La agresión sufrida por el entrenador del Sevilla C.F. ayer en el estadio del Betis Balompié es una muestra atroz de tribalismo, que la Federación Española de Fútbol y sus órganos competentes sancionarán de mala manera: multas, cierre del estadio, etc. De mala manera porque los verdaderos responsables son los directivos de ambos clubes empeñados en reavivar un rencor tribal que se arrastra desde los años veinte, cuando hubo partidos entre los dos clubes que se resolvieron con la agresión de todos contra todos.
Si a este se le añaden los fenómenos de marginación y anomia social, tendremos un cóctel explosivo. Los directivos de los clubes españoles estimularon la presencia de los grupos ultras y de los «hooligans» porque les resultaban útiles .aunque fueran criminales (¿hemos olvidado ya la bengala que mató a un niño en Barcelona en el antiguo estadio de Sarriá?) Durante los días previos al partido de marras ambas directivas han estado calentando motores, y ahora han recogido el fruto de su abnegada tarea.
Miguel García-Posada