La variable tiempo y la escasa comprensión de la misma.

Estos días he estado leyendo muchas cosas sobre la situación político / social / económica de Europa, del mundo con la estupidez de Davos que no es más que la pasarela roja de los Oscar, pero en Suiza; sobre Medio Ambiente y sobre clima.

He leído análisis realizados por personas racionales, y análisis viscerales (los alemanes siempre han sido románticos y poco racionales).

Son un lector apasionado de la historia.  Tanto que no consigo comprender a la gran mayoría de mis co-personas que no entienden el concepto de tiempo. Yo vivo en un continuo temporal que va desde casi la aparición del Homo Sapiens hacia los posibles futuros que se adivinan, e incluso lo extiendo con frecuencia a toda la historia de la Tierra. Veo que muchas de las personas que conviven en estos momentos conmigo en el planeta, o que han vivido en el pasado, no consideran el tiempo como duración, como flujo continuo, sino que saltan con sorpresa de un instante a otro, como el conductor que en la carretera solo mira al coche de delante y se lleva sustos y golpes sin cuento.

La historia, el continuo temporal, muestra la futilidad de la visceralidad, y la imposibilidad de que los seres humanos adopten pautas racionales.

Castilla encontró plata  en Bolivia y México, oro en Brasil cuando Portugal estaba con Castilla, y mas tarde en las minas de México. Toda esa riqueza era menor que la que surgía en Flandes y en Italia del trabajo y del comercio.  Los holandeses como aliados de Castilla y tras los holandeses los ingleses, querían poder participar en la explotación de esos metales preciosos, y del azúcar y de las especias con Portugal.

Castilla, o más bien sus reyes y consejos de gobierno, no aceptaban esa participación que pidieron el príncipe de Orange y otros holandeses que, en principio eran súbditos del mismo rey. Visceralmente, América y sus metales y azúcar, y las Indias Orientales y sus especias »eran de Castilla y Portugal» y los flamencos y holandeses no tenían derecho a ellas. Lo mismo pasaba con los catalanes, que fueron apartados de las Américas castellana y portuguesa, generando desde entonces esa sensación que no cesa, de no ser parte de España, sino un apéndice con limitación de derechos (¿Por que no se pone, por ejemplo, hoy, el Banco de España en Barcelona?).

Los holandeses adoptaron la religión protestante, lo que les daba pie a separarse de Castilla y una vez separados, intentar robar lo que no se habia querido compartir con ellos.

Es posible que en justicia esta postura tuviese sus furias viscerales, como hoy hay furias viscerales (por lo que uno lee) respecto a Grecia y sobre si los griegos han dilapidado los dineros del resto de los europeos.Ni siquiera los ministros de economía o finanzas entienden la idea de los flujos. Si los griegos se han gastado el dinero, se lo han gastado por lo general comprando coches, lavadoras, lavaplatos, frigoríficos y demás. Y estos cacharros los fabrican y venden los alemanes, franceses, españoles,… El dinero que han recibido los griegos ha vuelto al sitio de donde salió.

El tiempo es un flujo y se entiende mal la idea de los flujos.

Habían sido los castellanos los que habían ido hacia América (y hay que decirlo todo, porque la reina Isabel impidió hacerlo a los catalanes junto con los castellanos).

Castilla decidió »defender» sus Américas de los holandeses mediante guerras sin cuento. Esta fué la respuesta visceral. En un siglo nos arruinamos, perdimos Holanda, el comercio de Flandes, Italia. Nos quedó América, pero América no nos producía ya la riqueza de antes. España se hizo miserable durante 3 siglos.

El orgullo, la soberbia de Luis XIV de Francia no podía aguantar que el Príncipe de Orange resistiese sus órdenes.  Esa soberbia le llevó a las guerras contra Holanda. Perdió. Sus herederos guerrearon contra Inglaterra. Perdieron. Inglaterra guerreó contra la India y la China. Perdió. Alemania decidió satisfacer su soberbia queriendo imponer sus ideas por dos veces en las Europas del Este y del Oeste. Perdió.

