Versos de la Madraza de Granada. Versión de Darío Cabanelas Rodríguez.

Enlace a Versos de la Madraza de Granada en poesía y ciencia

A mi amigo Juan Garrido que me ha contagiado su pasión por Granada

Madrasas

En idioma árabe la palabra mádrasa, (que deriva del  verbo «darasa», que significa estudiar, y del prefijo «ma», que indica lugar), significa de modo genérico escuela, aplicándose indistintamente a instituciones públicas o privadas; primarias o secundarias; musulmanas o seculares. Sin embargo, mádrasa o madraza en español se refiere a una universidad o escuela de posgrado islámica. (Ver Nota 1).

El desarrollo de esta institución se da sobre todo en el siglo XI en Oriente, fue promovido fuertemente por el sultanato selyuqi en tiempos de Alp Arslan (1063-1072) y Malik fiah (1072-1092), lo que hace que se multiplique su número de forma vertiginosa ; lo que muestra el hecho de que en 1067 ordena construir su primera madraza y en el 1184,ya había 30 en la parte oriental de Bagdad.

Sin embargo, en lo que respecta al norte de África, hay que esperar al 1249 para ver la aparición de la primera madraza. Poco después se levantará la más antigua que resta en el Magreb, la fundada en 1271 en Fez, y así proliferarán a lo largo del siglo XIV en todo el Occidente islámico, promovidas sobre todo por los meriníes en una clara política de crear a una élite religiosa oficial.

En la España musulmana, si bien se recoge en documentos menciones genéricas a la fundación de mádrasas durante el califato cordobés, la fundación de estas instituciones es tardía y, solamente, hay testimonios de su creación bastante tardía en Murcia, Málaga y la de Granada fundada en 1349. (Ver Nota 2)

La madraza de Granada (Ver nota 3)

La madraza de Granada fue fundada en 1349  durante el sultanato de Yūsuf I, por iniciativa de su primer ministro Riḍwān. En los textos árabes se  referían a ella como Madrasa Yūsufiyya y Madrasa Nasriyya. Se situaba muy próxima a la mezquita mayor de la Medina, junto a la Alcaicería.

 

 Restitución de la portada original de la Madraza de Granada,
(según Rafael Contreras)

Según descripciones que han llegado, la portada era de mármol blanco bellamente labrado. La puerta de entrada se enmarcaba por un arco de herradura con dintel, que contaba con dovelas, unas lisas y otras con rellenos de hojas. Recuadrando todo había un alfiz con inscripciones cursivas, encerrando en el interior varias cartelas. Encima del dintel se disponían dos losas, también de mármol, a modo de ventanas, con inscripciones.

La puerta daba acceso, en recodo, a un patio, con una alberca en su centro y pequeñas habitaciones con arcos sostenidos por columnas. Además, contaba con una fuente de agua que permitía hacer las abluciones vinculadas al rito religioso de la oración. En uno de los lados una escalera situada tras una gran puerta daba acceso a la planta superior en la que se situaban con salas de estudio y dependencias para estudiantes. En la planta baja existía un oratorio.

Oratorio de La Madraza de Granada (Wikipedia) 

El oratorio, aunque modificado, es lo único que ha llegado a nuestros días del edificio original. Se accede a él a través de un arco de herradura de tipo angrelado que se apoya en dos finas columnas de mármol. Su planta es cuadrada, si bien la existencia en las esquinas de trompas con mocárabes le dan un acabado octogonal. En cada lado se abren dos ventanas con celosías que filtran la luz del exterior. Los muros son de mampostería y tienen una abundante decoración de yeso policromado. El techo de madera no es el original, ya que se perdió en el incendio sucedido a mediados del siglo XIX.

En la madraza granadina se impartían conocimientos de medicina, cálculo, astronomía, geometría, lógica y mecánica, además de las  materias clásicas, que eran el derecho islámico, lecturas coránicas, teología, lengua, filosofía, métrica y literatura. Los gastos de la madraza se sufragaban con donaciones de devotos musulmanes.

Hasta 1499 (150 años desde su fundación), la Madraza de Granada estuvo funcionando como universidad. Cabe recordar que en 1502 tuvo lugar la famosa quema de libros de la Madraza, promovida por el Cardenal Cisneros, en la explanada de la antigua Puerta de la Rambla, hoy plaza de Bib-Rambla.

