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Fecha
Fuente
UCM
Autor
Jesús Miguel Flores Vivar

¿Están claros los límites de la ética en educación e inteligencia artificial?

La evolución de la tecnología y el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) presentan no solo oportunidades, sino, también, riesgos y, sobre todo, muchas incógnitas y preocupaciones

El modelo docente tecnoeducomunicacional “impuesto” a raíz de la pandemia de la COVID-19 en el que las universidades del mundo se vieron involucradas en un proceso de enseñanza-aprendizaje a distancia a través de Internet y de la Inteligencia Artificial (IA) no para de crecer.

La IA es una tecnología en auge capaz de alterar todos los aspectos de nuestras interacciones sociales. Se expande en todos los ámbitos profesionales y del conocimiento, incluido el campo educativo, sobre todo a través de las plataformas virtuales de aprendizaje (E-learning). Son muchos los ejemplos que incluyen el uso de la IA para automatizar tareas administrativas de rutina, diagnosticar las competencias de los estudiantes y ofrecer contenido de aprendizaje y comentarios adaptados al progreso individual. Esto implica tener que modificar el papel de los docentes en la transmisión de conocimientos que proporcionan a las jóvenes generaciones.

En este contexto, se vienen publicando una serie de investigaciones, ensayos científicos, estudios y análisis por parte de especialistas que dibujan un panorama prometedor, pero, también de fuertes implicaciones éticas y deontológicas en el uso de la IA en la educación.

¿La IA reemplazará a los profesores humanos o será solo un asistente de clases?

La evolución tecnológica configura un ecosistema tecnológico que, según el catedrático de la Universidad de Salamanca, Francisco José García-Peñalvo, es una “metáfora para expresar una necesaria evolución de los sistemas de información tradicionales, con soluciones basadas en la composición de diferentes componentes de software y servicios que comparten un conjunto de flujos de datos definidos semánticamente”. Parte de esta evolución viene dada por el impacto que los algoritmos y la robotización están causando en el campo de la educación por lo que muchos temen que los robots impulsados ​​por inteligencia artificial pronto reemplazarán por completo a los profesores humanos. Pero, lo que no cabe duda es que el rol del profesor atraviesa una edad de oro con la IA. Y la tendencia es que creará más puestos de trabajo de los que eliminará.

La capacidad cognitiva de los docentes, el flujo continuo en la transmisión de conocimientos entre sus estudiantes y las tareas de gestión y creación de contenidos, podrán verse apoyados por unos asistentes algorítmicos y herramientas de inteligencia artificial con una clara misión: ayudar en la planificación, personalización, visualización y facilitación del proceso de aprendizaje.

En este contexto, recientes investigaciones apuntan que la IA será la gran novedad en la educación y el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cada vez más especialistas sostienen que el papel de la IA se dará desde la educación inicial (infantes) hasta la educación superior incluyendo la formación empresarial. Mejorará la experiencia de los estudiantes al ofrecerles la oportunidad de crear funciones y modelos de aprendizajes adaptativos con herramientas personalizadas.

Principios éticos de la IA en la educación  

La evolución de la tecnología y el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) presentan no solo oportunidades, sino, también, riesgos y, sobre todo, muchas incógnitas y preocupaciones.

Los últimos estudios publicados, no solo en medios científicos, sino, también, de difusión general buscan que las personas comprendan el alcance de la Inteligencia Artificial, sobre todo, porque como afirmara Stephen Hawking en Infobae “La IA puede ser lo mejor o lo peor que ha sucedido en la Historia de la Humanidad”. Esto implica, tal como sostiene el experto de UNESCO, Piero Dominici, profesor de la Universidad De Perugia (Italia) que la hipercomplejidad y cambio continúo de los nuevos ambientes obliga a replantear la educación desde una visión de aprendizaje a lo largo de la vida. Para el profesor Neil Selwyn, autor del libro best seller “¿Debería los robots sustituir al profesorado? La IA y el futuro de la educación”, este replanteamiento con la automatización digital de la enseñanza no consiste simplemente en el aspecto técnico del diseño, programación e implementación de los sistemas con mayor eficacia, sino en la formulación de preguntas tales como ¿Tendría la IA inteligencia real, entendimiento real, creatividad real? ¿Tendría identidad, integridad moral, libre albedrío?

