La ronda
Dentro de poco va a reiniciarse de nuevo la ronda de los premios literarios. Conviene tener las ideas claras al respecto: los premios no son fuente de justicia poética, sino de reconocimiento social. El premio, los premios, en cualquier materia, son por definición azarosos, con alguna excepción: ¿Einstein? (¿La excepción que confirma la regla?).Pero Galileo solo recibió la proscripción y el anatema, no tuvo ninguna recompensa –o premio– de los que la Iglesia adjudicaba entonces, que eran abundantes, aunque su descubrimiento tuvo consecuencias abisales. En el campo de las letras, ni siquiera la Academia Sueca ha sido fuente de justicia poética: ni Galdós, ni Proust, ni Borges, ni Graham Greene, ni Rober Musil, por ejemplo, lo alcanzaron. En cambio, sí lo obtuvieron el engolado Echegaray, el historiador pero no creador Winston Churchill, el payasesco Dario Fo, la falsa china Pearl S. Buck…. Hay que extraer las consecuencias oportunas. De los premios comerciales en España es mejor no hablar: la inmensa mayoría están amañados, manipulados, predeterminados. Los institucionales tampoco están libres de toda sospecha; algún premio Cervantes hay que saca los colores. MIGUEL GARCÍA-POSADA
El caso más grave fue Joyce; se puede pensar en Kafka también, pero Kafka murió con sus tres grandes novelas inéditas. Pero el caso de Joyce es definitivo: el escritor más grande del siglo XX se quedó sin nobel, lo cual desacredita ese galardón para siempre.
Sería quizás mejor entender los premios Nobel (como cualquier otro premio literario) viendo quienes están, y no echando de menos a los que no están. Juzguen ustedes mismos, y digan qué les parece la lista:
2005 Harold Pinter
2004 Elfriede Jelinek
2003 J.M. Coetzee
2002 Imre Kertész
2001 V.S. Naipaul
2000 Gao Xingjian
1999 Günter Grass
1998 José Saramago
1997 Dario Fo
1996 Wislawa Szymborska
1995 Seamus Heaney
1994 Kenzaburo Oe
1993 Toni Morrison
1992 Derek Walcott
1991 Nadine Gordimer
1990 Octavio Paz
1989 Camilo José Cela
1988 Naguib Mahfouz
1987 Joseph Brodsky
1986 Wole Soyinka
1985 Claude Simon
1984 Jaroslav Seifert
1983 William Golding
1982 Gabriel García Márquez
1981 Elias Canetti
1980 Czeslaw Milosz
1979 Odysseus Elytis
1978 Isaac Bashevis Singer
1977 Vicente Aleixandre
1976 Saul Bellow
1975 Eugenio Montale
1974 Eyvind Johnson, Harry Martinson
1973 Patrick White
1972 Heinrich Böll
1971 Pablo Neruda
1970 Alexandr Solzhenitsyn
1969 Samuel Beckett
1968 Yasunari Kawabata
1967 Miguel Angel Asturias
1966 Samuel Agnon, Nelly Sachs
1965 Mikhail Sholokhov
1964 Jean-Paul Sartre
1963 Giorgos Seferis
1962 John Steinbeck
1961 Ivo Andric
1960 Saint-John Perse
1959 Salvatore Quasimodo
1958 Boris Pasternak
1957 Albert Camus
1956 Juan Ramón Jiménez
1955 Halldór Laxness
1954 Ernest Hemingway
1953 Winston Churchill
1952 François Mauriac
1951 Pär Lagerkvist
1950 Bertrand Russell
1949 William Faulkner
1948 T.S. Eliot
1947 André Gide
1946 Hermann Hesse
1945 Gabriela Mistral
1944 Johannes V. Jensen
1939 Frans Eemil Sillanpää
1938 Pearl Buck
1937 Roger Martin du Gard
1936 Eugene O’Neill
1934 Luigi Pirandello
1933 Ivan Bunin
1932 John Galsworthy
1931 Erik Axel Karlfeldt
1930 Sinclair Lewis
1929 Thomas Mann
1928 Sigrid Undset
1927 Henri Bergson
1926 Grazia Deledda
1925 George Bernard Shaw
1924 Wladyslaw Reymont
1923 William Butler Yeats
1922 Jacinto Benavente
1921 Anatole France
1920 Knut Hamsun
1919 Carl Spitteler
1917 Karl Gjellerup, Henrik Pontoppidan
1916 Verner von Heidenstam
1915 Romain Rolland
1913 Rabindranath Tagore
1912 Gerhart Hauptmann
1911 Maurice Maeterlinck
1910 Paul Heyse
1909 Selma Lagerlöf
1908 Rudolf Eucken
1907 Rudyard Kipling
1906 Giosuè Carducci
1905 Henryk Sienkiewicz
1904 Frédéric Mistral, José Echegaray
1903 Bjørnstjerne Bjørnson
1902 Theodor Mommsen
1901 Sully Prudhomme
La injusticia, derivada no siempre del error de los jurados sino de la prepotencia de algunos miembros de los mismos en la concesión de los premios, tengan importancia dichos premios o no la tengan, refleja siempre una calidad moral. Un engaño: el premiado injustamente se alza y engríe y el no premiado puede que sienta asco. O indiferencia si conoce el terreno.En todo caso se trata de una agresión al tejido cultural, un juego, una mentira deliberada. Y en este caso no vale disculparse con los aciertos.
Para mí, no sólo sobran los señalados por Gracía-Posada sino también Benavente, escritor burgués de comedias morales (después de un ligero vapuleo la burguesía acomodada abandonaba los teatros como si papá les hubiera dado un ligero tirón de oreja) y hasta, si lo comparamos con Sartre, Camus o Pinter, Camilo José Cela.
Einstein ni siquiera recibió el premio por la Teoría de la Relatividad, sino por sus estudios sobre el efecto fotoeléctrico y aportaciones teóricas en general.
No obstante los premios de ciencia, por su objetividad, están mejor dados, por no hablar del de la Paz, que lo tiene hasta Kissinger.