¿Cómo navegar por las procelosas aguas de la vida? Es aparente que el ser humano ha buscado siempre una guía. Al principio la guía era la familia, los padres, la tribu, el maestro artesano. Cuando la tribu se hizo demasiado grande se hizo necesario impartir mandamientos de obligado cumplimiento, leyes de comportamiento.
El surgimiento de la ciencia se debe a la incapacidad del dogma y de la magia para dar respuesta a las preguntas que se hace el ser humano: Como en la canción, ¿quien soy? ¿De donde vengo? ¿A donde voy? ¿Qué es el mundo? ¿Por qué?
Un senador americano, presidente del Comité de Medio Ambiente de ese Senado, ha publicado su intervención ante esa cámara negando el cambio climático e insinuando que los científicos que lo estudiamos somos unos embaucadores.
El ser humano busca la certeza en su vida. El ser humano es un sistema complejo que vive en otro sistema complejo que lo rodea. Pero en vez de asumir la incertidumbre de ambos sistemas complejos, busca con ahinco una certeza que no aparece por ningún lado.
Los datos medidos indican un aumento de la temperatura MEDIA del planeta de 0.8ºC desde 1860 hasta hoy.
La indiferencia es total. Me comenta un amigo en estas paginas (mirad los ultimos comentarios)
Hace dos días una amiga me envió una carta recibida de Presidencia del Gobierno. En ella se le indicaba, respondiendo a su preocupación por la posible limitación a la energía eólica, que el Gobierno del Estado estaba trabajando para resolver ese problema. Es muy de agradecer esa preocupación de Presidencia.
Este año no ha habido huracanes en el Caribe. ¡Menos mal! ¿Nos hemos equivocado los que hablábamos de cambio climático y los huracanes?
La ciencia es una labor paciente que va encontrando trocito a trocito la realidad del mundo, una realidad presente ante nuestros ojos pero que nuestra mente envuelve con un manto de niebla derivado de la impaciencia.
El otro día me dejó un buen amigo un libro interesante: “Aspectos de la ciencia aplicada en la España del Siglo de Oro”, de Vicente Maroto y Esteban Piñeiro.
