Panresistencia
Hace unos días la prensa se hacía eco fugazmente de una nota publicada en el Informe Semanal del CDC norteamericano sobre un caso de infección producida por una bacteria panresistente, es decir, resistente a todos los antibióticos y por tanto intratable. A costa de ser cansinos, esto nos lleva a reflexionar sobre un tema recurrente en este y otros blogs similares: ¿Se nos acaban los antibióticos?
En sentido estricto, panresistencia quiere decir resistencia a todos los antibióticos. aunque en la literatura científica aparece con frecuencia con significados más amplios y no siempre concordantes. Hay que puntualizar que se trata de un término relativo, cuyo significado preciso depende del microorganismo, del país e incluso del paciente. El caso al que se refiere el informe del CDC, por ejemplo, es panresistente en los Estados Unidos, pero no en Europa, porque aquí existe un tratamiento que se podría utilizar y que no está aprobado allí. Un término relacionado y menos ambiguo es multirresistencia, resistencia a múltiples antibióticos.
La panresistencia en sentido estricto no es frecuente. Sin embargo, todo hace prever que va a dejar de ser anecdótica y en los próximos años veremos nuevos casos con mayor frecuencia. Al fin y al cabo, la panresistencia es el extremo de la multirresistencia, y la multirresistencia no solo es muy frecuente, sino que está en aumento. La agrupación de genes de resistencia en estructuras genéticas móviles (integrones, transposones y plásmidos) facilita la adquisición de multirresistencias en un solo paso, y la acumulación de dos o tres plásmidos multirresistentes y un par de mutaciones cromosómicas es suficiente para generar panresistencia.
¿Necesitamos nuevos antibióticos? Sí, los necesitamos. Pero no sólo porque existen microorganismos panresistentes. Hay que recordar que no todos los antibióticos sirven para tratar todas las infecciones, ni pueden darse siempre a todos los pacientes, y por tanto algunas infecciones pueden ser intratables aunque los microorganismos implicados no sean panresistentes. Ahora bien, un nuevo antibiótico es una solución parcial, que requiere un esfuerzo de investigación y desarrollo muy grande y que los microorganismos contrarrestan con facilidad. Se necesitan más cosas: hay que aprender a usar los antibióticos como un recurso limitado. Todavía hay países (cada vez menos) en los que los antibióticos pueden comprarse sin necesidad de receta médica, también hay países (la mayoría) en los que se utilizan los mismos antibióticos (o muy parecidos) en sanidad, en ganadería y en piscicultura. Ya hemos comentado en numerosas ocasiones que los antibióticos son fármacos sociales, que, al igual que las emisiones de CO2, dejan huella más allá del lugar y el momento en el que se utilizan. En el año 2014 se aprobó en España el Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos. El mismo año el entonces Primer Ministro británico David Cameron encargó a un panel de expertos que analizase el problema y en 2016 el panel emitió su informe final, con propuestas concretas de intervención a diferentes niveles. En 2015 la Organización Mundial de la Salud aprobó su Plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos. Otros gobiernos han elaborado sus propios planes. La resistencia a los antibióticos ya está en la agenda política mundial. Ahora tenemos que asegurarnos de pasar de los planes a la acción, o en unos años la panresistencia ya no será una noticia fugaz.
REFERENCIAS:
Chen L, Todd R, Kiehlbauch J, Walters M, Kallen A. Notes from the Field: Pan-Resistant New Delhi Metallo-Beta-Lactamase-Producing Klebsiella pneumoniae – Washoe County, Nevada, 2016. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2017 Jan 13;66(1):33.