“Microbial pathogens in the movies”. The Making-Of.
Me encanta el cine. Soy de esas personas que consideran que Luis García Berlanga está a la altura de Cervantes o de Velázquez. Por ello no es de extrañar que desde que comencé a dar clases haya utilizado las películas, ya sean del cine o la televisión, como una forma de acercar la microbiología a mis alumnos. Hay que tener en cuenta que las películas comerciales son mucho más conocidas que los documentales. La sociedad sabe mucho más sobre el SIDA gracias a películas como Philadelphia o Dallas Buyers Club que a cualquier vídeo informativo de la OMS. Y sé que no soy el único que usa las películas para introducir algún tema de interés microbiológico. En este blog sin ir más lejos, mis compañeros Miguel y Mingo las han usado con profusión, como puede comprobarse aquí, aquí y aquí.
El pasado junio le envié un correo electrónico a Beatrix Fahnert, la responsable de la “Professional Development Section” de la revista FEMS Microbiology Letters y encargada de los temas que tienen que ver con la educación y la divulgación de la microbiología. En el correo le explicaba mi idea de escribir una revisión sobre el tema de la relación entre la microbiología, el cine y su uso como herramienta educativa. Le pregunté si aquello podría ser interesante para la revista en forma de mini-review. Al poco tiempo le envié un primer borrador y ella me sugirió una serie de cambios para que la revisión pudiera ser considerada por parte de Rich Boden, el Editor-In-Chief del FEMS Microbiology Letters. Cuando al poco recibí la respuesta de Rich Boden diciéndome que le parecía muy interesante y que lo que quería era una “full-review” casi me caigo de la silla. Una vez pasado el susto, me arremangué y me pase todo el verano escribiendo la revisión, pero visto el resultado mereció la pena, ya que durante el mes de diciembre Microbial pathogens in the movies ha visto la luz.
La revisión se centra en el papel de los microbios patógenos en el cine, los “bad bugs”, y está estructurada en tres partes principales: las enfermedades, los científicos y las distopías. En cada una de las secciones se describen algunas de las películas más famosas que tratan dicho tema y además viene acompañada de unas tablas en las que se nombran otras muchas películas representativas del tema que trata la sección.
En la primera describo las enfermedades infecciosas más famosas del celuloide. Se conocen más de 200 enfermedades producidas por microorganismos, sean estos virus, bacterias u hongos. Sin embargo, menos de una treintena aparecen en el celuloide. Las más “populares”, si consideramos el número de películas en las que aparecen, son la peste, el SIDA, la lepra y la tuberculosis, aunque otras enfermedades como la rabia, el cólera, el Ébola o la sífilis también han tenido su papel. Las películas seleccionadas los son porque no solo muestran la enfermedad, sino también otros aspectos importantes como puede ser el cuidado de los enfermos o el impacto social de dicha enfermedad.
La segunda parte está dedicada a cómo el cine ha representado a los científicos – microbiólogos, epidemiólogos, bioquímicos, médicos, etc. – que han luchado contra esas infecciones. Es muy interesante comprobar que el estereotipo cinematográfico del científico ha ido cambiando según las épocas y los microbiólogos no hemos sido una excepción. En las películas de los años treinta del siglo pasado eran heroicos “cazadores de microbios” que investigaban en solitario y a pesar de todas las dificultades, como puede verse en El doctor Arrowsmith o en los biopics dedicados a Pasteur, Koch o Ehrlich. Pero poco a poco se fue representando el hecho de que las epidemias debían ser combatidas por equipos multidisciplinares como sucede en Estallido o en Contagio.
La última sección está dedicada a las distopías microbianas. Esos escenarios en los que los microorganismos consiguen alterar o destruir por completo a las sociedades humanas. Algunos de esos escenarios son causados por el mal uso de la biotecnología, ya sea en forma de armas biológicas (12 Monos) o porque una determinada nueva terapia ha generado una epidemia imparable (El origen del planeta de los simios). Pero seguramente la distopía más famosa para el gran público es el apocalipsis zombi. Y ahí tenemos unas cuantas películas y series que pueden ser usadas para explicar diversos conceptos epidemiológicos o de bioseguridad. Unos cuantos ejemplos: 28 días después, The Walking Dead o la reciente The Last of Us.
¿Y los microbios no patógenos? ¿Es que no salen en el cine? Pues sí, sí que salen, pero no con tanta profusión. A los pobres microbios les han encasillado en el papel de “malos” y es difícil sacarlos de allí. Pero cualquiera que haya seguido la sección “El Biofilm” que se publica en el boletín NoticiaSEM sabe que no es así y que hay unos cuantos ejemplos que nos muestran que los microbios son buena gente. Habrá que ir pensando en escribir la secuela cuyo título podría ser “Microbes in the movies: the good guys!”