Las aves marinas a menudo confunden pequeños fragmentos de plástico con comida, o ingieren el que ya ha sido comido por sus presas. Este material también pueden contener sustancias químicas tóxicas perjudiciales para las aves marinas
Entre las zonas más peligrosas para las aves están también el Pacífico Noroccidental y Nororiental, el Atlántico Sur y el Océano Índico Sudoccidental, según un estudio en el que han participado más de 200 investigadores y que publica hoy Nature Communications.
Las aves marinas son uno de los grupos más amenazados a escala mundial, con alrededor de un tercio de las especies clasificadas como “vulnerables”, “en peligro” o “en peligro crítico” en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Contaminación de los océanos por plásticos
El estudio profundiza en la amenaza creciente para la vida marina de la contaminación de los océanos por plásticos, para lo que se analizaron datos de 77 especies de aves marinas, más de 7000 individuos y 1,7 millones de posiciones registradas mediante dispositivos de seguimiento remoto.
El estudio se centró en los petreles y pardelas, uno de los grupos de aves más amenazadas del planeta y que se distribuyen por todos los mares, por lo que son excelentes indicadores del estado de conservación del medio marino.
Esta la primera vez que se combinan datos de seguimiento de tantas especies de aves marinas y se superponen a mapas mundiales de distribución de plásticos en los océanos, para ver dónde existe mayor solapamiento y, por tanto, mayor riesgo de interacción.
Los investigadores, encabezados por Bethany Clak de BirdLife International, identificaron así las zonas donde las aves están más expuestas a los residuos plásticos, y qué especies y poblaciones se ven más afectadas.
Los datos indican que el Mediterráneo y el mar Negro “destacan como zonas de mayor riesgo identificadas por el estudio”, destaca SEO/BirdLife en un comunicado.
Ello implica que las especies propias de esta cuenca son las más expuestas al problema de los plásticos, con las pardelas mediterránea (Puffinus yelkouan) y balear (P. mauretanicus) a la cabeza, ambas amenazadas a nivel global (Vulnerable y Críticamente Amenazada, respectivamente).
Los resultados muestran la relevancia del problema de los plásticos “para especies de nuestra competencia directa, especialmente la endémica pardela balear”, dice Pep Arcos, coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife y uno de los coautores del artículo.
Los resultados muestran que la contaminación por plásticos amenaza la vida marina a una escala que trasciende las fronteras nacionales, pues una cuarta parte de todo el riesgo de exposición a los plásticos se produce en alta mar, destaca la Universidad de Cambridge (Reino Unido), una de las participantes en el estudio.
La mayoría de las especies corren un mayor riesgo de encontrar plástico en aguas alejadas de su jurisdicción de cría y en aguas internacionales.
“Esto significa que la cooperación internacional es esencial para resolver este problema, imponiendo el diálogo entre diversos actores y aumentando la complejidad de las respuestas”, destaca la coordinadora del estudio, Maria Dias, de la Universidad de Lisboa.
Las corrientes oceánicas hacen que se acumulen grandes remolinos de basura plástica lejos de tierra, fuera de la vista y más allá de la jurisdicción de cualquier país, recuerda la Universidad de Cambridge.
Las aves marinas a menudo confunden pequeños fragmentos de plástico con comida, o ingieren el que ya ha sido comido por sus presas. Este material también pueden contener sustancias químicas tóxicas perjudiciales para las aves marinas.
Los petreles son especialmente vulnerables porque no pueden regurgitar fácilmente el plástico y en la época de cría, a menudo dan de comer plástico a sus polluelos sin darse cuenta,
El estudio también muestra que las especies que ya están en peligro de extinción (debido a la introducción de especies exóticas invasoras en las islas donde crían, a las capturas accidentales o al cambio climático), son también las más expuestas al plástico.
Los resultados pueden ahora ser interpretados y utilizados como herramienta para la gestión y conservación del medio marino por países de todo el mundo
En el estudio participaron también entidades españolas, entre ellas, la Universidad de Barcelona; el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC); la Iniciativa de Investigación de la Biodiversidad de las Islas Baleares (IRBI) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, Imedea. EFEverde