Por Javier Segura del Pozo

Médico salubrista

 

Recomendarle a la población que consuma cinco piezas de frutas y verduras frescas al día, sin preocuparnos si tienen fácil acceso a las mismas, es, cómo mínimo, un ejercicio inútil, sino una forma de culpabilizarla por su mala salud. Basándose en esta idea, se ha desarrollado el Food mapping, como un método para medir las oportunidades que tiene una comunidad para acceder a comercios y mercados que ofrezcan estos productos a precios razonables. Utilizando técnicas cuantitativas y cualitativas de investigación, con un enfoque de participación y desarrollo comunitario (ver serie desarrollo comunitario, en este blog), junto con sistemas de información geográfica, se confecciona un mapa  identificando las viviendas del barrio con acceso (a una distancia a pie razonable) a comercios, que vendan alimentos saludables, culturalmente aceptables y a precios adecuados. Además, se analizan las dificultades que tienen consumidores y comerciantes para comprar y vender estos productos, y se hacen propuestas a los responsables políticos y a los lideres comunitarios.

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Fuente de la foto: www.hffcanada.com

 

La alimentación saludable, como elemento de la planificación urbana

 

En nuestro país, estamos viendo como avanzamos (marcha atrás) hacia una situación que ya es una realidad en algunos países del centro y norte de Europa, donde he vivido: la gran dificultad de conseguir en tu barrio alimentos frescos y saludables, especialmente frutas y verduras frescas. Estamos asistiendo pasivamente al cierre de mercados de alimentos frescos y de pequeñas tiendas de barrio, fruto del avance de las grandes superficies. Sus pautas de distribución centralizada llevan consigo cinco consecuencias indirectas importantes:

  • La expansión del tráfico rodado (ponen miles de camiones en las carreteras ya congestionadas, para transportar los alimentos a miles de Km. y  además, obligan a sus clientes a usar sus automóviles para acudir al supermercado)
  • La dificultad del acceso al lugar de compra de las personas con problemas de movilidad (ancianos y discapacitados)
  • La disminución de la frescura de los alimentos ofertados (para aguantar los largos tiempos de transporte y de almacenamiento, los alimentos “frescos” son refrigerados o congelados, ademas de envasados…).
  • La dominancia de la oferta de alimentos menos saludables, a precios más baratos (elaborados industrialmente, con conservantes, con grasas no saturadas, alimentos precocinados, etc.)
  • El abuso del uso de envases de difícil eliminación posterior (plásticos, cartones, etc.)

 

Es decir, la forma como nos relacionamos con los alimentos que consumimos, determina no solo nuestra salud, sino la configuración de nuestra ciudad, su sostenibilidad, e incluso, su autonomía política y económica. El hecho de que el lugar de producción de alimentos esté cada vez mas alejado y desconectado (geográfica y políticamente) del lugar de venta y consumo, y que esté dominado por las grandes compañías multinacionales de la alimentación, no favorece ni la soberanía alimentaria de los países donde se producen los alimentos (generalmente pertenecientes a países de renta baja), ni la soberanía planificadora de la ciudad donde residen los consumidores (incluidas, las ciudades de paises de renta alta).

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Mercado Maravillas en Cuatro Caminos (Madrid). Fuente: www.flickr.com

Alimentación y Glocalización

Si consideramos que la obesidad y la diabetes, entre otras enfermedades relacionadas (cardiovasculares, cáncer, etc.), están siendo un problema de salud pública de primera magnitud en nuestras ciudades; si somos conscientes del papel central que tienen en su desarrollo la inactividad física y la inadecuada alimentación; si consideramos que los poderes públicos tienen la responsabilidad en procurar el bienestar de la población; debemos concluir que el asegurar un acceso a alimentos sanos a precios razonables, en nuestros barrios (además de facilitar el ejercicio físico), debe ser una de las prioridades políticas de nuestros gobernantes; y muy especialmente, de los responsables municipales.

