Sobre los errores que el lenguaje induce sobre el pensamiento.

El lenguaje sirve, o debería servir, para transmitir verdades y realidades  entre las personas, pero incluso cuando se utiliza sin ánimo mendaz resulta en la transmisión de errores constantes, fuentes de toda clase de problemas, desde la dificultad de enseñar y aprender, a problemas de relaciones personales y problemas de relaciones entre instituciones y estados.

La vida de cada persona, hasta de gemelos y mellizos, es distinta de la de los demás. Cuando hablamos o escribimos lo hacemos como resumen, en el tema de que hablamos, de todo lo que pensamos del mismo. Incluso cuando mentimos lo hacemos desde toda nuestra experiencia mental.

Entender a otra persona, incluso en algo tan esotérico como los modelos físicos de partículas elementales,  exige saber bastante de lo que rodea al discurso, incluso como digo en algo esotérico como la física teórica.

Recuerdo una excursión por Grecia, con mochilas y botas para caminar, realizada a base de esperar a los autobuses griegos, decorados como si fueran iraquíes, en los límites entre las provincias griegas. Pasaba de vez en cuando  algún campesino o alguna muchacha andando para realizar cualquier gestión.  Le preguntábamos que cuando pasaba el siguiente autobús en dirección a Corinto, por ejemplo. Las respuestas eran absolutamente variadas, desde minutos hasta muchas horas. Podían no saberlo, pero no lo decían. Podían saberlo y querer engañar al forastero, podían tener una noción muy vaga del tiempo, en fin…, su respuesta derivaba de sus experiencias vitales anteriores a la pregunta.

Cuando estudié física hice física teórica, pero luego derivé hacia la mecánica de fluidos y hacia el estudio del clima. Hace unos años me volvió a interesar esa física teórica, y tras leer mucho de ella me cuesta mucho conseguir entender, no el formalismo matemático, sino la física que los autores buscan tras ese lenguaje.

Aunque la premisa básica de la ciencia es la duda sistemática, la duda como herramienta de trabajo, me encuentro al leer las publicaciones, muchas de ellas ya talluditas, sobre bosones de Higgs, interacción débil, modelo estándar, y similares, con que los autores no se plantean siquiera la posibilidad de que la base de lo que investigan y estudian pueda ser incorrecta desde el punto de vista de la realidad de la física.

Sabiendo perfectamente que esa base se apoya en los dos pilares de la hipótesis cuántica de Planck, y la teoría de la Relatividad de Einstein, que destrozaron la base mental de la física existente desde Fresnel  y Laplace, es decir, la existencia del éter y la continuidad infinita de la materia,  no consideran nunca la posibilidad de que haya que corregir alguna de estas bases »modernas».

Si algo sabemos de la ciencia es que no es dogmática y que las soluciones que alcanza son siempre temporales, que nunca se alcanza la »solución final», ni el »modelo perfecto», aunque hay (Hawking, por ejemplo) quien periódicamente lo anuncia a bombo y platillo.

Hawking probablemente necesita, por su condición física, pensar que ha cerrado un capítulo del conocimiento humano.  Laplace pensaba que con su »Sistema del Mundo» había anulado la necesidad de la existencia de algún dios,  y como estos dos físicos, el resto de nosotros y de los demás seres humanos.  Cada uno expresa, al decir lo que dice, no solo lo que está diciendo, sino el resumen de toda su vida.

El modelo estándar de partículas elementales incluye la existencia de quarks como unas de estas partículas, junto a los electrones. Así como los electrones casi se ven, los quarks individuales, por definición, son invisibles e inmedibles. Solo tienen existencia en grupos y apareados (a-tri-ados) y nunca pueden estar separados unos de otros.  Su existencia deriva de un modelo, pero una enorme cantidad de físicos los acepta como aceptan que clavarse una espina de rosal en un dedo hace daño (envía una señal al cerebro, al menos si el dedo esta sano).

De la misma manera, la hipótesis del Big-Bang se asume como realidad última, cuando es imposible validarla directamente, y solo se deriva de medidas indirectas basadas en otras hipótesis como la del éter de Fresnel.

