¿HISTORIA COMÚN?

 

Con los porcentajes de programación propia de las comunidades autónomas, la historia está padeciendo más de lo que creemos. A los niños andaluces se les habla de Abderraman III como de un héroe cuando en realidad fue un invasor, inteligente, pero invasor; a los niños del País  Vasco se les habla de España como de un ente cuando mínimo rarito; a los niños de Cataluña se les cuenta, a menudo, la historia que tanto le gusta  a Jordi Pujol de considerar a Cataluña una marca del imperio carolingio y, por tanto, de vínculos laxos con la corona de Aragón, a la que perteneció y que se vinculó a la corona de Castilla a través de su rey Fernando el Católico, hombre muy inteligente, para algunos el modelo en  el que se inspiró  Machiavelo para su príncipe. Ningún ñoño, pues, el rey unionista. Con estos instrumentos históricos tan devaluados o confusos, ¿cómo queremos que exista un mínimo y sano patriotismo si no sabemos lo que hemos sido, lo que somos, o cada cual tiene una idea diferente de la propia identidad. Un diputado  de Esquerra ha calificado el 12  de octubre, todavía fiesta nacional, como fecha racista. Es decir, que el descubrimiento de América fue racista. ¿Por qué no se dice también que no hubo súbdito más leal a Felipe V, el debelador de las libertades catalanas, que el ex conseller en cap Casanova, el de la herida del 11 de septiembre? ¿Por qué no se dice también que la razón del apoyo de algunos catalanes al archiduque de Austria, en la guerra de sucesión, se debió a que el Archiduque estaba dispuesto a garantizar los privilegios fueristas de Cataluña frente a la uniformización centralista y antifeudal de Felipe V?

 

MIGUEL GARCÍA-POSADA

 

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