«YOU HAVE A NICE WORK»

Pocas palabras pero plenas de significación para el que las escucha ejerciendo esta profesión a veces tan ingrata. Uno se ve sorprendido cuando con ellas se quiere manifestar reconocimiento. Y su valor se multiplica si el que las pronuncia es un paciente que ve en nosotros una especie de tabla de salvación.

Pocas palabras pero plenas de significación para el que las escucha ejerciendo esta profesión a veces tan ingrata. Uno se ve sorprendido cuando con ellas se quiere manifestar reconocimiento. Y su valor se multiplica si el que las pronuncia es un paciente que ve en nosotros un apoyo que supone una suerte de tabla de salvación.

No es este un foro habitual para expresiones de sentimentalismo pero la emoción es una parte ineludible de la profesión sanitaria. Nos emocionamos ante el sufrimiento ajeno, empatizamos con el padeciente, pensamos que no ser receptivos a la enfermedad, al dolor o a la incertidumbre nos alejaría de ese ideal de buen profesional. Pero a la vez,  en ocasiones y con el paso de los años, nos volvemos más indolentes, nos vacunamos contra la turbación que provoca el mal de otros, evolucionamos hacia un pragmatismo que renuncia a la implicación más allá de lo exigible.

Cuando un paciente que viene a nuestro país en busca de un futuro mejor y su anhelo se ve truncado por la enfermedad nos dice las palabras del principio, estas resuenan en nuestra conciencia recordándonos la esencia de nuestro trabajo. Más allá de consideraciones laborales o salariales nos olvidamos a veces de la intencionalidad de ayudar al que recurre a nosotros y de la enorme gratificación que supone ver como se reconoce nuestro esfuerzo como fisioterapeutas. Sentir esa emoción nos hace concebir la Fisioterapia como una gran elección.

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