Por Javier Segura del Pozo

Médico salubrista

En los últimos cuatro años, se han acumulado muchas evidencias epidemiológicas sobre el impacto para la salud que tienen las crisis económicas y las mejores políticas para minimizar el daño. En base a ello, epidemiólogos y sociólogos, como David Stuckler y Martin McKee, han llegado a la conclusión que el peor escenario, en términos de salud, para afrontar las crisis económicas es cuando: se implementan cambios económicos de forma rápida, se debilita la capacidad de amortiguación que tiene las redes de protección social (formales e informales) y se facilita el acceso al alcohol y las drogas. Las lecciones para la situación española es que con las políticas de ajuste rápido, disminución del gasto social y debilitamiento de las redes de prevención y apoyo (social, educativo y de salud), vamos de cabeza a este escenario.

Tres situaciones que aumentan el daño a la salud

Según estos estudios revisados[1], las crisis económicas tienen impactos adversos en la salud cuando se dan tres circunstancias:

1. Los cambios económicos son rápidos

 En la crisis económica y social que siguió al derrumbe de la  URSS (1989_1999), aquellos  estados y regiones europeas en los que se aplicó un programa de privatizaciones más lento, hubo una  menor rotación laboral y el alarmante descenso en la Esperanza de Vida, que se dio en toda esta zona europea,  fue menor (este descenso en la esperanza de vida se debió principalmente a una mayor mortalidad en hombres en edades laborales)

2. Capacidad de amortiguación débil:

El daño que hace un golpe no solo está en relación con su intensidad, sino con las defensas frente al mismo. Las crisis económicas tienen un menor coste en salud si las redes sociales formales e informales de bienestar social consiguen amortiguar el efecto:

  •      Redes sociales informales. La familia, los amigos, los vecinos, los compañeros de asociaciones pueden, a través de prestamos, información (sobre oportunidades laborales, ayudas, etc.), asesoría y  apoyo, ayudar a atravesar los malos momentos. En la crisis postsoviética, el estar casado o el pertenecer a organizaciones, sindicatos, clubs deportivos o parroquias, fue un factor de protección que disminuyó los efectos adversos para la salud[2]. De nuevo, la cohesión social fue buena para la salud (ver en este blog: El capital social)
  •       Políticas de protección social y de empleo: Obedecer a rajatabla las directrices del Banco Mundial y el FMI en la crisis del sureste asiático (1997) tuvo un coste: la mortalidad aumentó en Tailandia e Indonesia, no así en Malasia que no había reducido su gasto social[3]. Otro ejemplo: se calcula que cuando la inversión en políticas activas de empleo supera los 140€ per capita, un aumento del 3% en el desempleo no afecta las tasas de suicidio[4]. En otro estudio, Stuckler y colaboradores[5]estimaron que por cada 80 € recortados por persona en ayudas a desempleados, discapacitados, jubilados, familias y niños, la mortalidad general puede incrementarse casi un 1%, la debida a problemas relacionados con el alcohol puede subir un 2,8%, las muertes por tuberculosis aumentarían un 4,3% y la mortalidad cardiovascular un 1,2% (ver en este blog: Los recortes sociales en Europa aumentarán la mortalidad)
  •      Afiliación sindical. Los dos anteriores factores (pertenencia a organizaciones y políticas de protección social fuertes) están asociados estadísticamente en el caso de los sindicatos. En un estudio de los 29 países de la OCDE, se vio que la densidad sindical (el % de trabajadores afiliados a los sindicatos) esta positivamente asociada con el gasto social, medido en forma de presupuesto para atención sanitaria, pensiones, ayudas para la discapacidad, vivienda, políticas activas de empleo y otras políticas sociales[6].

 

Asociación entre afiliación sindical (% trabajadores totales) y gasto social (%PIB) en 2009 en 29 países de la OCDE (R=0.53, P=0.0027). Fuente: McKee M, Stuckler D. The assault on universalism: how to destroy the welfare state. BMJ. 2011 Dec 20; 343:d7973

  •      Programas preventivos. Los ajustes presupuestarios que viene  sufrido Grecia, supusieron el desmantelamiento de un tercio de todos los programas comunitarios de prevención a nivel de calle, entre 2009 y 2010, habiéndose continuado por esta senda hasta el presente (recordemos que la Troika exige a Grecia, entre otros recortes, el despido de 150.000 funcionarios de aquí al 2015). Su posible relación con el incremento de las infecciones de VIH y ITS, el consumo de heroína y los suicidios  no es una hipótesis aventurada[7] [8].