 

No se trata tanto de oponernos a las indudables ventajas de la globalización, sino de ser conscientes sobre quién y qué intereses están marcando las pautas de la misma, e intentar controlar los desarrollos negativos de la misma para nuestra salud y nuestras ciudades. Dentro del espíritu de la glocalización (globalización+localización: piensa globalmente y actúa localmente) y desde el enfoque del desarrollo comunitario, se ofrece un instrumento sencillo pero imaginativo de medir este problema. Es decir, medir el acceso a alimentos saludables a precios razonables. Se llama Food mapping, es decir el mapa de la alimentación.

juanmoreno

Al estudiar el acceso a los alimentos saludables, debemos de tener en cuenta las limitaciones de movimiento de las personas mayores y discapacitadas. En la foto: jubilado arrastrando un carrito de la compra en una población española. Fuente: Juan Moreno (www.juanmoreno.com), obtenida de: http://www.serviciosjfp.com/Canales/otros/000293.htm

Food mapping en Sandwell

En la zona del Black country (Inglaterra), que, como ya comenté en artículos anteriores, visité antes del verano, se realizó un mapa de alimentación (Food mapping) en la comunidad de Sandwell (una de las zonas de salud de actuación especial: “Health action zones”). Lo hizo un equipo de la universidad de Warwick, liderados por Rosemary Kyle, socióloga de la alimentación, y Angela Blair, salubrista nutricionista[1] . Forma parte de un proyecto más ambicioso de planificación y renovación urbana de Sandwell, que incluye el aseguramiento de una alimentación sana, a través de políticas de incentivo al comercio local y de desarrollo de la agricultura urbana, del que hablaremos en otros artículos de esta serie.

 

Los pasos de la investigación se podrían resumir en:

 

  1. Identificar el área de estudio: su estructura urbana y sus fronteras administrativas, la información sobre su población (censo, estudios sociológicos, etc.), sus comercios, sus transportes, sus movimientos, los mapas disponibles, etc.
  2. Identificar los alimentos que son sanos y aceptables para la población local. Usando métodos de evaluación participativa (con el apoyo de técnicas y materiales -visuales, orales- que exploran las opiniones, preferencias de la población local), se confeccionan listas de la compra comunitaria, en donde se ha definido aquellos alimentos típicamente consumidos por las diferentes comunidades étnicas locales y que cumplen los criterios de las guías de alimentación saludable. Identificar las necesidades de alimentación de los que trabajan en la zona.
  3. Identificar la disponibilidad de comercios locales donde pueda satisfacerse la lista de la compra comunitaria.  Medir su accesibilidad a personas en silla de ruedas o con problemas de movilidad (ancianos, discapacitados, etc.). Evaluar la frescura de los alimentos vendidos. Evaluar su precio. Entrevistar a los comerciantes y averiguar los problemas que tienen para ofrecer alimentos adecuados. Evaluar los problemas de seguridad en la zona que desincentivan al comercio.
  4. Confeccionar los mapas donde se sitúan los comercios con alimentos adecuados y a buen precio que se encuentran a menos de 500 mts de distancia de la vivienda o lugar de trabajo[2].
  5. Analizar los datos cuantitativos (encuestas) y cualitativos (entrevistas, grupos, observaciones, etc,) recogidos.
  6. Compartir los datos, analizarlos y proponer alternativas de acción con la comunidad local.
  7. Diseminación y acción: Dar a conocer los resultados,  las necesidades y las propuestas de acción. Influir en los que toman decisiones.