Los Reyes Católicos la convirtieron en la Casa de Cabildos de la ciudad, (Ayuntamiento), y se realizaron algunas reformas, como, por ejemplo, añadir la sala de los cabildos, denominada Salón de “Caballeros XXIV” de estilo mudéjar.

Cuando realmente sufrió las mayores transformaciones fue a finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. De 1722 a 1729 el edificio se derribó casi por entero, se alzó la fachada exterior, de estilo barroco, con sus llamativos y característicos balcones, se pintó la fachada al temple y se levantó la escalera interior.

En 1858, el Ayuntamiento de Granada se trasladó a su emplazamiento actual  y el edificio, ya sin uso, permaneció cerrado durante unos años. Posteriormente, fue vendido a un particular, que instaló en él un almacén de telas. En 1878, se produjo un incendio que destruyó por completo la techumbre de madera del oratorio. En 1893 el oratorio fue restaurado por Mariano de Contreras, el mismo arquitecto que realizó diversas intervenciones en la Alhambra.

Vista exterior actual de la Madraza de Granada

 En 1942 el edificio fue recuperado por el estado, acometiéndose sucesivas restauraciones hasta nuestros días en que se ubica la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias, corporación pública para el fomento de las artes, y algunas dependencias de la Universidad de Granada.

Versos de la Madraza de Granada

En cuanto a los versos de la Madraza de Granada que hemos incluido en poesía y ciencia, se nos ocurren dos reflexiones a las que nos referiremos a continuación. Está, en primer lugar, el proceso de investigación en si mismo considerado; por el que se han obtenido y fijado los textos. Ha sido un largo camino hasta llegar a la versión, digamos, definitiva por el momento, que apareció en el artículo Inscripción poética de la antigua Madraza granadina de 1977, escrito por Darío Cabanelas (Ver Nota 4).

El proceso de investigación ha sido largo y prolijo; siendo una muestra que puede representar bien lo que constituye  una investigación bien realizada en el campo de las humanidades y de lo complicado que puede llegar a resultar. Después de la desaparición de las lápidas en las que se encontraban los textos en árabe originales; después de la desaparición, también, del cuaderno original del siglo XVI en los que se habían transcrito al castellano los textos; después de varias traducciones ó interpretaciones textuales; han llegado por fin estos versos a nuestros días. Cuestiones ambas – así como la recuperación de los textos árabes perdidos que fueron hallados en un rincón del diario de trabajo del morisco Alonso del Castillo conservado en la Biblioteca Nacional – que quedan explicadas en el artículo de Darío Cabanelas que hemos citado y al que remito para los detalles.

La segunda reflexión a la que nos gustaría atender es a la cuestión ó al problema de las traducciones; de la interpretación de las lenguas clásicas, (árabe en este caso), y su traslado a idiomas modernos. Hay cuestiones lingüísticas y gramaticales; pero, también, las hay de sensibilidad y del influjo de la historia, de la sociedad y de las modas de cada época.

En el artículo citado podemos ver las grandes y llamativas diferencias entre las tres versiones que se presentan de los dos poemas a que se refiere el artículo. La versión de Almagro que aparecen en el libro Apuntes arqueológicos sobre la Madraza o universidad árabe de Granada editado en 1879, reproduce la versión del Padre Echevarría de unos cien años antes que, a su vez, seguía al pie la versión que a mediados del siglo XVI resultó del mandato del Cabildo de Granada de traducir las inscripciones de la Alhambra y de otros edificios singulares de Granada.  Centrándonos, para muestra de este ejercicio de comparación, en el poema que aparecía en la lápida de la fachada, (diferente al texto que hemos incluido en poesía y ciencia proveniente de una lápida situada en el interior de la Madraza), y en el texto de lo que podría ser el primero de los tres versos; tendríamos en la versión de Almagro y del Padre Echevarría:

«Advierte esta maravillosa entrada, desde luego da señas de alto destino, sus bruñidas piedras resplandecen, y es de arquitectura singular.»

Todo el poema es pomposo y perifrástico, dando más importancia a la solemnidad del momento de la inauguración de la Madraza y a la glorificación de Yusuf I que a la literalidad de las inscripciones.