 

3. Facilidad de  acceso a drogas y alcohol:

 La crisis Post-URSS coincidió con un abaratamiento del alcohol y el aumento de las patologías asociadas al abuso de alcohol (intoxicaciones etilicas, hepatitis, cirrosis, etc.). Esto no se ha dado en otros países europeos occidentales, donde se ha incrementado el precio del alcohol y tabaco. Los estudios en varios países europeos parecen demostrar que con la crisis reciente (a partir de 2008) las intoxicaciones etílicas han aumentado, pero los abusos de alcohol han disminuido[9]. La experiencia griega, con una cultura similar a la nuestra, muestra una reducción del consumo de alcohol y de los casos de conducción ebria. Sin embargo, las infecciones de VIH han tenido un incremento espectacular (52% entre 2010 y 2011), principalmente relacionado con el consumo intravenoso de heroína (además de con el aumento de la prostitución y el sexo inseguro)[10].

 

A la izquierda: David Stuckler (Departamento de Sociología de Universidad de Cambridge/; A la derecha:Martin McKee (London School of Hygiene and Tropical Medicine), autores de la mayoría de los estudios mencionados en este artículo.

 

Lecciones para España

¿Qué hemos aprendido de esta experiencia? ¿Cómo podemos minimizar el daño que esta crisis económica está produciendo en la salud de los españoles? ¿Las politicas que está aplicando el gobierno están bien encaminadas para que afecten lo menos posible a la salud? La respuesta, a la luz del modelo anterior, es que lamentablemente estamos en la peor de las situaciones: se está combinando unas políticas de «ajuste» rápido con un desmantelamiento de las redes sociales de protección.

Estamos embarcados en una política de reducción brusca del déficit público para cumplir las exigencias de la Unión Europea, que supone un recorte brutal del gasto público en poco tiempo. Este recorte esta afectando al gasto social. Se ha iniciado la senda de disminución de los servicios que prestan las administraciónes públicas, con sus servicios y empleados públicos o, indirectamente, con empresas contratadas (“servicios externalizados”). La estructura pública de estas redes se está ya adelgazando y se prevé que lo haga más a partir de las directrices que marque el presupuesto de 2012, que se anunciará a finales del mes que viene. Entre estos servicios en peligro se encuentran los socio-educativos de apoyo, los de prevención de drogas [13], las redes de atención a drogadictos, los de educadores sociales y de calle, los de cuidados de ancianos y discapacitados, los agentes de igualdad, los mediadores y animadores socio-culturales[11] y los programas preventivos y de promoción de la salud. A lo que se suman los recortes en el propio sistema público sanitario.

Si se debilitan las redes sociales formales, las redes informales, como la familia, se sobrecargarán aún más (ya están bastante sobrecargadas) para amortiguar el golpe. En una cultura como la nuestra, en la que la mujer es la que principalmente se hace cargo de este apoyo familiar (a los hijos mayores que no encuentran trabajo, a los ancianos padres a quienes hay que cuidar en casa), con una menguada ayuda del Estado, es de preveer un impacto importante en la salud (física, pero sobre todo, mental) de las mujeres españolas.

La salud mental y fisica de la mujer amenazada por la sobrecarga que tendrán las familias si se debilitan aun más los recursos, los servicios y las redes de apoyo social.

A la vez, es de preveer que la recién aprobada reforma del mercado laboral favorezca un aumento del desempleo en estos años próximos. ¿Tendrá un impacto importante sobre las tasas de suicidio? Para colmo, si nos atenemos a algunas declaraciones de miembros del gobierno, de los empresarios y de medios afines, se ha iniciado la caza a los sindicatos (otro factor amortiguador del daño) y su desprestigio público, como reacción preventiva frente a su posible oposición a la reforma laboral[12]. Tengamos en cuenta que el nivel de afilicación sindical en España es de los más bajos de Europa. Y las nuevas medidas laborales reducen aun más las posibilidades de acción sindical y contrapeso frente a lós intereses empresariales, especialmente, en las pequeñas empresas, que son las mayoritarias, en términos de empleos, en nuestro país.

