Las ilusiones del ser humano, las iglesias y el cine.

He estado unos días en Santiago de Compostela. He pasado por el Obradoiro, viendo la Catedral, el palacio arzobispal, los seminarios, recordando a los peregrinos, a los de verdad, los que peregrinaban por buscar una ilusión. Desde el año 33 de la Era Común hasta ahora el ser humano ha buscado la ilusión de la vida eterna y el perdón de los pecados, y ha pagado lo que podía pagar por esa ilusión. Hace unos días veíamos imágenes de hindúes bañándose en el Ganges para limpiarse los pecados. Hollywood y Bollywood hacen fortunas inimaginables vendiendo la ilusión del amor, o de la guerra, vendiendo una catarsis que, como la de los hindúes, dura un par de horas. Luego sale uno de la ceremonia del cine limpio por un día, hasta el nuevo pecado.

El ser humano, (y gracias a ello hemos desarrollado nuestra civilización hasta el punto en que nos encontramos) es capaz de combinar imágenes de caballos y hombres e imaginar centauros. Es capaz de combinar imágenes de peces y muchachas e imaginar sirenas. Y por tanto es capaz de imaginar vida tras la vida y la existencia del pecado y del perdón. Es así como funcionan nuestras neuronas.

Pero el ser humano es poco capaz de aceptar la realidad. Es más, ante la realidad quiere escapar de ella, negarla, cerrarla, guardarla en una caja fuerte de donde no pueda escapar.

Pero la realidad es la realidad. La muerte existe y es inescapable, y los pecados no se limpian, pero se olvidan.

La realidad solo recibe desprecio y rechazo. La ilusión, sumas ingentes de dinero, como veía yo en Santiago, y como puede ver cualquiera en Hollywood. La realidad dice que los terroristas o siguen matando o controlan el País Vasco y España. La ilusión, que se puede negociar con ellos. La ilusión se lleva la palma y la realidad el fuego.

La ilusión dice que se puede seguir quemando carbono fósil. Esa ilusión está rodeada de cientos de miles de millones de euros. La realidad es que vamos hacia un abismo. Para la realidad no hay dinero. No hay en España institutos de clima. Mientras que para la ilusión de la fusión se dan miles de millones de euros, para el clima no llega a 1 millón. Mientras que para la ilusión de la minería del carbón se dan mil millones de euros, la ley de aire limpio no tiene presupuesto, salvo multas.

Es claro: La realidad se impone siempre, al final de la vida, pero la ilusión es la que gobierna hasta la muerte.

La muerte individual no importa. Aunque morimos, dejamos nuestra obra y nuestros hijos tras nosotros.

¿Elegiremos alguna vez  acoger con gusto la realidad?

Compartir:

4 comentarios

  1. no se preocupe don Antonio, la Macarena nos salvará del cambio climático y todos lo celebraremos yendo al Rocío. Unas soleás y unos tanguitos de Huelva acabarán por redimir todas nuestras penas. Y como colofón un Jérez, un Montilla y un platito de pescaíto frito…

  2. ¿Cómo dar la espalda a la realidad si nos rodea por todas partes?

  3. Elegiremos alguna vez acoger con gusto la realidad? tu pregunta es un poco opaca.

    VIVIMOS EN UN MUNDO DE ILUSION LA MAYORIA ES NOS DA LA MOTIVACION PARA VIVIR Y PODER COLOREAR CADA DIA CON TONOS Y MATICEZ VARIOS. SIN LA ILUSION LA VIDA SERIA ABURRIDA NO CREES ACEPTAR ESTA REALIDAD DE ALGUNA MANERA BASTANTE CONTROLADA ES SOMETERSE A LA ESCLAVITUD DE LOS QUE SE CREEN DIOSES EN LA TIERRA.

Deja un comentario