Mercados insaciables, crisis mundial y efectos sobre la salud.1.- Muertes por Hambrunas.

Cada vez me cuesta más escribir. Con la que esta cayendo es difícil mantenerse al margen y encontrar noticias que te apetezca plasmar en un post como si no estuviera pasando nada.

Y esta pasando, vaya si esta pasando, mucho más de lo que nos podemos imaginar.

Mientras nuestros gobernantes se dedican a entretenernos con recortes absurdos, que ya han demostrado que no sirven para nada, en vez de atar corto, o mejor meter en la cárcel, a esa panda de ludópatas desquiciados con las ganancias inmediatas éstos siguen haciendo de las suyas sin más ética ni moral que la que marca su avaricia.

Aquí teneis un ejemplo:

Goldman Sachs se forra provocando hambrunas

Tan obsesionados andamos con la deuda soberana, la crisis del euro y la recesión del ladrillo, que nos hemos olvidado de los que están mucho peor que nosotros: los mil millones de personas que cada día se acuestan con hambre.

Las hambrunas que aquejan al planeta tienen múltiples causas, desde las sequías e inundaciones causadas por el cambio climático hasta la industria de los biocombustibles, que quita tierras y cultivos a la producción de alimentos para llenar los depósitos de los grandes todoterrenos del mundo rico. Pero pocos saben que uno de los principales motivos de ese sufrimiento mundial –y de que cinco millones de niños mueran por malnutrición cada año en el Tercer Mundo– es la ingeniería financiera con la que los tiburones de Wall Street transformaron los mercados de futuros de las materias primas en una ruleta bursátil, con la que seguir enriqueciéndose, tras el pinchazo de la burbuja de laspuntocom en 2000-2001.

Especulación con el precio de los alimentos

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En realidad, a los primeros que se les ocurrió tan estupenda idea fue a los banqueros neoyorquinos de Goldman Sachs, quienes ya en 1991 crearon un nuevo instrumento especulativo, un índice de 18 productos básicos –del trigo, el cacao, el cerdo, el arroz o el café, al cobre y al petróleo– para que los brokers pudieran también jugar en lo que hasta entonces era un mercado especializado. A ese Goldman Sachs Commodity Index se sumaron después muchas otras grandes entidades financieras deseosas de aprovecharse de la llamada “apuesta de China”: la lógica creencia de que a medida que crezcan los ingresos de chinos, indios y otros integrantes de las nuevas clases medias de las potencias emergentes, consumirán alimentos de mejor calidad y en más cantidad. Una jugada segura.

Es lo que la Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (Unctad) denomina “financialización” de los mercados de productos de primera necesidad. Un fenómeno que se desbocó cuando los lobbies financieros norteamericanos consiguieron que el Congreso de EEUU aprobase por la vía de urgencia –para compensar a los mercados del colapso de la burbuja digital– una legislación que permitió a los grandes fondos de pensiones y hedge funds que empezasen a especular con derivados de esos índices de materias primas. Acababa de empezar el siglo XXI y tanto republicanos como demócratas abrazaban el credo de la desregulación financiera.

El resultado fue tan espectacular como ignorado por políticos y ciudadanos: en sólo cinco años, las posiciones de los fondos en el mercado de materias primas pasó de 13.000 a 317.000 millones de dólares. Esa tremenda multiplicación especulativa buscaba, por supuesto, que los precios de esos productos básicos se disparasen, para obtener pingües beneficios con los astronómicos márgenes entre lo que se paga a los agricultores (fijado de antemano e invariable) y lo que se acaba cobrando a los consumidores.

Y así fue. Según los cálculos de la Unctad, en la primera década del siglo los precios medios del trigo, el maíz y el arroz prácticamente se triplicaron… produciendo decenas de miles de millones de beneficios a los especuladores bursátiles, con los que compensaron sus pérdidas en las temerarias operaciones de las hipotecas subprime, los activos basuray los CDS. Entretanto, en 2008 estallaban revueltas del hambre en una treintena de países del Tercer Mundo, donde la mayoría de la población tiene que gastar en alimentos el 70% de sus ingresos y no puede costear ni la menor subida de precios; simplemente ha de pasar hambre.

Niños esperando comida

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Ni siquiera la actual crisis económica global ha frenado ese encarecimiento de los productos de primera necesidad, pues el año pasado los precios de los cereales aumentaron en más del 60%.

El mercado de los alimentos se ha convertido en un casino”, declaró Joerg Mayer, de la Unctad, a The Guardian. “Y por una única razón: hacer que Wall Street gane todavía más dinero”.

El tablero global por Carlos Enrique Bayo

 

Consuelo Ibáñez Martí

 

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3 comentarios

  1. http://nelygarcia.wordpress.com. Estas cosas provocan impotencia y desesperación. Los políticos que no supieron, o no quisieron, atajar a tiempo los especuladores, en plena crisis lo que les importa es recomponerse. ¿Cómo puede atajarse el hambre y la injusticia, si los responsables de todo el mundo, están sumidos en el egocentrismo?

  2. hola. la verdad que da lastima, todo lo que esta pasando en este mundo, que es nuestro en vez de protegerlo lo estamos destruyendo. día a día, contaminándolo, asiéndole cuantas cosas se nos plasca, como si fuese un objeto viejo.. SALUBRISTAS 2012, EN ACCIÓN.

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