La amenazadora relación entre aumento del desempleo y de las tasas de suicidio

Todo ello augura un importante daño para la salud de los españoles que los salubristas deberíamos no solo vigilar (si no lo hay, propongo un Observatorio de la crisis y la salud, que vaya recopilando y siguiendo los indicadores de salud mas sensibles en una crisis económica: suicidio, mortalidad sanitariamente evitable, salud mental, HIV, etc.…), sino informar a la sociedad y a los poderes públicos sobre el coste de determinadas políticas de afrontamiento de la crisis.

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[1] Suhrcke M, Stuckler D. Will the recession be bad for our health? It depends. Soc Sci Med. 2012 Jan 4. [Epub ahead of print] PubMed PMID: 22226605.

 [2] Stuckler D, King L, McKee M. Mass privatisation and the post-communist mortality crisis. Lancet 2009;373(9661):399-407.

[3] Hopkins S. Economic stability and health status: evidence from east Asia before and after the 1990s economic crisis. Health Policy 2006;75(3):347-57.

[4] Stuckler D, Basu S, Suhrcke M, Coutts A, McKee M. The public health impact of economic crises and alternative policy responses in Europe: An empirical analysis. Lancet 2009;374 (9686): 315-23

[5] David Stuckler, Sanjay Basu, Martin McKee. “Budget crises, health, and social welfare programmes”. BMJ 2010;340:c3311. Accesible en: http://www.bmj.com/cgi/content/full/340/jun24_1/c3311

[6] McKee M, Stuckler D. The assault on universalism: how to destroy the welfare state. BMJ. 2011 Dec 20;343:d7973. doi: 10.1136/bmj.d7973. PubMed PMID: 22187190.

[7] Ver en este blog: Mercados insaciables, crisis mundial y efectos sobre la salud.-2 Aumento de los suicidios y del SIDA en Grecia.

 [8] Kentikelenis A, Karanikolos M, Papanicolas I, Basu S, McKee M, Stuckler D. Health effects of financial crisis: omens of a Greek tragedy. Lancet. 2011 Oct 22;378(9801):1457-8. Epub 2011 Oct 9. PubMed PMID: 21988763. accessible en: http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2811%2961556-0/fulltext

 [9] Suhrcke M, Stuckler D. Will the recession be bad for our health?…Ibidem  

 [10] Kentikelenis A, et cols: Ibidem..

[11] Ver: Blog de la Federación Nacional Española de Integradores y Mediadores sociales. http://ascprofesional.blogspot.com/

 [12] El Pais, 19 febrero 2012: “El Gobierno ataca a los sindicatos pero ofrece retoques a la reforma”. http://politica.elpais.com/politica/2012/02/17/actualidad/1329509248_443456.html

[13] El País, 27 de febrero de 2012. “Botella elimina parte del programa de prevención de drogodependencias”. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/02/26/madrid/1330292542_525328.html

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16 comentarios

  1. Interesante documento, Javier. Sigues abriendo vías para el encuentro y la búsqueda de soluciones en tiempos difíciles, en los que las visiones individualistas, no importa del lado del que provengan, prevalecen, desgraciadamente, sobre análisis más complejos y profundos, como el que presentas.

