Prospecto. Wislawa Szymborska.

Enlace a Prospecto de Wislawa Szymborska en poesía y ciencia

Wislawa Szymborska: Cinco años después

El pasado 1 de febrero se han cumplido cinco años del fallecimiento de Wislawa Szymborska, la gran poeta polaca, Premio Nobel de Literatura de 1996. Sigue en nuestra memoria. En una memoria general de gran poesía: inteligente, cercana y sensible. Eterna.

 

Pero, también, en la pequeña memoria de la poesía con temática científica en la que creemos que su obra constituye un hito relevante. La naturalidad con que aparecen en su obra conceptos recogidos  de la ciencia y la habilidad con que  son transformados en material poético de primera calidad son extraordinarias.

A modo de homenaje y para volver a degustar su maestría en la integración de la ciencia en la poesía, hemos querido traer un nuevo poema suyo a poesía y ciencia.

Prospecto (y ansiolíticos)

Se trata del poema Prospectos de su poemario de los años setenta, Si acaso, (ver Nota 1), que es sumamente farmacológico. Estamos, ciertamente, ante un prospecto imposible que sólo un loco (o un poeta) podría firmar.

En él se reflexiona sobre la dificultad de afrontar la dureza de la vida y lo fácil que puede ser dejarse llevar a lomos de tranquilizantes menores; mediante una sublimación irónica de las ventajas de su uso en diferentes situaciones y de la facilidad de su consumo.

Hay que dejar claro que el poema trata de «tranquilizantes menores» o ansiolíticos, no de otros “tranquilizantes mayores” que serían harinas de otros costales o, mejor, artillería de muy superior calibre; mucho más difíciles de encajar en cualquier parte.

Un ansiolítico o «tranquilizante menor»  se define como:

“Un fármaco psicotrópico con acción depresora del sistema nerviosos central destinado a disminuir o eliminar los síntomas de ansiedad sin producir sedación o sueño”

Podríamos mencionar las moléculas más usadas, como lorazepan o similares, pero estamos hablando de las marcas comerciales: Orfidal, Lexatin, Trankimazin, Valium o  Transilium; que ya nos suenan bastante más.

Parece claro que es un tipo de medicamento de mucho uso y, posiblemente, de bastante uso inadecuado y receta fácil, cuyo consumo puede que sea exagerado en las sociedades modernas y que en ocasiones podría ser sustituido por una actitud vital más sana y valiente. (Ver Nota 2).

El poema

El hallazgo fundamental del poema es su punto de vista. Con el primer verso: «Soy un ansiolítico»,  nos encontramos con que el narrador es el propio tranquilizante. Es decir, quien cuenta el poema podría ser, digamos el Lexatin. Ello procura una atmósfera extraña a todo el poema; lo que nos sumerge en una escenario bastante  irreal,  pero que es, también, muy verosímil. Ciertamente, los comprimidos no hablan pero: ¿quien puede hablar mejor de un objeto que el objeto mismo?

 

A continuación se mencionan diversas situaciones o ámbitos  en que «funcionan» los ansiolíticos: la casa, la oficina los exámenes y tribunales. Se presenta, a la vez, el modo de funcionamiento que es diverso: actúan, hacen efecto, se presentan, asisten…; finalizando con una bellísima imagen de los dolores del alma o de la mente que contribuye a reparar:

«Reparo tacitas rotas» (Ver Nota 3).

La primera estrofa finaliza con un con un elogio de lo fácil y cómodo que resulta su aplicación:  «No tienes más que ingerirme/ … / con un sorbo de agua basta».

La segunda estrofa profundiza en esas grietas producidas en la mente y que el ansiolítico narrador restaura: desgracias, malas noticias, injusticias y hasta:  «llenar de luz el vacío de Dios».  Después,  se llega a los poderosos versos centrales:

¿A qué esperas?,
confía en la piedad química.

A partir de este punto, el poema da un giro, la amabilidad se desvanece y el ansiolítico reclama una entrega total:  “Dame tu abismo, lo acolcharé de sueño / … / Véndeme tu alma”. Estamos, pues,  ante un nuevo Mefisto, al parecer, el único en estos tiempos:

No te saldrá otro comprador.
No existe ningún otro diablo.

¡Ay,   este tranquilizante que aparece como un demonio que nos tienta para que lo tomemos!

Notas

1. He manejado dos versiones en castellano de  Prospecto. Está en primer lugar la realizada por  Abel A. Murcia y, en segundo lugar, la realizada por Ana María Moix y Jerry Wojciech Slavomirski en la recopilación Paisaje con grano de arena de Ed. Lumen, 1997, que es la que se ha incluido en poesía y ciencia.

2. En este sentido, parece que en España consumimos mucho ansiolítico. Su consumo  ha aumentado en España un 57% en 12 años. Tomamos este tipo de fármacos 4 veces más que en Alemania. Ver la noticia El consumo de ansiolíticos se dispara en España de OCU, (10 de febrero de 2016)

3. Volviendo de nuevo a las traducciones querría resaltar que este verso me parece más logrado en la versión de Abel A. Murcia que lo traduce como: “pego cuidadosamente las tazas rotas”. Entre las dos traducciones hay algunos versos que resultan con sentidos bastante diferentes. Así, los versos “Todavía eres un hombre/ una mujer joven, / debes seguir en la brecha”; en la versión de  Abel A. Murcia se convierten en “Eres todavía un hombre (una mujer) joven, / deberías sentar la cabeza de algún modo”. Igualmente, hay otros dos versos que ofrecen también sentidos distintos, “… me estarás para siempre agradecido / agradecida / por las patas sobre las que caer de patas”  de la traducción de Moix y Wojciech es en la otra versión: “… me estarás agradecido (agradecida) / por haber caído de pies.”, más corto y, quizás, más elegante pero que no es lo mismo.

Debo confesar que en mi elección lo que más ha pesado es que en la versión de Moix y Wojcieh, “tranquilizante” es sustituido por “ansiolítico”, palabra que me gusta casi tanto como le gustaba “esternocleidomastoideo” al niño del cuento.

 

 

 

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