De todas estas aventuras viscerales solo sacamos, durante siglos, miseria.

Cuando decidimos cooperar entre todos, y aceptamos la Unión Europea, nos hemos hecho ricos, hasta que de nuevo la soberbia visceral nos ha hecho más pobres y si no la contenemos nos llevará de nuevo a la miseria. A todos.

La razón dictaba en 1500 compartir América con el resto de los europeos, empezando por los catalanes. Llegar a acuerdos sinérgicos, que multiplicaran la riqueza en vez de dividirla hasta el cero.

Para eso era necesario entender la idea del tiempo: El tiempo corre a lo largo de horas, días años, siglos. No sirve de nada querer ser ricos diez años si no vamos a serlo 300.

Pero ninguno entonces la entendía, como casi nadie lo entiende ahora, al menos por los comentarios a la situación actual de Grecia, que leo en los periódicos, o a la situación del clima, que leo en los comentarios a mis posts en estos blogs que escribo.

O como no la entienden mis alumnos, pobrecitos, que creen que las asignaturas y las carreras se consiguen trabajando unas horas antes de los exámenes. Carecen de la idea correcta de lo que es el tiempo.

Para la gran mayoría de personas, las cosas pasan, misteriosamente, ocurren saliendo de la obscuridad y volviendo a ella. Así en estos exámenes recientes, de 100 alumnos han aprobado 14, los que han estudiado de forma constante durante 4 meses, y han suspendido 86, los que han adquirido los apuntes hace dos semanas, y evidentemente no han aparecido por el aula desde el primer día.

Los griegos se habrán gastado el dinero.  Los holandeses querían robar lo nuestro. La respuesta visceral es: ¡Que se mueran! La respuesta visceral fué: ¡Guerra a los protestantes holandeses!

Esto no sirve. No sirve no solo por las leyes sociales y económicas, sino que no sirve de manera empírica. Si no se les ayuda, los griegos no van a pagar. Si se les echa del Euro, perderemos los 300.000 millones que les hemos prestado.  Las guerras con los »deleznables» protestantes de las Provincias Unidas nos llevaron a nosotros a la ruina y a ellos a la riqueza, una riqueza que perdieron poco después en –sus– guerras con Inglaterra.

La razón nos dice: Ayudemos a Grecia, controlemos sus gastos, traigámosla a las formas de comportamiento europeas, alejándola de 400 años de dominio otomano.  Ganaremos ellos y sobre todo nosotros.

La razón decía: Cooperemos con los holandeses, hagámosles administradores de parte de las Américas como parte de  una Castilla extensa. La razón decía: Incorporemos a los catalanes a la empresa americana. La razón decía en 1978: Pongamos en Cataluña una buena parte de las instituciones españolas alejándolas de Madrid, de manera que todos se sientan en el mismo barco de manera igualitaria.

El orgullo dijo en 1500: »Esto es mío y de ningún otro». Y lo perdimos. En 1978 se volvió a montar España con todo en Madrid, rehaciendo la »jerarquía».

No entendemos lo que es el tiempo.

Todo este análisis de cosas que se asimilan mejor que el clima es una forma de hablar del problema del cambio climático. Éste es una evolución muy lenta, pero imparable, que se extiende a lo largo de siglos. Si queremos frenarlo (algo que pocos entienden porque no entienden el problema del tiempo del reloj y viven en un presente eterno) necesitamos mucho de ese tiempo del reloj. Y una gran mayoría de los seres humanos no comprenden esa duración, esa vida que se extiende a lo largo de siglos.

¿Es posible conseguir que las personas acaben entendiendo el concepto del tiempo (del reloj, dejemos el meteorológico de lado)?

Tras 35 años de profesor, creo que no. Algunas personas lo entienden. La mayoría son impermeables a este concepto. Como con mi cocker, la vida son momentos aislados, sin pasado ni futuro.

No sé si los seres humanos (¿racionales?) tenemos solución.

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