De sociedades ocupas… y que la microbiota ancestral te acompañe

Cada vez está más clara la fuerte correlación que existe entre el conjunto de “bichitos” que nos acompaña constantemente y la capacidad para mantener nuestro estado de salud...

Cada vez está más clara la fuerte correlación que existe entre el conjunto de “bichitos” que nos acompaña constantemente y la capacidad para mantener nuestro estado de salud.

La microbiota, que no es otra cosa que la comunidad de microorganismos que viven dentro o sobre el cuerpo humano, parece estar detrás del desarrollo de ciertas patologías, algunas de ellas tan conocidas, y sufridas, como el síndrome de intestino irritable. Como en otras ocasiones, esta vez tampoco se sabe si fue primero el huevo o la gallina, lo que sí se ha comprobado es que las personas que padecen este síndrome presentan una menor diversidad bacteriana en su intestino, estando sobre-representadas bacterias de los géneros Veillonella y Lactobacillus, que podrían ser las responsables del incremento de los niveles de ácido a nivel intestinal detectado en los pacientes. A partir del estudio del genoma de afectados por el síndrome, se han identificado ciertas variantes genéticas que podrían ser las responsables de la susceptibilidad de cada individuo particular para desarrollar esta patología en concreto. Estas variantes genéticas comprometerían no sólo la inmunidad innata del paciente y la eficiencia de reconocimiento de las bacterias por su sistema inmune, sino también su  capacidad para mantener la integridad de la barrera intestinal.

Reflexión bacteriana
Reflexión bacteriana

Si la genética del individuo es crucial para mantener a raya a las bacterias intestinales, también parece serlo para determinar la susceptibilidad al desarrollo de cáncer gástrico, principalmente inducido por la infección con la bacteria Helicobacter pylori. Sin embargo, no es la presencia de esta bacteria lo que predice la incidencia del cáncer. Hace poco se descubrió que la microbiota bacteriana gástrica (principalmente formada por bacterias ácido lácticas) era vital para modular la infección por H. Pylori, y no sólo esto, sino que el riesgo de desarrollar cáncer gástrico estaba principalmente determinado por la disrupción del proceso co-evolutivo (genético, y con ello funcional) entre la microbiota y el hospedador (nosotros). En otras palabras, y empleando un ejemplo concreto, la H. Pylori de ancestría africana es relativamente benigna en pacientes de origen africano, pero resulta deletérea si coloniza estómagos de individuos amerindios, según publicó la prestigiosa revista científica PNAS.

Aún queda por determinar cuánto tiene que ver nuestra ancestría genética, con nuestra capacidad para modular y determinar la microbiota que nos acompaña.

Y es aquí donde emerge la cuestión… ¿la microbiota, nace o se hace? Pues parece ser que la microbiota más se hace, que nace. Y esta vez, el hábito hace, y mucho, al monje. Dos datos fundamentales lo apoyan: 1) nuestros microbios los heredamos sólo tras el nacimiento (por contacto físico, hábitos alimenticios, localización geográfica, etc.; en definitiva, por nacer) y 2) la microbiota es altamente dinámica, poseyendo la capacidad de reestructurar las poblaciones que la forman en menos de un día, en respuesta a cambios en nuestro proceso vital (dietas, un viaje, o en respuesta a cambios hormonales).

Así el estado de la cuestión, lo que parece fundamental para mantener un estatus de salud es que, entre otras pautas de comportamiento, nuestra genética esté prevenida ante los cambios en la microbiota que vayamos a introducir; y ello, únicamente, lo permite la co-evolución de las especies…

…Mientras tanto, los científicos nos entretenemos en dilucidar el microbioma (o genomas) de esos “bichitos” que siempre nos acompañan (Proyecto Microbioma Humano, iniciado en 2008).

Elena Campos Sánchez

CBMSO (CSIC-UAM)

DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2014

Esta semana mi+dtv tratará sobre un reciente análisis histórico de tormentas extremas en nuestra península; las últimas novedades de Biospain 2014 y sobre un estudio molecular de la proteína antioncogénica p53.

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Un comentario

  1. ¡El mundo de las ciencias es realmente espléndido!
    Con esta entrada he aprendido multitud de cosas. En primer lugar, es cierto que existe una relación entre nuestros microorganismos y la capacidad de salud de nuestro cuerpo.
    En el caso de la bacteria mencionada, la Helicobacter pylori, he de decir, que hasta lo que conocía, es una bacteria que se encuentra presente en cada uno de los seres humanos, pero en unos casos se manifiesta y en otros no. Esta bacteria nos hace susceptibles a otras enfermedades, y debemos ponerle remedio.
    Me parece increíble que mediante la investigación, se haya podido descubrir que las variantes genéticas de cada individuo pueden ser las responsables de su susceptibilidad para desarrollar una patología.
    Entonces… ¿esto quiere decir que cada uno de nosotros estamos destinados a sufrir una determinada enfermedad? Y, si es así ¿podemos hacer algo para prevenirlo?
    Solo mediante la investigación podremos saberlo.
    Laura Pérez Durango, 1ºE

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