Ubicuas, numerosas y diversas: bacterias, las dueñas del universo

Entre cien mil millones y un billón, ese es el número que arrojan los cálculos más recientes sobre cuántas especies diferentes de microbios habitan en el planeta. Tras contabilizar las especies de arqueas, bacterias y hongos microscópicos de 35.000 lugares distribuidos por todo el mundo y de estimar su número en los océanos, un equipo de investigadores de la Universidad de Indiana concluye que de todas las especies de microbios que hay en la Tierra solo conocemos una ínfima proporción, por cada una de ellas hay cien mil de cuya existencia no tenemos noticias directas, tan solo conjeturas. Los cálculos elevan el número de distintas especies de microbios terrestres a un billón (billón español, o sea un millón de millones).

Una imagen de los fósiles de Oregón que se ha comparado con trazas encontradas en Marte por el explorador Curiosity. Fuente: enlace

Por contra el número de bacterias que alberga nuestro cuerpo por cada célula humana no parece ser tanto como se creía. Un nuevo cálculo, provisional todavía, nos dice que el número de bacterias en el cuerpo, cuyo conjunto llamamos microbioma, es igual al de células humanas y no diez veces más como se había calculado. Son treinta billones, lo que sigue siendo un gran número, que si tenemos en cuenta las numerosas interacciones que se van descubriendo entre la salud humana y el conjunto de bacterias del cuerpo nos convence aún más de que nuestra vida está íntimamente ligada a la salud del microbioma. El microbioma influye en aspectos tan variados de la salud como la formación de caries, la obesidad, y algunos tipos de cáncer.

Un descubrimiento muy positivo con respecto a la relación entre salud y microbioma es que, pese a lo que se había observado hasta la fecha, muy posiblemente podremos llegar a cultivar en el laboratorio la mayor parte de las bacterias del microbioma humano. Sin duda podremos entonces profundizar en cómo funcionan y descubrir correlaciones muy útiles que beneficien la salud.

Por si a alguien le quedan dudas de que las bacterias se encuentran desde hace miles de millones de años por todos los sitios imaginables, podemos añadir ahora la conjetura de que pudieran haber existido en Marte en la hipotética situación de que el planeta rojo hubiera pasado por una fase en la que el agua hubiera sido más abundante. Los datos sobre ello derivan de la comparación de unas trazas fósiles posiblemente producidas por bacterias y encontradas en la formación geológica en Fort Rock Lake en Oregón, que data de hace más de 2 millones de años en el Plioceno-Pleistoceno, y las encontradas por el explorador Curiosity en el cráter marciano Gale.

En vista de todo lo que están influyendo las bacterias en gran parte de nuestras vidas, no es sorprendente que en los Estados Unidos la Casa Blanca haya lanzado un ambicioso programa, 121 millones de dólares en 2016-2017, para financiar la investigación en los microbiomas de diversos ambientes, incluido el humano. A fin de cuentas estudiar las bacterias es estudiar el universo entero y es como poco conocer el cincuenta por ciento de nuestro cuerpo.

REFERENCIAS:

Browne et al., 2016. Culturing of ‘unculturable’ human microbiota reveals novel taxa and extensive sporulation. Nature doi:10.1038/nature17645.

Locey and Lennon. 2016. Scaling laws predict global microbial diversity. Proc Natl Acad Sci. May 2. pii: 201521291.

Nikitczuk, et al. 2016. Candidate microbial ichnofossils in continental basaltic tuffs of central Oregon, USA: Expanding the record of endolithic microborings. Geological Society of America Bulletin. doi:10.1130/B31380.1.

Sender, et al., 2016. Revised estimates for the number of human and bacteria cells in the body. BioRxiv. doi: http://dx.doi.org/10.1101/036103.

Yoshimoto et al., 2013. Obesity-induced gut microbial metabolite promotes liver cancer through senescence secretome. Nature 499:97-101. doi: 10.1038/nature12347.

 

Blog del día en notiweb  23 de mayo de 2016

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3 comentarios

  1. ¡Bienvenidos a los blogs madri+d¡. Microbichitos tiene mucho que decir.

  2. Bravo por los microbichitos, nuestros ancestros y socios involuntarios ignorados y hasta despreciados.

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