Los informes PISA sobre la educación en España

Los debates sobre la educación son tan viejos como la civilización. ¿Qué objetivos tiene la enseñanza? ¿Qué métodos podemos utilizar para conseguir esos objetivos? ¿Cuantos niveles distintos de enseñanza podemos poner en marcha?

Ayer me hicieron una pregunta sobre un post anterior: Había dicho allí que los últimos 60 años habían sido de una vida de »lujo».  El lujo ha consistido, no en vivir como los nuevos ricos de manera absoluta, con yates de 60 metros, pero si en derrochar recursos como estas personas ha derrochado dinero.

En una etapa de riqueza sobrante, la educación puede dedicarse a tareas tan vanas cómo buscar la »felicidad», o preparar buenos ciudadanos, vanas porque carecen de definición.

En una etapa de carestía creciente (donde estamos ahora y hacia donde vamos) necesitamos concentrar esfuerzos.  La búsqueda de la »felicidad» y la formación de buenos ciudadanos nunca ha sido posible abordarlas en la escuela, porque la escuela no tiene reglas, métodos o paradigmas para ello, porque estos dos temas carecen de definición.

La escuela puede enseñar aquello de lo que hay registro y definición, y puede enseñar a pensar mediante el estímulo del ejercicio de la reflexión. Puede incluso, y de hecho lo hace, enseñar a reflexionar sobre la felicidad y sobre las innumerables definiciones que se han dado de lo que pueda ser un »buen» ciudadano, pero no puede enseñar »la felicidad», ni la »buena ciudadanía», y como esto, otras muchas cosas.

Por lo tanto el objetivo de la escuela es enseñar aquello que tiene definición y enseñar a pensar, es decir, a relacionar entre sí los conceptos aprendidos.

Si necesitamos relacionar conceptos, estos conceptos deben estar accesibles en la mente: Necesitamos memorizar.  La memoria, esto tan denostado en las, no tan recientes, nuevas técnicas didácticas, es parte esencial del pensamiento. Solo podemos saber, solo podemos pensar si tenemos a nuestra disposición las más amplias bases de datos posibles, y estas bases debe de ser internas a la mente, no existir en »la nube», puesto que pensar es relacionar unos datos con otros, o recombinar partes de lo que conocemos con otras partes.  Por lo tanto es imprescindible »embotellar» datos en las mentes de los estudiantes, cuantos más mejor y cuanto más sistematizados mejor.  Mis alumnos actuales saben una barbaridad de zapatos de caballero, pero no tienen ni idea de zapatos de señora.

Mis alumnos actuales sabrían, si fueran médicos, muchísimo sobre el riñón, pero no tendrían ni idea de cómo el riñón actúa sobre el hígado y ambos sobre el cerebro, por ejemplo. Serían muy malos médicos, aunque muy buenos especialistas: Serían magníficos robots.

Una vez memorizados, y desarrollada la capacidad de disponer de todos los conocimientos almacenados a voluntad, se precisa aprender a relacionarlos unos con otros.  Para esto es necesario realizar ejercicios, muchos ejercicios de correlación: Lo que en física y matemáticas se denomina »resolver problemas».

La escuela es entonces un sistema de adquisición de conocimientos y de ejercicios constantes para entender como cada una de las cosas conocidas influye en todas las demás.

No hay técnicas determinadas para conseguir estos dos resultados. Cada alumno es diferente de cada otro alumno, por habilidad mental (hay compositores natos, como Mozart, o científicos natos, como Kelvin) y por su entorno social. Pero además, cada clase es diferente de todas las demás: La interacción entre distintos alumnos genera cada año, y en cada grupo de estudiantes, reacciones diferentes ante las dificultades del aprendizaje de conceptos y del aprendizaje de sus interacciones.  Por esta razón, el único que puede sacar el máximo rendimiento de cada clase de alumnos es el profesor, no un robot, sino una persona preparada y con experiencia que toma decisiones que no están en los manuales cada minuto de su actividad docente.

Son los profesores los que deben determinar si un grupo de alumnos precisa de una evaluación docente cada tres meses o cada semana, si deben darse las clases con power-point o con tiza, si deben hacer cada día dos ejercicios en casa o 10, o hacer solo ejercicios una vez a la semana, y son solo los profesores, en interacción entre sí los que deben coordinar los cursos.

Si queremos una buena enseñanza, ésta debe estar diseñada por los grupos de profesores, nunca por empresas de control y diseño externos a cada unidad docente.

Una vez escrito ésto, es preciso añadir un detalle, no insignificante, sino esencial.

La única forma de aprender lo que los profesores enseñan es estudiar. Estudiar es una labor entretenida, en los dos sentidos de la palabra: El estudiante queda cautivado por lo que aprende, pero exige muchas horas ante los libros y los cuadernos de ejercicios, horas que no se pueden dedicar a otras actividades mucho más aburridas pero más sencillas.

Puesto que la presión social es hacia las cosas sencillas, la escuela debe ejercer una presión compensatoria para animar al estudiante hacia las cosas difíciles.  Cualquier animal responde al palo y la zanahoria, y el ser humano tiene una gran componente animal, o si queremos ser finos, »genética». Es preciso volver a instaurar en la escuela el premio y el castigo, y sobre todo, la limitación radical del paso de los alumnos de unos cursos a otros con asignaturas »suspensas».  Los cursos son un todo único, y fallar en una asignatura es fallar en todo el curso.

Se perfectamente que si alguien lee lo de arriba me acusará de toda clase maldades, desconocimientos, antigüedad, etc., etc.

De la misma manera, cuando digo que hay que cambiar los modelos económicos actuales, me escriben diciéndome que ¡qué locura!, y lo mismo cuando digo que el modelo estándar de la física de partículas, y sus derivaciones, las supercuerdas y las supersimetrías, son una plepla.

Pero ¿Funciona el modelo estándar, funcionan supercuerdas y supersimetrías?  No han sido validadas en laboratorios independientes en múltiples experimentos repetidos.

De los modelos económicos al uso, mejor no hablar: A los hechos me remito, a 6 millones de parados en España, a millones de parados en los EEUU, y la decadencia en ese país de la clase media.

Exactamente lo mismo ocurre con el modelo educativo actual. No funciona.

Cuando una cosa no funciona, se cambia.

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