 

food1Figura 1: Muestra el acceso a  comercios de alimentación de cualquier tipo. Las calles en negrita son calles con viviendas a una “distancia a pie razonable” de al menos un comercio. Es decir, la mayoría de las viviendas del vecindario tiene acceso a tiendas de alimentación. Sin embargo, la mayoría de ellas venden alimentos con alto contenido en grasas, azúcar y sal. Traducción del texto de la leyenda: calles a menos de 500 mts.; calles a más de 500 mts.; vías de ferrocarril, canales y arroyos; códigos postales con uno o más comercios. Fuente: Dowler, E., Rex, D., Blair, A., Donkin, A., and Grundy, C., Measuring Access to Healthy Food in Sandwell, University of Warwick and Sandwell Health Action Zone, 2001

 

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Figura 2: Muestra el acceso a comercios que venden como mínimo 8 tipos de frutas y verduras frescas a precios razonables.  Las calles y viviendas a “distancia a pie razonable” se muestran en negrilla. Tener acceso a 8 de estos alimentos es un requerimiento modesto. Sin embargo, el mapa muestra claramente que la mayoría de los comercios que venden a rangos de precios razonables, no ofrecen este número de frutas y verduras. Fuente: Dowler, E., Rex, D., Blair, A., Donkin, A., and Grundy, C., Measuring Access to Healthy Food in Sandwell, University of Warwick and Sandwell Health Action Zone, 2001

 

Conclusiones:

  1. Hay un importante numero de viviendas y zonas sin comercios  que vendan frutas y verduras frescas
  2. Hay un importante numero de viviendas y zonas donde los comercios que venden frutas y verduras son caros
  3. Alimentos saludables y baratos, incluidos frutas y verduras frescas, solo se venden en comercios concentrados en áreas muy reducidas de Sandwelll, donde el acceso de la mayoría de la población debe hacerse en coche o transporte público
  4. Los pequeños comerciantes luchan por sobrevivir en Sandwell, especialmente si ofrecen alimentos frescos y perecederos, a contracorriente de la competencia de los grandes comercios, los problemas de inseguridad, proveedores y duras condiciones de trabajo.
  5. Mala salud, privación socio-económica, patrones de alimentación poco saludables y dificil acceso a alimentos saludables están estrechamente relacionados en Sandwell (¿Solo en Sandwell?, añadiría yo)

 

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Mercadillo en la Corredera Baja de San Pablo, hacia 1900, en las proximidades del Mercado de San Ildefonso, cuya fachada se distingue al fondo de la calle. Madrid. http://urbancidades.wordpress.com/2008/07/02/fotos-de-mercados-antiguos-de-madrid-iii/

 

Postdata (enero 2011)

A los interesados en el tema y, especialmente, a los residentes en Madrid, les recomiendo el reportaje de Javier Rico “La huerta ecológica de Madrid” (pinchar en el título para acceder al mismo), publicado el 9 de enero de 2011 en El País. Entre otras cosas, aporta información sobre servicios de distribución semanal a domicilio (a grupos de familias interesadas) de productos agrícolas ecológicos (frescos y en conserva), en la provincia de Madrid.

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Este post forma parte de la serie “Desarrollo comunitario”, escrito por Javier Segura del Pozo, que lleva las siguientes entregas publicadas hasta ahora:

  1. Desarrollo comunitario-Community development
  2. Desarrollo comunitario radical, según Margaret Ledwith
  3. Las uniones de crédito (”Credit union”)
  4. Las comunidades compasivas: el bienestar en el  final de la vida
  5. Food mapping: midiendo el acceso a alimentos saludables
  6. Salop Drive Market Garden, un ejemplo de Agricultura Urbana.
  7. El enfoque ABCD de desarrollo comunitario
  8. El mapa de recursos de una comunidad (Asset mapping)
  9. La investigación apreciativa (Appreciative inquiry)
  10. El banco de tiempo
  11. José María Arizmendarrieta y el movimiento cooperativo de Mondragón
  12. “Healthy living centres” o centros de vida saludable, Gran Bretaña (1999-2010)
  13. Saul Alinsky y las reglas del buen rebelde

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[1] Dowler, E., Rex, D., Blair, A., Donkin, A., and Grundy, C., Measuring Access to Healthy Food in Sandwell, University of Warwick and Sandwell Health Action Zone, 2001. Se puede acceder a un resumen de su trabajo en: http://www.communityfoodandhealth.org.uk/fileuploads/rtdn9foodmap-5241.pdf

 

[2] Es el equivalente a caminar con bolsas de la compra  durante diez minutos aproximados para llegar a uno o dos comercios que vendan artículos de la lista de la compra comunitaria, o como mínimo 8 artículos de fruta o verduras frescas; o vivir a 500 mts de uno o dos comercios que vendan a precios inferiores al precio de coste medio.

