Todo está en todas partes

He comentado en anteriores ocasiones la propagación mundial de algunas resistencias a antibióticos como NDM-1 o mcr-1. No son las únicas, en lo que llevamos de siglo han surgido y alcanzado distribución mundial otras resistencias, con nombres tan crípticos como los anteriores: KPC, VIM u OXA-48 son algunas de las más importantes. ¿Cómo pueden propagarse tan rápidamente? ¿Acaso viajan en avión? Pues sí, viajan en cualquier medio de transporte, y también en avión. En realidad viajan como polizones, formando parte de nuestro equipaje más íntimo y personal: nuestro microbioma. Para monitorizar el tráfico aéreo de patógenos y genes de resistencia a antibióticos un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Dinamarca ha diseñado  un método basado en metagenómica.

 

Origen de los 18 vuelos internacionales con destino en el aeropuerto internacional de Copenhague, Dinamarca, y esquema del procedimiento analítico llevado a cabo. http://www.nature.com/articles/srep11444/figures/1

La idea es sencilla, analizar el microbioma, más concretamente el microbioma intestinal, de los viajeros que llegan en avión a un punto determinado. Pero el objetivo no es identificar a los portadores individuales de patógenos o genes de resistencia, sino detectar todo lo que llega, cuantificarlo e identificar su origen. Para ello los investigadores decidieron utilizar los residuos de los baños de los aviones (…sí, esos residuos…). Los residuos que se generan durante el vuelo van a un depósito donde son tratados químicamente. Al llegar al aeropuerto el equipo de gestión de residuos los extrae utilizando un sistema de alta presión que produce una mezcla líquida y homogénea. Esta mezcla contiene una muestra del microbioma intestinal de los pasajeros que han utilizado los baños. Los autores del estudio recogieron muestras de los depósitos de dieciocho vuelos internacionales llegados al aeropuerto de Copenhague desde nueve ciudades de Norteamérica y Asia. Extrajeron ADN de las muestras y lo secuenciaron, obteniendo una media de 18,6 Gb de datos por vuelo. A continuación, compararon las secuencias obtenidas con diversas bases de datos de referencia. Como era de esperar encontraron representadas las especies más comunes del microbioma intestinal humano, algunos patógenos como Clostridium difficile, y un 0,06% de las secuencias (del orden de 100.000 por vuelo) correspondían a genes de resistencia a diversos antibióticos. Aunque las resistencias que encontraron no son las más preocupantes, abarcan prácticamente a todas las familias de antibióticos.

En conjunto los resultados son los que cabía esperar y lo más interesante del trabajo es la demostración de que se puede monitorizar y cuantificar el tráfico aéreo de patógenos y genes de resistencia. ¿Podría esto ser de utilidad para controlar su propagación? Según los datos de la  Asociación Internacional de Transporte Aéreo, IATA, en 2015 el tráfico aéreo mundial alcanzó los 3.600 millones de viajeros, un 40% de ellos en vuelos internacionales. Es decir, el equivalente a la mitad de la población mundial viajó utilizando transporte aéreo. A la luz de estas cifras cabe pensar que cualquier patógeno o cualquier gen que no produzcan efectos claramente visibles en los portadores puede llegar en poco tiempo a cualquier lugar, y es poco probable que podamos hacer algo para evitarlo.

Sin embargo, hay que recordar que la epidemiología de las resistencias a los antibióticos es diferente en diferentes países ¿acaso no llega lo mismo a todos los aeropuertos? Probablemente sí, pero aquí entra en juego el principio de Beijerinck-Baas Becking, un clásico de la microbiología ambiental para explicar la diversidad de las comunidades microbianas: «todo está en todas partes, pero el medio ambiente selecciona». Los genes de resistencia a antibióticos pueden viajar, y pueden llegar a todas partes, pero los seleccionamos localmente.

 

REFERENCIA:

Petersen et al., 2015. Meta-genomic analysis of toilet waste from long distance flights; a step towards global surveillance of infectious diseases and antimicrobial resistance. Sci Rep. 5:11444. doi: 10.1038/srep11444.

 

 

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