  2. Estimado Javier:
    Muy interesante, como siempre, tu aportación a este decisivo debate. Quisiera apuntar, tan sólo, algunas ideas a las ya expuestas. En este momento es crucial tener las herramientas metodológicas y el interés (esto más que lo otro) de visibilizar los cambios que ya se están produciendo en la salud y, más ampliamente, en el bienestar de la población española consecutivos a la reducción del gasto público que caracteriza el adelgazamiento del estado del bienestar a que estamos sometidos. Las políticas que se desarrollan en el ámbito socioeconómico, llevamos años señalándolo, tienen un efecto fundamental en la salud de las personas. Seguramente mucho mayor del que imaginamos y aún más grande del que hemos sido capaces de demostrar. Esas políticas, que ya se iniciaron en el anterior ciclo político, ese marco que define el «sistema» en sí, componen el escenario en el que se mueven los demás determinantes de la salud y definen las posibilidades que los demás factores tienen de interactuar entre sí. Las políticas nunca son neutras y los que las idean y aplican deben conocer sus consecuencias y no pueden ser irresponsables. Al contrario, deben responder ante los ciudadanos por ellas y por sus efectos. Sobre todo cuando hay alternativas tal y como no se cansan de señalarnos sesudos y doctos economistas y politólogos en muchos medios y foros. Por lo tanto es preciso conocer y cuantificar de qué retrocesos estamos hablando, cuántos años de expectativa vital van a perderse, qué merma en calidad de vida, qué carga de enfermedad y muerte evitable va a dejar de serlo.
    Me parece muy interesante el ejemplo que pones sobre el enorme retroceso que supuso, y aún supone, para la salud de aquélla población el desmantelamiento del «sistema protector» que garantizaba la antigua y extinta Unión Soviética. Como modelo, aunque a otra escala, quizás podamos usarlo de «prueba piloto» del alcance y las consecuencias de esos recortes. Como muy acertadamente señalas ese desmantelamiento afectó gravemente a toda la población. Por usar sólo un ejemplo, entre 1990 (el certificado de defunción de aquélla unión de repúblicas lleva la fecha de 1989) y 2000 la Esperanza de Vida al Nacer retrocedió más de 4 años en la Federación Rusa, con todo lo que ello significa, ya que ese indicador es, como sabes, sólo la punta de un enorme iceberg, que permanece oculto, compuesto a partir de las «condiciones de vida y trabajo» de las personas. Es curioso que esta caída afectara especialmente a los hombres quiénes, en ese mismo periodo, pasaron de 63 a 58 años de expectativa vital, mientras que las mujeres «sólo» retrocedieron de 74 a 72 años (ver Informe sobre La Salud en el Mundo de 2010 de la OMS en http://www.who.int/whr/2010/es/index.html, pagina 48).
    Todos los estudiosos del tema parecen coincidir en que el motivo de ello es que esa merma de protección social afectó más a los hombres en edad laboral, quienes fallecieron muy frecuentemente por problemas cardiovasculares que tienen que ver con la alimentación y los hábitos de vida, como la violencia, el HIV/SIDA, el alcoholismo y otras toxicomanías. Esos trabajos alertan también sobre otro dato relevante: es el factor «educativo», es decir un rasgo indirecto de la posición social, el que mejor explica que determinados grupos de hombres se hayan «salvado de la quema».
    Por lo tanto, podemos a partir de esa experiencia imaginar el escenario: retrocesos importantes en los niveles de salud y de bienestar como resultado de un empeoramiento del sistema de atención y prevención sanitaria y de la degradación de las condiciones generales de vida, acompañado de un incremento de las desigualdades en la salud y en la supervivencia de forma absolutamente injusta y evitable.
    Creo que en momentos como los actuales es una obligación de los trabajadores sanitarios evidenciar los efectos de las políticas restrictivas en la salud y el bienestar de las personas, por lo que deberíamos potenciar esas líneas de investigación para acentuar, aún más, el perfil de «utilidad social» de nuestro trabajo. El análisis del alcance de estos temidos impactos a través del estudio de la mortalidad por causas prevenibles por la intervención sanitaria es una interesante fórmula metodológica que deberíamos desarrollar con todo interés y precisión.
    Recibe un saludo cordial
    J. Manuel Díaz Olalla

  3. Totalmente de acuerdo:
    Estoy revisando lo publicado sobre CRISIS ECONÓMICA Y SALUD y el tema es apasionante:

    Toda la década anterior estuvo sonando el mantra de que
    las crisis económicas son buenas para la salud (¡!):
    desde Ruhm (2000)“Are Recessions Good for Your Health?” … hasta Tapia (2011)“La mejora de la salud durante las crisis económicas: un fenómeno contraintuitivo” .
    Y esto es lo que trascendió a la prensa. Así pues todos tranquilos que con el tamaño de esta crisis veréis lo sanos que nos ponemos…

    Pero todos estos estudios eran agregados (ecológicos) y ya sabéis los epidemiólogos lo de la falacia ecológica (los resultados de estudios agregados no pueden extrapolarse a lo que realmente les pasa los individuos): pueden elevar hipótesis pero para confirmarlas hacen falta estudios que eliminen los factores confundentes.

