A vueltas con el »debate climático»
Estamos registrando una subida considerable de extremos meteorológicos en las últimas décadas. La gráfica de la NOAA nos dice que los extremos aumentan sin parar desde 1980.
Hay científicos que se curan en salud, y políticamente correctos, son blancos y negros, son ni si, ni no, no sea que se les vaya a reprochar algo.
El debate climático es una tontería. Es como debatir si las aves pueden volar o si los peces pueden vivir en el agua. Los detalles individuales lo único que hacen es certificar la existencia de cambio climático, siempre que se entienda que cambio climático quiere decir lo que quiere decir: El cambio en las propiedades estadísticas del sistema meteorológico, que es lo que es el clima. El paso de una curva gaussiana de colas cortas (extremos de la curva que tienden a cero muy deprisa) a una curva de Gumbel o de Weibull cuyas colas tienden a cero de manera parsimoniosa. Esta es la realidad.
El por qué de este cambio del clima (de la distribución estadística de los fenómenos meteorológicos) ha de buscarse en algún cambio de los parámetros que controlan el tiempo atmosférico y la circulación oceánica. En los dos siglos alrededor del año 1000, el ‘óptimo medieval’, un cambio pequeño en la trayectoria de la corriente del Golfo, debido probablemente a un cambio en el talud entre Groenlandia e Islandia (una zona volcánica) que permite el desagüe del Ártico, produjo el calentamiento del norte de Europa, con las expediciones explosivas de vikingos (‘salir a piratear’, en danés antiguo) y la colonización, extremadamente reducida en el espacio y en el tiempo de las costas de Groenlandia. En 1650 se produjo una ‘pequeña edad de hielo’ (denominación engañosa donde las haya, pues hizo frío durante 40 años, pero no avanzaron los glaciares como en las verdaderas »Edades de Hielo») debida a una disminución ligera de la radiación solar.
Hoy estamos en una situación de radiación solar esencialmente constante desde hace 100 años. Pero la temperatura media global (TMG) se mantiene unos 0.8ºC por encima de su valor medio estimado entre el año cero y 1800.
¿Estamos ante un cambio ‘natural’? Podría ser. La concentración de CO2 en la atmósfera está en niveles de hace millones de años, mucho más alta de lo que ha estado a lo largo del último millón doscientos mil años, la etapa de las oscilaciones glacial-interglacial.
Un pequeño experimento realizado por el grupo de clima de la UAH en una de las ferias de la ciencia, y fácilmente repetible en cada instituto de enseñanza media, permite comprobar que una atmósfera de alto contenido en CO2 se calienta más, bajo la inyección de radiación infrarroja, que otra de bajo contenido en CO2.
A falta de algún argumento coherente como los del cambio de la corriente del Golfo, o la disminución de la actividad solar, la única explicación racional de la subida de la TMG es el aumento de concentración de CO2 en la atmósfera.
De la misma manera que la actual crisis económica no es uno más de los »ciclos» de los modelos económicos basados en el equilibrio, sino que es una crisis estructural, o del paradigma económico al uso desde hace 200 años (no hay más que ver que en ningún país que utiliza modelos cíclicos se ha conseguido superar la crisis, la real, la de la riqueza de las personas, no la del dinero de los bancos), de la misma manera el sistema climático no sigue las curvas gaussianas de los años anteriores a 1870.
Estamos en regímenes estadísticos distintos, en la economía y en el clima. Es imposible negarlo. El debate es infantil en un esquema científico.