llegada. No sería complicado que el hombre pasara a constituir lo que se denomina “especie de culo de saco” y ser la diana de un ataque agresivo de nuevos agentes infecciosos emergentes. No es ciencia ficción; de alguna forma, ésta podría ser la historia de virus tan conocidos en Argentina, Bolivia o Norteamérica como el Junin, Machupo o Sin Nombre, respectivamente.

 

En cuanto al SIDA, ¿por qué nadie especula con la posibilidad de elaborar una vacuna eficaz que revierta la tendencia de expansión? Vacunas terapéuticas y profilácticas tanto de respuestas humoral como citotóxica están siendo investigadas. ¿Tan poca fe se tiene en la investigación para un periodo nada despreciable de 25 años vista?

 

Para terminar, y sin entrar en la reflexión, análoga a la realizada en terapia contra el SIDA, sobre la investigación en cáncer y los posibles futuros tratamientos cada vez más efectivos, esperemos que estos resultados tan alarmantes sobre el tabaquismo puedan servir para iniciativas decididas de concienciación desde todos los gobiernos, sean del color que sean (si los beneficios que se perciben con los impuestos lo permiten, claro…). Lo dice un fumador pasivo y activo ocasionalmente. Por cierto, con una España completamente asfaltada, tal y como vamos, con ciudades cada vez más masificadas y con un parque móvil de varios coches por familia, sí puedo imaginarme que los accidentes de tráfico sean de las primeras causas de muerte, a pesar de los puntos…

 

JAL (CBM-UAM)

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7 comentarios

  1. "En cuanto al SIDA, ¿por qué nadie especula con la posibilidad de elaborar una vacuna eficaz que revierta la tendencia de expansión? Vacunas terapéuticas y profilácticas tanto de respuestas humoral como citotóxica están siendo investigadas. ¿Tan poca fe se tiene en la investigación para un periodo nada despreciable de 25 años vista?"

    Aunque soy consciente de que mi comentario es a toro pasado respecto a cuando JAL escribió lo que antecede, el reciente gran fracaso de la vacuna contra el SIDA, en cuyo desarrollo se han dilapidado más de diez años y muchísimos recursos (económicos y humanos que consecuentemente no se han destinado a otros propósitos), evidencia lo poco realistas que son a menudo las previsiones. No debería extrañarle a nadie que algunos, muy pocos parece, tengamos poca fe. Delante de fracasos de esta envergadura, da risa leer las críticas que ha habido por la inversión hecha en el LHC, correcta a mi juicio, con el argumento de que hubiera sido mejor destinarla a la investigación biomédica "para curar enfermedades". Bien se está viendo. Por fortuna no ha sido así y de la experimentación con el gran acelerador no me cabe duda de que se obtendrá (de hecho de su construcción ya se han conseguido conocimientos y avances muy significativos) información muy útil para múltiples aplicaciones. El dinero invertido en Física suele estar muy bien aprovechado. En Biomedicina es más bien al revés.

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