Los versos de Alonso del Castillo se entienden mejor y se acompasan mejor a la literalidad del texto. La versión ofrecida del inicio del poema es:

«Advertid en esta floresta de admirable viso, como resplandece con aseada perfección de labor de piedra de mármol  con extremado primor…»

La versión final- que incluimos completa, no sólo el primer verso – de Darío Cabanelas es, seiscientos veintiocho años después en 1977, la siguiente:

1 .- Contempla este vergel de admirable aspecto
cómo brilla en la piedra con reluciente hermosura,
2.- y observa el artificio singular de su puerta,
que muestra, en el género, la grandeza de su autor.
3.- Entra presuroso a orar (en su mezquita)
y así obtendrás gracia el día de la asamblea.

Darío Cabanelas

Es uno de los protagonistas y, por qué no también, el héroe de nuestra historia. Es el investigador que nos trae la lengua y la historia desde el pasado. Lo que en otras investigaciones científicas son máquinas, fórmulas y laboratorios son, en humanidades, legajos y archivos revueltos, estudiados, removidos e interpretados para extraer y comunicar nuevo conocimiento a la sociedad. ¡Investigadores, benditos sean!

El nombre de Darío Cabanelas  incluye detrás las siglas OFM. ¿Qué significan? Pues son las siglas que corresponden a la Orden de Hermanos Menores (Ordo Fratrum Minorum) fundada por San Francisco de AsísDarío Cabanelas era, pues, franciscano. Lo que no le impidió ser catedrático de árabe de la Universidad de Granada, desde 1954 hasta su fallecimiento en 1992; discípulo del eximio arabista Emilio García Gómez y destacado investigador; vocal-secretario del Real Patronato de la Alhambra y  vocal de la Comisión de Monumentos de Granada. (Para un curioso recorrido por su vida y trayectoria, ver Nota 5).

Fue académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, miembro titular del Instituto Hispano-Árabe de Cultura y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. Entre sus obras mas destacadas, figuran: Juan de Segovia y el problema islámico, Madrid, Universidad Complutense, 1952, (su tesis doctoral); El morisco granadino, Granada, Patronato de la Alhambra, 1965; Ibn Sida de Murcia, el mayor lexicógrafo de Al-Andalus, Granada, Universidad, 1966; con M.ª Paz Torres Palomo, Poesía arábigo andaluza, Torremolinos, Revista Litoral, 1984 y El techo del salón de Comares en la Alhambra. Decoración, Policromía, Simbolismo y Etimología, Granada, Universidad, 1988.

Notas y enlaces

1. Ver La Madraza Yusufiyya en época andalusí: un diálogo entre las fuentes árabes escritas y  Arqueológicas de Bilal J.J. Sarr Marroco y Luca Mattei en Arqueología y Territorio Medieval 16, 2009. pp. 53-74. En este artículo, se relata el significado de madrása  del modo siguiente. << “Madrasa” plural “madaris”, (…) del verbo darasa que significa “estudiar”, y en cuya forma verbal fa‘‘ala  quiere decir “enseñar Derecho”. (…). Por lo tanto, el término madraza sería etimológicamente el lugar en donde se estudia Derecho islámico. (…) en la última versión del DRAE “madraza” es definida como “Escuela musulmana de estudios superiores”. Por lo tanto, podríamos concluir que el término madraza, designaría, un centro de enseñanza superior en el que se estudiaba como materia primordial el Derecho y otras ciencias islámicas, así como Lengua, Gramática árabe, Literatura, Filosofía y otros contenidos (CABANELAS RODRÍGUEZ,1988: 31).>>

2. Sobre la institución de las madrasas y también sobre la Madraza de Granada ver, además del artículo indicado en Nota 1 La Madraza árabe de Granada y su suerte en época cristiana de Darío Cabanelas Rodríguez en Cuadernos de la Alhambra, n. 24 (1988); p. 29-54.

3. Para la redacción de esta parte del post, he seguido el texto del capítulo Edificios significativos de la Granada árabe en  Granada. Aproximación a la ciudad andalusí (Cuaderno de Apuntes); de Juan Miguel Garrido Martín. Inédito. Madrid, 2020. 

4. Inscripción poética de la antigua Madraza granadina. Por Darío Cabanelas (OFM). Miscelánea de Estudios árabes y hebráicos. Sección Árabe-Islam. Vol. 26. 1977.

5. Ver El intelectual y su memoria: Darío Cabanelas Rodríguez, ofmEntrevista de Mª Paz Torres.  Miscelánea de estuios árabes y hebraicos. Sección Árabe-Islam. Vol. 54 (2005). ISSN 0544-408X, p. 295-311. 

 

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