ESPERANZAy3
Un quinquenio parece ser un periodo de tiempo simbólico, un plazo habitual para medir, limitar, evaluar. Hace ya 5 años de un acontecimiento que marca un hito en la Historia reciente de España de una naturaleza y alcance que se verá con más justicia en el futuro. Nosotros estuvimos en la Puerta del Sol de Madrid en 2011. Lo escribimos aquí, y dos años después lo recordamos antes a que la coyuntura política española tuviera cambios más que relevantes.
Por aquel entonces, como ahora, había unas elecciones inminentes. Lo que a priori pudiera plantarse en la calle no tuvo un refrendo en la urnas. Nosotros nos dejamos ver el plumero sin rubor porque entendimos que el movimiento del 15M era eso precisamente, un movimiento desde las bases de la sociedad, informadas, demandantes de mejoras en el plano social y ético. No nos pareció nada instrumentalizado en origen, ni creemos que pecáramos de ingenuos. Desde una perspectiva socioética, como ciudadano y como profesional sanitario con convicciones, creemos que hay que tomar partido, con respeto y curiosidad hacia lo que opinen otros.
El primigenio 15M era fresco, transversal, ilusionante, imaginativo. Con el tiempo, aún más, es difícil hacer una crítica de la acidez de las que se escucharon por entonces. Han pasado muchas cosas, y de aquel brote han salido distintas ramas. No nos cabe duda de que removieron y aunaron distintas corrientes de indignados. Ahora muchos se arrogan el engendramiento o la participación en el movimiento, se encumbran en un pedestal por unos méritos que son más bien compartidos. No nos decantaremos por nadie, ni orientaremos a hacerlo. Esa es la base de proponer un pensamiento crítico, la incitación a llegar a conclusiones propias con el tamiz de razonamiento. Pero sí consideramos necesario cuestionarnos qué supone aquel recuerdo en nuestras vidas y si tiene alguna trascendencia en lo personal y profesional.