Protocolos de educación

Se debate constantemente sobre los resultados de la educación en las nuevas generaciones.

Pero los resultados son siempre los mismos desde hace milenios. Las personas se educan casi siempre ellas solas, siendo indiferentes los métodos utilizados. Lo que cambia es la atención que la sociedad otorga a esos resultados. Estos no pueden medirse nunca mediante estadísticas basadas en promedios y desviaciones. Los resultados de la educación son siempre los extremos de las distribuciones estadísticas.

Cuando un niño, un joven, un adulto, quiere aprender, busca las fuentes de información, sean estas las clases de los profesores, los libros, o los artículos. La curiosidad le lleva a profundizar en ciertos temas, mientras que deja otros de lado por falta de interés en ellos. Los profesores funcionan, funcionamos, tratando de señalar aquello que puede interesar al alumno, y resolviendo sus dudas y cuestiones. Pero el que aprende es el discente. Se escribe que las personas de familias más ricas tienen más oportunidades  para aprender. La experiencia y la historia afirman taxativamente que esto no es así. Hay niños, jóvenes, dotados de una inmensa curiosidad en cualquier nivel de disposición de riqueza, y lo que dice la experiencia es lo contrario, que esa curiosidad tiene una correlación igual a cero con la riqueza de las familias.  Es más, en muchas de las familias más ricas los jóvenes abandonan pronto la curiosidad, salvo la referida a temas sociales.

Los distintos planes de estudio han potenciado o eliminado en parte el conocimiento de una gran masa de alumnos, que son indiferentes a ese conocimiento, cuyas vidas se desarrollan en ámbitos en los cuales el único conocimiento que precisan es el social, y este no se adquiere nunca ni en colegios, ni en escuelas, institutos o la universidad.

El ejemplo de Finlandia es tremendamente ilustrativo: Durante unos años su sistema educativo era señalado como óptimo, pero con el mismo sistema educativo, en los últimos años la masa de alumnos ha bajado notablemente en rendimiento.

La educación es un sistema complejo, donde los alumnos evolucionan bajo un número muy elevado de interacciones no lineales, con realimentaciones positivas y negativas. Los sistemas complejos son imposibles de controlar, y menos mediante normas. Sencillamente, no hay mecanismos para ello.  Unos padres, de cualquier nivel de riqueza, que mantengan constante un alto nivel de curiosidad en los niños, y los estimulen mientras van creciendo a ir buscando respuestas a sus preguntas con todos los recursos que hay hoy a su disposición, profesores, bibliotecas y la red, generarán unos alumnos alta capacidad intelectual y con capacidad para obtener puntuaciones altas en los tests, exámenes y pruebas a las que se vayan sometiendo. Unos padres, una familia que rechace la curiosidad de niños y jóvenes, que no estimule la búsqueda de conocimiento (y esto ocurre con mayor frecuencia en las familias de alta capacidad económica) producirá vástagos de reducida cultura y conocimientos limitados.

La educación (el estímulo para satisfacer la curiosidad innata, para resolver las preguntas) se realiza en las familias. Los profesores son solo un recurso más del aprendizaje. Los planes de estudio, las leyes educativas, son esencialmente inoperantes. En teoría, pero también, como exige la buena ciencia, empíricamente.

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