Familia republicana

 

El nuevo Ministro de Cultura ha dedicado su nombramiento a su familia, no sin matizar que se trata de una familia “republicana de muchas generaciones». La dedicatoria a su familia es normal; la apelación a los colores republicanos de su estirpe es una muestra ejemplar, por así decirlo, de adulación al poder. Zapatero abrió la veda cuando invocó el republicanismo de su abuelo, los demás han seguido esta senda. Claro que el nuevo Ministro de Sanidad, en su éxtasis con el nombramiento, ha propuesto a  su “nombrador” como “Premio Nobel  de la Honestidad y la Solidaridad” nada menos. Trivializar el sentimiento republicano es ilegítimo; convertirlo en moneda de cambio político es una osadía peligrosa; alabar al Jefe, con el pretexto de la República, es una desvergüenza, que solo habla del genuino talante de quien lo hace: hombre de poder por encima de todas las cosas, Molina ha pensado que su primera tarea es amarrar el cargo. (Hacerse llamar con nombre romano, también obliga.) La adulación ha sido la primera cuerda de este poeta y ensayista, como lo denomina la prensa más adicta.

 

MIGUEL GARCÍA-POSADA

 

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2 comentarios

  1. He leído en algún sitio que lo realmente intrépido y talantoso hubiera sido invocar a la familia falangista y/o franquista en la toma de posesión de tu ministerio. Claro que toda esta recua no da para más… ¿Os imagináis al mismisimo Pepe Bono, ese adalid de la coherencia, mentando a la bicha delante de ZP? Los de MediaPro o los de GloboMedia tendrían un gran argumento para cualquiera de esas series televisivas de tanto éxito popular que perpetran…

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