¿Qué libertad de expresión?
Los programas televisivos del corazón están pulverizando todas las marcas del impudor. Es el acoso a destacadas personalidades de la canción española, es la intromisión en las intimidades de las familias, es la proliferación de elementos morbosos –ayuntamientos eróticos exhibidos sin veladura alguna…–. ¿Qué hace el fiscal del Estado para proteger el derecho al honor y a la propia imagen que proclama la Constitución vigente? Todas las fronteras de la decencia se han traspasado, y, desde luego, no es esta la autorregulación que invocaron las cadenas privadas en su momento.Es una vergüenza lo que está sucediendo. Hace unos días una señora se enfrentó a su hijo, que le había lanzado graves acusaciones, y tuvo que salir en brazos de las asistencias, desmayada de un fuerte ataque de nervios.<