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16 comentarios

  1. Javier,gracias te doy en nombre de los usuarios a los que atiendo,corro a preseatarlo a mis compañeras/os,para que dejemos de darle caña con las 5 piezas fruta,cuando la zona de Moratalaz(Madrid),que atendemos son la gram mayoria pisos sin ascensor,poblacion envejecida,con bajo poder adquisitivo,por lo que no pueden ir al super,para solicitar un pedido.Y las 30 piezas de fruta semanales,vamos a dejar de culplabilizarlos y darles otras alternativas.Y ver ese enfoque comunitario,que es la respuesta y la solucion

  2. Oye habrá que mandarlo a las autoridaes sanitarias, para que sean conscientes de los mensajes que mandan a la población, puesto que, en ocasiones, no es fácil llevarlos a cabo. Además de la distancia, yo siempre he opinado que el mensaje de 5 piezas, era un mensaje tramposo, pues la fruta, la verdura y las hortalizas, incluso aquí en nuetro país, es una alimentación muy cara. Si se hace el ejercicio de calcular un consumo diario de 5 piezas, para una familia de 4 miembros, resulta un presupuesto que no se sustenta con los 1000€ que muchas familias tienen de ingresos mensuales, incluso algunas con menos de esos ingresos. Yo he visto como muchos ancianos recogen en los mercadillos la fruta y verdura que tiran a los contenedores los fruteros, y como en algunos mercadillos hay puestos «especiales» a precios muy bajos de frutas y verduras, que no cumplen «legialación», pero que hay que permitir su venta, pues es el suntento de mucha gente.

  3. Gracias por compartir tan preciado conocimiento,abre una vía de reflexión interesante sobre la accesibilidad de alimentos saludables, huertos urbanos, la planificación de nuevos espacios de distribucción y comercialización de alimentos procedentes de la agricultura ecológica, el comercio de proximidad. Invita a crear alternativas de gestión comunitarias y dejar de culpabilizar al ciudadano.

  4. Interesante desde muchos puntos de vistas, como el que sería necesario adoptar desde la acción urbanística, con vistas a construir ciudadades habitables, saludables y sostenibles.Ciudades que tuvieran como punto de vista el bienestar y la salud pública de sus habitantes.

    Esta lectura me sugirió cierta asociación con el libro de Michael Pollan: El detective en el supermercado

  5. No cabe duda que estar en contacto con fuentes de inforamción ricas en conocimiento, siempre abren una puerta a la mayor comprensión de una situación dada.
    En México con una extrema polarización de los ingresos que abarca el 50% en pobreza, un alto nivel de desempleo y una economía estancada, las estadísticas nos ubican entre los paises con mayor nivel de satifacción, lo que siempre me ha tenido en una interrogación permanente.
    Ahora creo comprender el porqué; nuestros hábitos culturales heredados de nuestra historia, nos llevan a ser consumidores, también por economía, de mercados ambulantes y mercados municipales que en general venden a mejores precios que los supermercados de autoservicio lo que nos lleva a consumir frutas y verduras frescas y en diversidad según la época del año, reduciendo con ello, el consumo de alimentos industrializados mientras no nos coman los servicios monopólicos. También son útiles para hacer ejercicio por acarrear las compras.

  6. […] tardes de lunes a todo el mundo mundo. Para empezar a compartir referencias, os dejo el enlace a la entrada en un blog que leí hace tiempo. La idea central de la entrada, o por lo menos la más potente visualmente, es la de llevar a cabo […]

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