La tragedia de los comunes y los antibióticos




«El Lorax» es un cuento de Dr. Seuss publicado en 1971. De una manera muy didáctica te explica el problema de la sobreexplotación de un recurso común. Aunque parezca un asunto muy actual, lo cierto es que el primero en planteárselo fue el economista británico William Forster Lloyd, que en 1833 ya escribió sobre the concept of the overuse of a common by its commoners. A ese concepto lo conocemos a día de hoy como «la tragedia de los comunes«, pues así lo bautizó el ecólogo norteamericano Garrett Hardin en 1968. Esta idea tiene diversas implicaciones en varios campos, desde la economía hasta la ecología. En el caso de la salud pública, puede ayudarnos a entender cómo lidiar con el problema de la resistencia a los antibióticos. Y ya adelanto que no va a ser fácil.

Veamos por qué. Los antibióticos son el bien común que si es sobrexplotado se echará a perder. Y si nos quedamos sin antibióticos pues tendremos un serio problema como ya hemos explicado en este blog en otras ocasiones. ¿Cómo puede echarse a perder ese bien común? Cada vez que se usa un antibiótico se favorece la aparición de microorganismos resistentes a los antibióticos por un proceso evolutivo de Selección Natural (para ser más preciso debería decir «se favorece la selección«, pero es más comprensible utilizar «aparición»). Un ejemplo de sobrexplotación sería cuando alguien toma antibióticos para tratar un catarro de origen vírico. El antibiótico no va a servirle para nada y encima, va a favorecer la aparición de resistencias. Este no es el único ejemplo. Mucho más grave es el uso de antibióticos en animales de granja para prevenir enfermedades.

¿Qué se puede hacer? Pues de acuerdo con lo que estudian este concepto lo que hay que hacer es usar el recurso limitado de manera racional, por ejemplo, solo tomar antibióticos cuando te los receta un médico. En el caso de la UE se van a tomar una serie de medidas para evitar el abuso de antibióticos en animales de granja. Pero eso no va a evitar la sobrexplotación del recurso, solo va a retrasarla, ya que, aunque lo hagamos de manera correcta, estamos usando un antibiótico y eso favorece la aparición de resistencias. Por eso lo del nombre de «tragedia» ya que, aunque actuemos racionalmente, el recurso se va a perder.

Evidentemente no podemos quedarnos cruzados de brazos y pensar que la cosa no tiene remedio. Se están proponiendo diversas alternativas como por ejemplo, subir los impuestos a los antibióticos de uso humano. También se ha propuesto implantar un conjunto de leyes comunes a escala global para evitar su mal uso. Teniendo en cuenta los precedentes con los acuerdos sobre el cambio climático no parece que esa alternativa tenga visos de funcionar correctamente. Otra alternativa es la de fomentar la investigación y la innovación para así descubrir nuevos antibióticos. Lo malo es que un nuevo antibiótico también puede ser usado incorrectamente y favorecer la aparición de resistencias, con lo cual volvemos a la casilla de salida (peor aún, nos hemos quedado sin antibiótico). Quizás el abordaje más interesante sea el que está basado en el principio «Governing the commons» desarrollado por la economista Elinor Ostrom, premio Nobel de Economía del 2009. Según Ostrom, si dentro de una comunidad se consigue establecer una cooperación para administrar el bien común, eso será mucho más efectiva que una privatización o que una regulación gubernamental. La idea es que se recompense la cooperación en lugar de castigar el incumplimiento.

Mientras tanto, hoy es el #DíaEuropeoparaUsoPrudenteDeLosAntibióticos #EAAD2019 dentro de la #AntibioticAwarenessWeek, así que recuerda que los antibióticos son un recurso limitado. No los malgastes.

Cartel de la campaña: “Los antibióticos NO valen para todo” del Plan nacional de Resistencia Antibióticos
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