La radiación de fondo en el rango de las micro ondas »solo» puede explicarse por la existencia de una gran explosión primigenia. La naturaleza transversal de las ondas de la luz y su enorme velocidad solo podían explicarse, según los físicos del siglo XIX, por un éter sutil, que lo permeaba todo, que no rozaba con los astros, pero que tenía que ser mas rígido que el acero. Se describió ese éter ad nauseam, como se describen los primeros picosegundos del universo, con todo lujo de detalles aunque jamás nadie los ha podido medir, como nadie podía medir el éter.

Pero los físicos del XIX aceptaban el éter a tan pies juntillas como los actuales aceptan el Big-Bang.

¿De donde deriva esa aceptación en este tipo de casos?

Ortega, en »La historia como sistema» habla de religión viva y religión inerte. La religión viva permea la vida de las personas, la religión inerte es un conjunto de ritos seguidos por estas pero no asumidos intelectualmente.

La religión es un conjunto de conceptos que forman pilares estructurales del pensamiento de las personas. Muchas personas necesitan rieles para el discurrir de sus vidas. Si esos rieles no los proporciona una de las religiones (conjunto de  axiomas, hipótesis, pensamientos que, generalmente, presuponen seres y lugares extra-naturales) a esas personas se los proporciona algo que en el mejor de los casos es una pseudo-ciencia: Algo que tras un esfuerzo mental se asume sin la duda sistemática propia de la ciencia real.

Un día comentaba con una compañera física que qué sentido tiene un fotón correspondiente a una de onda de radio de la frecuencia pesquera, ondas que tienen kilómetro y medio de longitud.  Se me quedo mirando como el que mira a un pez que habla. »Siempre he pensado en la transmisión de energía electromagnética mediante fotones». Pero nunca había tratado de explicar la emisión y recepción de las ondas pesqueras al otro lado de la esfera de la Tierra mediante el concepto de »fotones».  Otra vez me paso algo similar con un compañero, profesor de física en una escuela de ingenieros, que se puso hasta violento cuando le dije que yo dudaba (no dije sistemáticamente) de los quarks.

Para estas personas cierta ciencia ha reemplazado la religión »viva», que ellas ya no tienen.

La ciencia física está escrita en lenguaje de las matemáticas. Por ejemplo, las ecuaciones del movimiento de una partícula atraída o repelida por otra(s) se pueden encontrar a partir de una función del espacio, la velocidad y el tiempo que representa la energía de esa partícula cerca de la(s) otra(s).

Cuando se ha utilizado esa función muchas veces, se pierde de vista, con frecuencia, lo que representa esa función, y el lenguaje de las matemáticas substituye a la realidad de la física. Muchas de esas personas aceptan como ciencia viva, como realidad, lo que no es más que lenguaje.

Tras analizar muchas de las propiedades de los ángeles y los demonios mediante el lenguaje teológico, loe maestros de la universidad de Salamanca vivían sus vidas perfectamente convencidos de la intervención directa de aquellos entes (de los dos tipos) en estas su vidas: El lenguaje se convertía en religión viva.

Hoy el lenguaje de las simetrías, de una pequeña parte de las matemáticas, se ha convertido en una ciencia viva cuyos usuarios, borrachos de lenguaje, olvidan que éste no es más que una descripción parcial de la realidad y que está mediatizado por las ideas generales de la época en que se desarrolla y por las experiencias vitales del que lo maneja.

De las simetrías de algo inexistente sin materia, el espacio, deducen leyes de conservación de la cantidad de movimiento y del momento angular de la materia que define el espacio; y de las simetrías de algo inexistente sin mucha materia, el tiempo, deducen leyes de conservación de la energía de la materia.

Al considerar, desde el lenguaje de las matemáticas, la simetría en el tiempo, deducen la existencia de una energía abstracta que aceptan incluso si no hay materia de la cual sea un atributo, o materia que sirva de fuente para su propagación y detección.

El lenguaje es maravilloso. Pero a veces muchas personas se quedan en el lenguaje sin entender que es -e-s-e-n-c-i-a-l-m-e-n-t-e- imperfecto y que incluso el lenguaje de las matemáticas expresa las experiencia vitales del que lo utiliza.

Compartir:

Deja un comentario