Repaso a la crisis de los pepinos: la academia examina a E. coli

Son varios los enigmas que nos dejó el brote de Escherichia coli que afectó a Alemania y posteriormente a Francia en la primavera del año pasado y que produjo 54 muertes. Se ha publicado ahora en la revista EMBO Molecular Medicine un artículo, auspiciado por la Academia Europea de Microbiología, en el que se presentan varios aspectos científicos, clínicos y sociales que emergen tras el análisis de las circunstancias que rodearon a la mal llamada en España crisis de los pepinos. Estas conclusiones, elaboradas tras una reunión de expertos en noviembre de 2011 en el Instituto Pasteur de París, además de pasar revista a los resultados de las investigaciones sobre el brote epidémico, alertan sobre el riesgo de que se pueda producir otro brote similar en el momento menos pensado e identifican algunas lagunas en los conocimientos científicos y clínicos disponibles así como en los procedimientos de comunicación entre los investigadores, las administraciones y los medios de difusión.

Outbreak

El largo y misterioso viaje de O104:H4, la estirpe de E. coli que causó el pánico en Europa en la primavera de 2011. En la línea de arriba (color gris) el calendario que ocupa algo más de año y medio marca el viaje de las semillas sospechosas desde el campo de cultivo hasta las instalaciones en Alemania y en Francia donde se germinaron. En la línea inferior a escala ampliada el fragmento de calendario en color rojo, que se extiende algo más de dos meses, marca los sucesos ocurridos durante el brote epidémico. Fuente: REFERENCIA

Entre los aspectos positivos que descubre el análisis de los datos disponibles destaca sobre todo la rapidez con la que se secuenció el genoma de la cepa O104:H4 de E. coli causante del brote, algo que ha de agradecerse a los avances tecnológicos en los secuenciadores y también en los métodos informáticos que en su conjunto hacen posible obtener y analizar una cantidad de datos que hace no más de una década nos hubiera parecido fruto de la ciencia ficción. Es la tecnología que también ha contribuido a desentrañar la naturaleza de lo que ha pasado de llamarse ADN chatarra a “materia oscura del genoma humano”.

E. coli O104:H4 muestra una sorprendente capacidad de adhesión al intestino y produce una toxina que provoca graves daños renales. Estos efectos por ahora sólo se pueden paliar eliminando la toxina mediante diálisis y manteniendo el equilibrio de electrolitos en sangre. Para eliminar la infección se podrían administrar algunos antibióticos como meropenem, azitromicina o tigeciclina a los que la cepa es sensible. Pero otros antibióticos como la ciprofloxacina han de usarse con mucha precaución pues en dosis no inhibitorias pueden provocar un aumento en la producción de la toxina. Un anticuerpo comercializado como Eculizumab puede disminuir los efectos negativos de la respuesta inmunitaria que se genera en el organismo contra las toxinas de esta cepa de E. coli, lo que puede aliviar el curso de la enfermedad, pero tiene el riesgo asociado de disminuir la propia capacidad de defensa del cuerpo.

Pese a todos los esfuerzos por identificarlo, no se tiene certeza de dónde ni cómo se originó el brote epidémico y solo existen explicaciones circunstanciales. El que el brote iniciado en Alemania se reprodujese a las pocas semanas en Francia permite tan solo verificar que la estirpe que los produjo fue en ambos casos la misma, y por asociación se postula que la fuente de la bacteria se relaciona con brotes de semillas utilizados en crudo para su consumo en ensaladas. Pero no se ha podido detectar la presencia del patógeno en las muestras de semillas no germinadas ni en la finca donde se recolectaron, tan solo se ha confirmado su presencia en los restos de los germinados o en las basuras de los afectados.

Disponer de las pruebas diagnósticas para identificar lo más rápido posible el tipo de bacteria que provoca la infección se considera prioritario para adecuar la terapia que se debe administrar a los enfermos y poder eliminar los focos infecciosos. A ello debe ir unida la investigación para la obtención de medicinas que la curen. Entre ellos destaca la investigación para descubrir tanto nuevos antibióticos que sean eficaces en las bacterias que como E. coli son poco sensibles a los más usuales, como nuevos fármacos que neutralicen los daños producidos en el riñón por la toxina. No debe olvidarse que los efectos de la epidemia no solo fueron muy costosos en vidas humanas, sino que además produjeron cuantiosas pérdidas en diversos sectores económicos, principalmente la agricultura de varios países, destacando entre ellos España. A ello se suma el elevado coste de la hospitalización y tratamiento de los enfermos, tanto durante el tiempo que duró la epidemia como los de los cuidados de por vida que necesitan los pacientes que han sufrido daños renales irreversibles.

Otro punto que para cuando en el futuro se produzca una situación similar debiera ya haber mejorado para bien de todos es la comunicación entre los científicos, los responsables políticos y los medios de difusión. Disponer con rapidez de información científica contrastada puede evitar que se tomen decisiones erróneas por las administraciones, y así impedir graves perjuicios económicos, y puede también disipar con rapidez los miedos del ciudadano que teme por su salud. Establecer los canales para que esa información se difunda de manera adecuada debiera ser ya una prioridad a nivel nacional y europeo.

REFERENCIA:

Karch et al., 2012. The enemy within us: lessons from the 2011. European Escherichia coli O104:H4 outbreak. EMBO Mol. Med. 4: 1-8.

Mi papel en esta actividad ha consistido en elaborar el manuscrito con las aportaciones presentadas en la reunión de París y coordinar a los diferentes expertos para llegar finalmente a la versión que ahora se ha publicado.

 

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3 comentarios

  1. Hola
    Creo que el título debería ser más preciso y hablar de «crisis del fenogreco» o «crisis de los brotes germinados», o «crisis de las semillas provenientes de una granja ecológica».
    Sí, ya sé que «crisis del pepino» suena mejor y es más corto, y que también la gente sabe de que estás hablando nada más leerlo. Pero no creo que a los productores de hortalizas les haga gracia que se siga utilizando una denominación que se ha demostrado absolutamente falsa y que causó tanto daño a sus economías y que en la misma frase aparezca el nombre «E. coli».
    Un abrazo

  2. Hola Manuel,
    no fui yo quien la bautizó con ese nombre. Pero basta con leer media docena de líneas para encontrar la aclaración. Me gustaría saber qué efectos tuvo el incidente en los productores de hortalizas, pero por mucho que lo intentamos no conseguimos datos de ninguna fuente oficial.
    Disculpa por lo tardío de la respuesta
    Miguel

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