Nuevos posibles fármacos contra el eterno herpes
Según la Organización Mundial de la Salud (la oms), se estima que en el ámbito global y hasta finales del 2016, un 67 % de la población menor de 50 años se encontraba infectada con herpes simplex tipo 1 (el de las famosas calenturas) y un 11 % con el tipo 2 (el genital). Estos alfaherpesvirus producen enfermedades que van desde manifestaciones leves como vesículas o úlceras, hasta infecciones graves como el herpes labial, queratitis –que puede acabar en ceguera- o encefalitis. Cuando hablamos de estos virus, siempre es importante tener en cuenta su capacidad de permanecer latentes en el sistema nervioso central del individuo y volver a activarse en diversas situaciones a lo largo de la vida.
Una amplia variedad de antivirales ha sido definida como antiherpéticos, actuando en la mayoría de los casos directamente sobre la replicación del virus. El aciclovir (ACV), famciclovir o valaciclovir son algunos de los antiherpéticos más demandados en la actualidad.
Aunque el aciclovir y sus derivados poseen un gran efecto antiherpético, cabe destacar algunos estudios de los últimos años en los cuales se ha visto que, a grandes dosis administradas de dicho compuesto, se produce un efecto embriotóxico y teratógeno (malformaciones), al menos en ratones. No obstante, el mayor inconveniente que presentan estos fármacos se basa en la aparición de resistencia en pacientes que llevan siendo tratados durante largos periodos de tiempo, principalmente en pacientes inmunocomprometidos. Por ello, el estudio de nuevos antiherpéticos con diferentes mecanismos de acción, sigue siendo necesaria.