APATÍA DEMOCRÁTICA EN LAS ELECCIONES DEL CPFCM

El desinterés por los órganos de gobierno de las diferentes Administraciones, por la política, la aquiescencia sumisa ante los acontecimientos sociales y laborales, la despreocupación por la mejora grupal y la visión colectiva de las cosas, parecen haberse implantado en la sociedad. Se ha hecho patente también en las recientes elecciones del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).

El desinterés por los órganos de gobierno de las diferentes Administraciones, por la política, la aquiescencia sumisa ante los acontecimientos sociales y laborales, la despreocupación por la mejora grupal y la visión colectiva de las cosas, parecen haberse implantado en la sociedad. Se ha hecho patente también en las recientes elecciones del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).

Hemos conocido los datos a través de un canal poco habitual, el foro de los colegiados, a la espera de su publicación en la revista mensual del Colegio. Los datos son estos, para el que pueda estar interesado:

  • Votos válidos: 333
  • Votos blancos: 5
  • Votos candidaturas: 328. De los cuales 195 para la Candidatura «Profesión y Desarrollo» y 133 para la candidatura «Por la Renovación, Dignidad y Transparencia».
  • Anulados: 34
  • Fuera plazo: 15

Pero lo que nos ha impulsado a escribir esta entrada es el número de colegiados que han ejercido su derecho al sufragio. Esos 333 suponen el 5,11 del censo electoral, 6515 colegiados.

Salta a la vista y llama la atención hasta al menos interesado la nimia participación en las elecciones. Podríamos calificarla de insignificante o marginal, a riesgo de herir la sensibilidad de los votantes, que sí han tenido la disposición suficiente para tratar de influir en el futuro de su profesión.

Hasta la fecha hemos creído que es un deber moral la participación en las consultas electorales, respetando la decisión  de abstenerse de los que lo hacen desde la convicción meditada y crítica. Pero lo que se da aquí es, a nuestro entender, una dejadez manifiesta, una apatía, un dejar que lo hagan otros. Y lo peor es que esa desgana se acompaña, en ocasiones, de críticas poco constructivas, muchas veces infundadas, hacia la labor de los que nos gobiernan y representan.

La representatividad de los nuevos dirigentes del Colegio queda, a nuestro entender, en entredicho. Las decisiones emanadas de la junta de gobierno entrante tendrán toda la validez legal, y esto no es discutible. Pero con la sombra de la falta de aval democrático del colectivo, por decisión de cada uno de los integrantes del colectivo que han preferido permanecer al margen.

En cualquier caso, todos tenemos derecho a opinar y a votar, y a ejercer tales derechos de la manera que nos plazca. A pesar de esto, estamos convencidos que los beneficiados de las actitudes indiferentes o dejadas no son precisamente los más interesados, ciudadanos en general o fisioterapeutas.

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