Deporte vs. Ciencia

Nadal, Alonso y el deporte de competición versus la ciencia

 

 

 

Hace unos días ha triunfado Nadal en el Master de Tenis de Madrid. Hace un par de  viernes dieron a Alonso su premio Príncipe de Asturias del Deporte. Tenemos deportistas de élite, gente que gana premios.

 

Son premios por competir. Se trata de que unas personas ganen a otras. Pero, ¿Cuanto duran los triunfos? ¿Qué aportan a la sociedad?

 

Un campeón es substituido por otro tras unos años, no muchos. Indurain gano 5 Tours, y fue substituido por Armstrong que será substituido por  otro y así indefinidamente.  ¿Qué sacamos los demás miembros de la sociedad de sus triunfos?  Somos del Madrid, del Barça, del Sevilla o del Valencia, o de otros muchos clubs.  Los clubs ganan y pierden en una secuencia aburrida por lo repetida. ¿Que sacamos cada uno de nosotros por las victorias del club? O ¿no son esas victorias como las estatuas de piedra de la Isla de Pascua que llevaron a la sociedad de esta isla a la muerte por inanición? 

 

Hay otras actividades, esencialmente las de la ciencia y la técnica, en donde a la competición se le añade la cooperación,  el trabajo colectivo, no solo persona a persona, pues en ellas también existe la disputa por el premio, pero sí en un  trabajo de acumulación, donde el descubrimiento de uno se añade a los descubrimientos de otros muchos en una integración positiva, que va produciendo, poco a poco, una mejora substancial del conocimiento y del nivel de vida.  Los triunfos de la ciencia son beneficio para toda la sociedad. O ¿ por qué vivimos hoy en el lujo en que vivimos?

 

El primer puesto del master de tenis de Madrid lo ocupará otro dentro de unos años, el campeonato del mundo de fórmula 1 lo recogerá otra persona dentro de pocos años. ¿Qué habrá quedado de esos  triunfos?  Las voleas de las bolas de tenis serán esencialmente las mismas, como mismas serán las vueltas que el siguiente campeón dé al mismo circuito donde ha corrido Alonso y donde ya corrió Fangio en su tiempo.

 

La agricultura se hacía con técnicas repetidas hasta la revolución científica. La vida era una inmensa repetición sin sentido hasta la llegada de la ciencia. El único sentido de vivir para morir es el interés que tienen los genes para reproducirse, un interés ciego y sin valor. O si se mantiene que vivimos para llegar a otra vida, el proceso parece más bien tonto y podíamos ahorrarnos ésta y pasar directamente a la otra.

 

¿Cual es el interés que arrastra a la sociedad a contemplar en masas de decenas y centenares de miles de personas los esfuerzos inútiles de pequeños equipos en competición deportiva?  Lo más probable es un esquema de identificación con el triunfador, una identificación que es inmediata, pues casi todos sabemos pegar una patada a un balón, o montar en bicicleta, o pegar un golpe a una pelota de fibras. El deporte es rápido: En una hora o en unas pocas horas se deciden los partidos, y es una actividad comprensible. Es inútil, pero entra por los ojos. La ciencia es difícil, es muy lenta y obscura.  Es útil, pero no se ve.

 

El ser humano es capaz de despreciar el esfuerzo sostenido y elevar a lo más alto el placer de unos minutos.  Es nuestra parte animal que puede sobre la racional. 

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4 comentarios

  1. Hay que divertirse, hombre, no todo va a ser estudiar, investigar y trabajar.

    A parte, el asunto sobre la remuneración de un deportista de élite y la de un científico de élite. Está claro quién gana más. Pero bueno, es cuestión de demanda. Cuando el científico genere la misma demanda que el deportista, podrá ganar lo mismo. Esa es la sociedad en la que vivimos.

    Un saludo, y ale, a hacer deporte, que enriquece cuerpo y mente.

  2. quisiera informasion aserca de esas dos pero con comentarios y correos que llegaran ami cuenta de correo electronico

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