Para Gabriela Ramos, subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, promotora de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial afirma que “lo que sucede es que siempre tratamos de perseguir, pero se debe contemplar todo el ciclo de la inteligencia artificial desde la investigación, el desarrollo, la implementación, la evaluación del impacto, la retroalimentación, el desarrollo de los algoritmos, el marco conceptual de los algoritmos… Todos estos pasos requieren la reflexión ética y requieren de establecer controles”.

Los expertos señalan que los múltiples y complejos desafíos asociados con la IA deben considerarse adecuadamente. Por ejemplo, se sabe que la IA a veces está sesgada; sin embargo, la causa no siempre es obvia. Las decisiones de la IA pueden estar sesgadas porque los datos humanos en los que se basa están sesgados o porque los algoritmos aplicados y desarrollados por humanos están sesgados.

En otras palabras, la IA refleja y ejemplifica la toma de decisiones humana, lo que refuerza la necesidad de que los humanos den un paso al frente y asuman la responsabilidad y el control. En este sentido, cada vez más investigadores coinciden en señalar la idea de que los sistemas inteligentes tomen decisiones y que luego actúen en base a estas, obviamente tiene implicaciones éticas.

La pregunta que se desprende es ¿Qué principios morales y éticos deben gobernar lo que hacemos con la IA en la educación y que tareas se les ha de programar para que las hagan por “propia iniciativa”? La respuesta (de momento) viene dada por si sola: el código ético debe ser también asumido por el creador/programador del sistema de IA.

Alfabetización de la IA en la educación

Las universidades deben trabajar nuevos planes de estudios interdisciplinares y específicos de las asignaturas que incluyan el aprendizaje de la IA desde su explicación tecnológica hasta las cuestiones éticas y filosóficas de su impacto, basándose en los desarrollados por países pioneros. Dichos planes deben ser flexibles, abiertos, inclusivos y en continua evolución.

El International Forum on AI and the Futures of Education Developing Competencies for the AI Era, destaca que las “competencias orientadas a la tecnología, se centran en técnicas, tecnologías y aplicaciones de IA, e incluyen el conocimiento y las habilidades avanzadas de IA necesarias para crear, manipular, implementar e interpretar la IA” por lo que diversos expertos coinciden en señalar que la alfabetización en IA debe adoptar un enfoque tanto específico como interdisciplinar. De ahí que lo más importante radica en “formar al formador” por lo que los docentes y educadores deben recibir la capacitación adecuada. En ese sentido, las competencias de la IA podrían desarrollarse en actividades extracurriculares como “seminarios, workshops, clubes de debates en codificación o la realización de hackatones”.

Tendencias

Debemos dejar claro que la IA no puede ser una fuente de inspiración para el aprendizaje, a diferencia de un profesor humano, en donde la empatía en el proceso de enseñanza-aprendizaje es mayor, juega un papel fundamental. Y esta se convierte en la principal desventaja de la educación impulsada por la IA. Al mismo tiempo, es también la principal razón por lo que la Inteligencia artificial no reemplazará por completo a los docentes humanos.

Es necesario poner el foco de atención en las implicaciones éticas, ero es un error pensar que la ética debe ser estudiada e implementada por los propios tecnólogos (desarrolladores) de las aplicaciones de inteligencia artificial. Debemos asumir y potenciar que los valores filosóficos éticos y morales deben ser estudiados e implementados en los desarrollos de la IAF por los científicos sociales, concretamente, por comunicadores, filósofos, sociólogos, antropólogos y científicos del comportamiento.

Esto implica que la evolución de la IA debe ser tratada y desarrollada desde una perspectiva inter y multidisciplinar. En esta línea, resulta imprescindible abordar y desarrollar marcos de políticas consensuadas para regular y concienciar el uso ético de la IA en la educación.

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