    Y existen estos estudios (que no han trascendido a la prensa) y los resultados, como era de esperar, muestran que crisis y paro tienen efectos muy negativos sobre la salud. Solo un ejemplo de lectura obligada:

    The Lancet, Volume 378, Issue 9801, Pages 1457 – 1458, 22 October 2011
    Health effects of financial crisis: omens of a Greek tragedy
    Kentikelenis A et al.

    No obstante hay dos puntos en que están todos de acuerdo:

    1. Crisis y paro aumentan enormemente suicidios y problemas de salud mental.
    Aquí, como en el sumario del Palma Arena, deberíamos hacer una pieza separada para la gente de Salud Mental: hay mucha tela que cortar.

    2. Durante las recesiones disminuyen siempre los accidentes de tráfico.
    Claro, pero a ver quien le va a decir a los pescadores que el amarre de la flota es bueno para su salud porque disminuye significativamente el número de naufragios…

    Respecto a todo esto deciros que llevo revisadas más de 250 publicaciones y esto merece crear un observatorio que difunda los resultados y prevea consecuencias de las actuaciones de los gobiernos. ¡Hasta en el Banco Mundial (M.Ravallionen,Director de Desarrollo)lo reconocen!
    “Crises have given birth to some of the worst social protection policies and some of the best”
    Marc-Aureli Ribó
    (Pediatra)

  4. Buenos días, me ha parecido una interesante reseña sobre todo lo que supone la crisis: sus términos y consecuencias. Lo que más me ha llamado la atención ha sido el indicador de afiliación sindical, no había pensado antes en ello.
    Enhorabuena por la sencilla, clara y adecuada descripción de la situación que estamos viviendo.
    Saludos y salud.

  5. […] del Ayuntamiento de Madrid, ambas en relación con la Crisis y la Salud La primera es sobre “Crisis y Salud: cómo minimizar el daño” . Basándose en los estudios de Stuckler y McKee , el artículo apunta que “el peor escenario, […]

  6. […] 5. FMI, recortes en políticas sociales/políticas activas de empleo y mortalidad. Como ya comentamos en este blog (ver: Los recortes sociales en Europa aumentarán la mortalidad), un estudio europeo concluía que el gasto social en politicas activas de empleo y de apoyo a las familias (que ha sido reducido de forma importante en el presupuestos de 2012, presentado hace unos días por el gobierno español), es eficaz para  prevenir (evitar) los esperados incrementos en mortalidad resultantes de las crisis económicas[23]. (Tambien ver en este blog: Crisis económicas y salud: cómo minimizar el daño) […]

  7. […] Sacar a los inmigrantes ilegales. Segun la revisión, algunos países europeos han aumentado la cobertura para proteger a los grupos de población más vulnerable. Un objetivo básico de las politcas sanitarias, en cualquier época, pero especialmente durante las crisis económicas, es mantener el acceso a los servicios esenciales de la población, especialmente para gente mas pobre y los usuarios frecuentes de los servicios (enfermos crónicos) (ver en este blog: Crisis económicas y salud: cómo minimizar el daño) […]

  8. […] Como hemos mencionado en otros artículos, la densidad de la afiliación sindical en un país tiene una importancia notable para la salud, pues el grado de afiliación sindical de la población trabajadora está asociado al volumen de gasto social invertido en cada país, como se puede apreciar en este gráfico de un trabajo publicado en el British Medical Journal (BMJ) (ver en este blog: Crisis económicas y salud: cómo minimizar el daño) […]

  9. Muy de acuerdo con vuestros análisis, no hay que dejar que la calidad de la atención al paciente se resienta.

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