El problema del “coste”

Los economistas que controlan nuestras vidas a través de “euribors”, “rates”, y PIBs nos hablan constantemente del “coste” de las cosas.

Rebuscando por decenas de libros de texto, enciclopedias y diccionarios uno se queda siempre con un mal sabor de boca, porque no existe una definición válida de “coste”:

coste

  1. m. Gasto que se hace para la obtención de una cosa o servicio:

Se denomina coste o costo al montante económico que representa la fabricación de cualquier componente o producto, o la prestación de cualquier servicio.

Cuando se habla de coste nunca se indica para quien es el coste. Parece deducirse, por el contexto, que coste se refiere a coste para el que fabrica o compra una cosa o servicio. Ese coste para una persona, empresa o institución es, al mismo tiempo, beneficio para otras de éstas.

Ahora bien, las personas, empresas o instituciones no pueden funcionar aisladas, como no tiene sentido el teléfono en una isla desierta con un único Robinson que la habite. La sociedad y la economía de una sociedad solo se entiende como relaciones múltiples entre un número elevado de interactuantes, que en la jerga actual se denominan agentes.

Un problema de la economía tradicional es que implica solo dos agentes racionales, de manera que los costes acaban en costes, sin mucho más. Pero en una teoría económica moderna el número de agentes, semirracionales, es indeterminado pero siempre superior a dos, y generalmente del orden de millones. En esta nueva teoría económica el coste, siendo lo que uno paga paga conseguir algo, es lo que otro recibe para proporcionar ese algo. Puesto que esto que el resto de los agentes reciben acaba volviendo al que lo ha pagado, el concepto de coste se difumina y acaba por desaparecer.

Un ejemplo: Si yo soy profesor, necesito que alguien me pague. Cuando compro un coche tengo un coste por comprarlo, pero el dinero que le pago al tendero de coches éste se lo da al panadero, y este al sastre que se lo da (siempre costes) al mecánico, etc. etc., de forma que al final el dinero que he pagado sirve para pagar mi sueldo. ¿Es coste lo que pago por el coche o es finalmente beneficio para mi? Si yo no tuviese costes no conseguiría tener beneficios. Por lo tanto la diferencia entre coste y beneficio desaparece y necesitamos otras expresiones, otro lenguaje para entender los problemas con los que nos enfrentamos.

Al final de todos estos flujos de dinero o de riqueza, lo que precisamos, como con cualquier flujo de cualquier fluido que no sea helio a -270ºC, es energía para compensar la disipación, el rozamiento. En la sociedad, disipación y rozamiento se traducen en guerras y fiestas, en empleo de dinero que se quema, que no produce mas riqueza. Por tanto necesitamos extraer energía para mantener el flujo. En el planeta Tierra esta energía, salvo una minúscula cantidad que puede producir el uranio, es la que viene del Sol: Durante casi toda la historia de la Tierra la única posibilidad de capturar esta energía ha sido la fotosíntesis, con un rendimiento muy bajo, suficiente para una vida exhuberante, pero muy escaso para una población de 7.000 millones de personas empleando riqueza como la que emplea hoy la sociedad occidental.

Por tanto, si consideramos que el esfuerzo para detener el cambio climático en niveles molestos pero que garanticen la supervivencia pasa por cambiar de fuente de energía, de la fotosíntesis pasada y almacenada en forma de carbono a una captura actual de la energía solar, no podemos hablar de coste, porque éste se refiere exclusivamente al flujo y también es beneficio, sino que realmente estamos hablando de aumentar nuestra disponibilidad de energía, de trabajar la fuente de riqueza y no los flujos de la misma. Es decir, de aumentar, no el coste de uno que es beneficio de otro, sino el beneficio general de todos los mimebros de la sociedad, el único beneficio real que es la disponibilidad de energía.

Cambiemos pues el lenguaje y dejemos de hablar de costes para hablar de lo que necesitamos: Capturar energía.

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Un comentario

  1. No obstante, Sr. de Elvira, el coste de un producto es un factor clave a la hora de regular el mercado.

    Si se olvida el coste de un producto se puede estar apostando por el que es más caro. En una economía globalizada quien tiene los costes más bajos es quien tiene las de ganar porque podrá vender sus productos a mejor precio. Es más, si olvida el coste del producto el fabricante no tendrá ningún incentivo para reducir el precio del mismo.

    No dudo que la energía solar será de gran importancia en el futuro pero, a fecha de hoy, es cara. Apostar por ella a ciegas sin considerar otras alternativas me parece arriesgado.

    Un saludo

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