Ya quisiera la ciencia gozar de la difusión que están alcanzando entre el público las seudociencias. Digo esto porque me hierve la sangre después de oír esta mañana la conversación entre Gemma Nierga, Juanjo Millás y Andrés Rábago “El Roto” en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER. Y más en concreto los comentarios que “El Roto” ha hecho respecto a su viñeta de hoy en el diario “EL PAÍS”, reproducida aquí, y a los que ni entrevistadora ni contertulio han objetado. No voy a entrar en la última parte de la frase que encabeza la ilustración, la que atañe a los beneficios empresariales de las grandes farmacéuticas, no es mi especialidad. De todas formas me parece ya un primer error que “El Roto” haya mezclado los dos temas. Pero lo que me aterra es que contraponga el poder curativo de las medicinas respaldadas por la investigación a la “imposición de manos”, un procedimiento de cuya pretendida eficacia no hay pruebas muy sólidas y que según de qué manos se trate puede ser hasta ruinoso, no solo para la salud sino para el bolsillo.

 

Viñeta de “El Roto” en el diario EL PAÍS de 19 de mayo de 2017. Fuente EL PAÍS.

Y es que llueve sobre mojado, porque hace unas semanas contemplamos cómo una señora de innegable capacidad para la comunicación como es Mercedes Milá arrinconaba a un bioquímico divulgador utilizando incluso un tono faltón mientras ella defendía las incomprensibles virtudes prodigiosas de una enzima que según todo el universo racional no existe. ¿Y no recordamos también como hay una monja, que, sin conocérsele una gran carrera investigadora, habitualmente predica en contra de las vacunas?

Es imposible que un científico pueda competir en una entrevista con Mercedes Milá, persona que además de su experiencia en comunicación goza de una nutrida audiencia de fieles seguidores. Es imposible contrarrestar las apocalípticas admoniciones sobre las vacunas de una monja cuya mayor habilidad reconocida es predicar, y también es imposible contrarrestar el mensaje de una viñeta con un impacto que solo “El Roto” puede trasmitir. Mire el lector entre sus amigos de Facebook y cuente cuántos han compartido páginas de dietas milagro, remedios maravillosos y tratamientos espectaculares, compare ese número con los que comparten páginas científicas. Así no es de extrañar el éxito que tienen los sortilegios.

Tenemos ya difícil no regresar a los tiempos en los que careciendo de una sanidad basada en los descubrimientos de Pasteur (vacunas) y de Fleming (antibióticos) la esperanza de vida media no alcanzaba el medio siglo. Hay problemas acuciantes como el aumento de las infecciones resistentes a los antibióticos, las enfermedades producidas por virus emergentes, por no hablar ya de las enfermedades hereditarias y de los cánceres, que precisan un trabajo de investigación básica y un desarrollo de medicamentos ingentes. ¿De qué puede servir el trabajo de investigación de los científicos y para qué esforzarse en divulgarlo y poner en su justo lugar a las supersticiones y seudociencias? ¿Para qué aportar argumentos científicos mostrando el valor nulo de las curas que misericordiosamente llamamos “alternativas” por no darles el calificativo que realmente merecen? Todo ese esfuerzo de años se puede venir abajo con una viñeta o con un par de minutos en un programa emitido en horario privilegiado.

El que la brujería acalle a los científicos me alarma. Tanto como que el partido en el gobierno se haya reunido con un grupo de presión de miembros de la Asamblea Nacional de la Homeopatía. De una invasión de brujos creo que no puede salir cosa buena para la salud.

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2 comentarios

  1. Al autor le alarma «el que la brujería acalle a los científicos». A mi me alarma el que alguien como Miguel Vicente lo diga y además escriba «imposible que un científico pueda competir en una entrevista con Mercedes Milá» y con una monja antivacunas y contra una viñeta.
    Pues se compite con las herramientas de la razón y la ciencia.
    Allá quien lo quiera aceptar o no. Saludos.

  2. Hola Antonio,

    verás que los acontecimientos recientes corroboran mis temores. Surgen «influencers» hasta debajo de las piedras. Son a los que antes se les llamaba «el maestro Ciruela». Ahora Rosa Montero, Cárdenas, parecen haber sido abducidos por el lado oscuro. Para su numerosa audiencia ellos tienen un poder de persuasión del mismo tamaño que lo falaz de sus predicaciones. Frente a la simplicidad del discurso de los errores que cuentan sin ningún recato, los datos científicos son algo más difíciles de entender, exigen un ligero esfuerzo mental que no todo el mundo está dispuesto a realizar.
    Nadie nos garantiza que ésta vida sea ni lógica ni justa, es una pena.
    Un saludo

    Miguel

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