Autotomía. Wislawa Szymborska.

Enlace a Autotomía de Wislawa Szymborska en poesía y ciencia

Hace veinte años que Wislawa Szymborska ganó el Premio Nobel, han pasado cuatro ya desde su fallecimiento y, sólo, un año y pico desde que trajimos un poema suyo, Contribución a la estadística, a poesía y ciencia. Y, ahora, en estos primeros días de junio, volvemos a ella.

Wislawa Szymborska

Autora de una obra corta, sólo una decena de libros de poemas, su voz poética cambió poco; y mantuvo a lo largo de los años una «poesía reflexiva sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional. Breve y precisa, escapa a ese adjetivo alarmante que tanto satisface a los partidarios de que importe el tamaño: torrencial.» (Ver Nota 1).

Hemos seleccionado para esta entrega de Poesía y ciencia su poema Autotomía, incluido en el poemario Acaso de 1972, que está dedicado a una amiga suya que había muerto joven sólo unos años antes, en 1967. (Ver Nota 2).

Autotomía nos emplaza a la misteriosa profundidad de tres conceptos: muerte, identidad y supervivencia que toman su mejor imagen pedagógica y poética de algunas especies de holoturias o cohombros de mar, que se desprenden de parte de sus cuerpo, (se «cortan», figuradamente, un trozo de si mismas; de ahí autotomía), en situaciones de peligro frente a sus depredadores.

Un cohombro de mar comestible: la espardeña

Una primera reflexión sería la del misterio de la identidad. ¿Qué o quién muere? ¿Qué o quién queda? Lo qué o quién queda ¿es lo mismo o es otro?. Lo que nos puede llevar al inicio de nuestra existencia en que de una célula inicial fuimos dos y así sucesivamente hasta llegar a los individuos de las especies que conocemos y que, igualmente estamos toda la vida con nuestras células muriéndose y renovándonos continuamente.

«En el acto se bifurca en fatalidad y salvación
en multa y premio, en lo que fue y lo que será.

En mitad de su cuerpo se abre un abismo
con bordes al acto convertidos en dos desconocidos»

Está, también, la supervivencia frente a la muerte. A veces hayque elegir morir un poco, morir en parte, para sobrevivir. No de forma fisiológicamente literal como hace la holoturia sino de forma figurada y mentalmente, para sobrevivir, a veces, es necesario que muera alguna parte de nuestro yo: abandonar alguna costumbre o borrar una parte de nuestra vida, asesinar parte de nuestra conciencia…. (Ver  Nota 3)

«Morir lo imprescindible, sin pasarse de la raya.
Y, del resto salvado, rebrotar lo necesario.»  

 


A partir de este punto el poema parece dar un giro y pasa plantear la división entre el cuerpo (¿la persona?) y la voz, (el susurro), la poesía. Y aparece la referencia incompleta a la Oda de  Horacio: «Non omnis moriar»: no moriré del todo, la cual se suele interpretar en el sentido de que Horacio era escritor y consideraba que una buena parte de sí mismo se encontraba en sus obras y que, por lo tanto, mientras éstas se conservaran y fueran leídas una parte de él seguiría viviendo.

«Aquí, oprimido el corazón; allá non omnis moriar,
sólo tres palabras, tres plumas al vuelo»

Pero – «tres plumas al vuelo» –  uno nunca sabe con Szymborska y su ironía.

 

Notas y enlaces

1.    Con motivo de la muerte de Wislawa Szymborska, Fernando Savater escribió en El País el magnífico artículo Ligeramente grave, al que pertenecen las apreciaciones de la obre de la poeta polaca que hemos transcrito.

2.   El testo de Holoturia procede de la antología Paisaje con grano de arena, 3ª edición, 2011, de la Editorial Lumen con traducción de Ana María Moix y Jerzy W. Slawomirski.

Reza la dedicatoria del poema: En memoria de Halina Póswiatowska (*)
(*) Halina Póswiatowska (1935-1967), poeta y traductora. Gravemente enferma del corazón, vivió sus días con la constante amenaza de una muerte repentina.

3.   He encontrado una interesante referencia al poema Autotomía en el campo de la Psicología, en el artículo: «To Never Wholly Die, to Never fully Live: Death and Rebirth in the Emergency of Self in the therapeutyc process», de Marsha Aileen Hewitt en Psychoanalitic Review, 91 (4), Agosto 2004, en que se ponen como ejemplo los dos versos anteriores, diciendo:

«De mi experiencia con pacientes disociados que han sufrido importantes traumas, no puedo pensar en una metáfora más potente para describir la experiencia (inseguridad ontológica)  de las personas traumatizadas que para poder preservar el sentido si mismas y la cordura, se deshacen de partes de su «yo», para que algún resto de si mismo pueda sobrevivir»

 

 

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