Joshua Lederberg, quien descubrió el “sexo” de las bacterias nos deja
autor: Miguel Vicente

La ciencia oficial consideraba por entonces a las bacterias como unos seres primitivos, que se reproducían generando descendientes cansinamente idénticos entre sí e idénticos a sus progenitores. Muy lejos de la realidad, porque en manos de científicos como Lederberg, y sus coetáneos Edward Tatum, Salvatore Luria y William Hayes, la genética bacteriana revolucionó a mediados del siglo pasado la Biología y con ella la Medicina y nuestra vida en general, una revolución cuyas consecuencias últimas aún están por venir.
En palabras de Luria el descubrimiento de la recombinación en las estirpe K12 de E. coli, realizado por Lederberg y Tatum en 1947 “puede que se encuentre entre los más fundamentales de toda la historia de la ciencia bacteriológica”. Este resultado fue fruto de un riguroso planteamiento experimental y de una pizca de buena suerte. Sabiendo que el ADN podía, según los resultados de Avery, modificar las características genéticas de bacterias como el estreptococo, Lederberg quería averiguar si las bacterias eran capaces de transmitirse información genética por contacto directo entre ellas, o sea si podían tener algo que los humanos llamamos sexo. En vez de intentarlo hacer todo desde cero, Lederberg propuso a Tatum una colaboración para utilizar unos mutantes de E. coli obtenidos por Tatum, que necesitaban el aporte de varios aminoácidos en su dieta para poder sobrevivir. Y en esto intervino la suerte, porque justamente la estirpe en donde se habían obtenido esas mutaciones, la K12, se encuentra entre las que de manera natural pueden transferir ADN por contacto físico entre dos células. Si Lederberg hubiese utilizado las estirpes con las que trabajaba Luria, hubiera sido un fracaso, porque esas estirpes no parecen tener la mas mínima capacidad erótica. La parte inteligente del experimento consistió en no ceñirse a utilizar como progenitores a mutantes con una sola mutación sino con al menos dos mutaciones diferentes. La frecuencia con la que una sola mutación revierte al tipo parental podría oscurecer el resultado, pero con dos mutaciones simultáneas en cada progenitor la frecuencia de esa reversión es casi nula, pasa como con la lotería, que nos toque el gordo es difícil, pero que nos toque el gordo y además el segundo premio es casi imposible.

Autógrafo de Joshua Lederberg en una petición de separata.
Como comentaba Hayes, los brillantes estudios de Lederberg y sus colaboradores, además de probar que las bacterias tienen una sexualidad abrieron las puertas a su estudio genético. Sabiendo que de ello se ha derivado la inmensa mayoría de los conocimientos que hoy en día tenemos sobre la Biología Molecular y que gracias a ellos tenemos una maravillosa capacidad de manipular la información genética, con todas sus consecuencias e implicaciones para descubrir y tratar todo tipo de enfermedades, comprenderemos que Lederberg ha sido una de las grandes figuras de la ciencia actual.
Tras el premio Nobel Lederberg continuó trabajando y siendo parte activa de iniciativas como la de introducir la asepsia en las misiones espaciales, de forma que no se corriese el riesgo de exportar ni de importar gérmenes del espacio extraterrestre. A los 82 años Lederberg falleció el sábado pasado, 2 de febrero, sucumbiendo a una neumonía, curiosamente la enfermedad que frecuentemente es producida por el estreptococo.
Ver también el artículo sobre Lederberg aparecido en “The microbe blog”